viernes, 13 de diciembre de 2019

Comienza la campaña de aceituna..., y ya nada es como antes.

Por su interés publico como entrada este comentario.
Un cooperativista 

Ha empezado la recolección: ya rugen las vareadoras mecánicas, cual almas en pena, por esas quebradas serranas repletas de olivos. Toda la parafernalia se ha puesto en marcha: panaderos que madrugan para llevar el pan caliente a las tiendas que proveen del avío necesario; bares que calientan los gaznates jornaleros con aguardiente o coñac; hombres y mujeres que esperan en los lugares de encuentro, con sus talegas al hombro, que lleguen a recogerlos; “todoterrenos” con sus carros portando la jerga y la maquinaria redentora; coches y furgonetas que transportan a cuadrillas, enfundadas en chalecos y gorros de lana; trasiego de tractores a horas tempranas intentando retirar de tajos lejanos las faldetas del día anterior; abuelos y abuelas que acercan a sus nietos a la escuela para que las madres puedan tener el imprescindible jornal.

Vendrán días de briega, de trabajo para el que quiera trabajar; de corrillos de rumanos o de africanos, animando el habitual desolado paisaje urbano marmolejeño a la caída de la tarde. Pero no todo será faenar: habrá también un rato para la charla en esos olivares centenarios, entre la hora de la escarcha y la caída de la tarde en que el relente gélido vuelve a inundar los campos de sosiego, aunque seguramente ya no fluirán en estos días parejas de novios como antaño, porque en el campo apenas si quedan jóvenes.

A las dos del mediodía la merienda en el suelo, sobre un faldeta, para comer y charlar sin tanto ruido de máquinas ; y después la cabezá sobre los troncos retorcidos de los olivos que seguramente plantaron, sin saberlo, los tatarabuelos de algún avezado aceitunero de esos pocos que quedan del país. !Quien se lo diría a aquellos primeros olivareros!

No hay tampoco mujeres tiradas por los suelos rebuscando las aceitunas con un transistor en el regazo escuchando la novela mientras llenan las esportillas; ni hombres que provoquen aquel chasquido lejano de varas de castaño cuando atizaban con sumo arte las ramas de los olivos; tampoco estará el viejo de la limpia; ni muchas cosas más que el frenético progreso ha enterrado para siempre.

Eso sí la realidad es tozuda y un año más se repite la historia de los “precios por los suelos” y lo dicho: !A los olivos hay que ponerle dinero!. Aunque habrá quien siga creyendo en ellos y se esmerará, como cada año, para que no les falte de na. Que es peor no tener “ni pa el aceite” al año siguiente.

!Ya oigo vareadoras, hijo, en la Capitanía, en la Fresnadilla, en la Cuna, y en los Miñones, y ya ha pasado Carruchero con su cuadrilla multiétnica!. !Ve sacando los conduces que pronto vamos a empezar!.


7 comentarios:

  1. Que el aceite no valga, no es una fatalidad enviada por los dioses, como podría suponer cualquier agricultor hace unos cientos de años, esta ruina tiene nombres y apellidos. Los nombres d elos que la sufrimos y los nombres de los que la provocan. El pueblo la sufre y los políticos la provocan, porque no protegen los precios y los productos y por ende a los agricultores y sus familias; solo se rotegen a sí mismos, sus sillones, sus sueldazos y sus buenas relacciones con los grandes comerciales que se llevan toda la plusvalía del aceite, la huerta..., y e pueblo a joderse ya bailar. Y luego..., qué bonitas están las calles en las fiestas. Nos insultan acompañanda nuestra miseria con luminarias, cohetes y papelillos.
    Ya se verá por donde sale esto.

    ResponderEliminar
  2. La ruina del olivar, y del campo en gneral, es un tema muy serio. Cuestión de supervivencia para la sociedad y cultura andaluza, pero en este caso hablamos de la marmolejeña.
    La solución o soluciones tienen que venir de la mano de los agricultores. Nosotros somos los que sufrimos en primera persona, sin olvidar a nuestras familias, la falta de cosecha, los bajos precios, las malas condiciones y problemáticaque rodea el día a día, la dureza del trabajo y la vida en precario que cada año va a peor.
    Los políticos no comen del precio del aceite, ni de los tomates, la huerta, o los algodones, ni les va, ni les vien el precio de la alfalfa o si hay agua para regar, o si los pozos se están quedando secos. Los políticos viven y comen de camelarnos cada cuatro años, de que parezca que van a hacer algo algún día, y que ese algo lo dejen siempre para otra ocasión. Elos ponen la mano todos los meses y cobran religiosamente.
    Los agricultores no. Y va llegando la hora de poner remedio por nosostros mismos. Hay que buscar salida. JUntarnos, hablar, buscar ayuda, cambiar muchas cosas, porque si hasta la presente estamos como estamos es que algo o mucho de lo que hacemos no funciona. A ver como lo hacemos. No es fácil, porque esta ruina que tenemos es la suma de muchos problemas y hay demasiadas piedras en el camino. Se aceptan ideas.
    Pero y a que estamos en esto, No estaría mal que el próximo alcalde que haya en Marmolejo, y lo hago extensivo a todos los pueblos agricolas, sea alguien a quien le duela el campo, lo conozca, lo entienda y se dasviva por buscar soluciones. Sería bueno para variar.

    ResponderEliminar
  3. NECESITAMOS LA TIERRA.17 de diciembre de 2019, 11:25

    Estamos cogiendo la aceituna a sabiendas de que vamos bajo precio de coste de producción. Esto no tiene sentido, ni se le ve salida. La realidad es que nos hemos dormido a base de la comodidad de las subvenciones y no hemos puesto la atención en el producto. Ahora es tarde, hay miles de hectareas de nueva plantación en otras provincias y paises, mucho más mrcanizadas y que aguantan los bajos precios con solvencia. De hecho esta es una de las pricipales razones de que los precios del aceite estén por los suelos.
    Las cooperativas de producción de aceite, para entendernos, los molinos, que venden al por mayor, compitiendo a la baja y tarde, flaco favor hacen a los cooperativistas. Pero no saben hacer otra cosa.
    Nos hemos dormido, y la situación actual real es de emergencia. Estamos en medio de una profunda crisis del olivar tradicional. Esto no es una mala racha, esto es que vivimos un momento histórico en el que tenenmos que adaptarnos, cambiar, inventarnos algo, evolucionar o morir. El olivar, tal y como lo conocemos y lo hemos conocido es un lastre que nos hunde en la miseria, que nos hace emigrar, que está cambiando la forma de vida de los pueblos y que revlama a gritos una solución. Llamemosla como queramos, reconversión, renovación, replanteamiento, readaptación...
    Quizás sea el momento de plantearse la viavilidad del monocultivo y diversificar. Quizás haya que seleccionar los mejores terrenos y poner en valor la disponibilidad real de agua para replantear el olivar que podemos sostener y las diferentes alternativas que puedan acompañarlo, como frutales, pistacho, hierbas medicinales o aromáticas... No lo sé. Pero si estoy seguro de que necesitamos ayuda, propuestas, organización, tiempo y tener muy claro que hay que hacer algo urgente.
    Pienso que ya que tenemos cooperativas habría que proponerse en readaptaras a los nuevos tiempos y necesidades, si es posible, y empezar ya a hacer gestiones, reuniones y buscar apoyos y ayudas. Lo malo que tienen el campo es que todo va siempre demasiado despacio, y los problemas que afloran ahora tienen su inicio hace veinte años. Vamos claramente veinte años tarde. Por lo que no podemos permitirnos perder tiempo, Para mañana será más tarde aún.
    No es fácil. Hay que romper moldes y barreras, prejuicios y malas prácticas. Hay que apreder a colaborar, por pura necesidad, porque si nos dedicamos a dar palos de ciego individualmente, tardaremos el triple de tiempo, será diez veces más caro y será mucho más dificil que no se queden muchos atrás `por el camino.
    Que nadie lo dude, esto que pasa es una reforma agraria al revés. Las tierras caen, los olivos no valesn y la gente se desafecta del campo. Lo que terminará siendo una oportunidad para que las grandes fortunas comiencen a concentrar grandes latifundios, En Marmolejo hay una buena repartición de la tierra, excepto dos o tres grandes fincasm el resto está muy repartido. Es perentorio que nuestras cosechas valgan y generen riqueza que nos proporcione el bienestar y apego a la tierra que necesitamos y que nos da equilibrio y seguridad.
    Hablemos y busquemos soluciones.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Una de las principales soluciones hubiera sido extender el riego por goteo a un sin fin de pequeñas y medianas explotaciones del término municipal. No se entiende que en otras comarcas andaluzas, con menos recursos acuíferos y fluviales que Marmolejo, hayan instituido comunidades de regantes luchadoras que mantienen a salvo las cosechas con una buena gestión del agua. Aquí disponemos de tres rios importantes y del macroacuífero del Guadalquivir (es decir: nos sobra agua), y sin embargo seguimos lamentándonos absurdamente, un año tras otro, cuando las lluvias se hacen esperar. El individualismo y la desconfianza en el otro, está claro que nos pierde. Así nunca levantaremos cabeza.

      Eliminar
    2. Tenemos una Granja Escuela donde se han formado algún gran técnico en riegos que ha desarrollado proyectos líderes en diferentes paises. En Marmolejo se entiende de regadíos y hay técnicos que también sobresalen en gestión agropecuaria. Pero tenemos una maldición, y es que se fomenta la desconfianza en un cooperativismo poco eficáz y menos atractivo y se alimenta tanto el individualismo como la economía sumergida e incluso el rechazo a cualquier iniciativa que suponga poner en riesgo la forma de vida que promueve el partido único, que es dependiente, humilde, precaria, falta de iniciativas y enfocada al sometimiento. Aquí hay que pedir permiso para sacar los pies del tiesto, y el que se desmarca lo hunden. Lástima.

      Eliminar
  4. Ahora, con la que está callendo, veremos a ver si se han realizado trabajos de limpieza de acequias, limpieza del Salado y a ver como se gestiona la cantidad de agua que llega y que en breve llegará. Dicen que lo peor está por venir.

    ResponderEliminar
  5. Es un desastre, lo único que el Psoe, con todo un delegado de agricultura de la Diputación, llevaba en el programa electoral para mejorar el campo en Marmolejo era arreglar los caminos, y punto. Pues bien, los caminos con las últimas lluvias se han puesto peor de lo mal que estaban, porque no habían hecho casi nada en muchos de ellos. El concejal de caminos lleva tiempo desaparecido, los demás también, alcalde incluido. Estamos en plena campaña de aceituna y hay sitios, bastantes, campiña, cuna... que no se puede entrar a los olivares. Y lo único de que se preocupan los inútiles es de salir en prensa diciendo que el balneario, no se ha inundado, con cien litros escasos que han caido. ¿Y LOS CAMINOS, PARA CUANDO? Para el verano, o para antes de las próximas elecciones. Vamos a ver si despavilamos, que hay que coger la poca aceituna que hay para malvenderla. Ni para eso valen, estamos en precario y encima nos toca lidiar con estos incompetentes, muy bien pagados y que no dan cuentas a nadie. Desde luego Marmolejo no tiene remedio, ven que estamos en las últimas y van a rematarnos. Gracias, por nada, señoritos del Psoe.

    ResponderEliminar

La libertad y el respeto son repelentes contra el fascismo. Ejercita este principio compartiendo tu opinión, hablando se entiende la gente.
El administrador de este blog no se responsabiliza de los comentarios a las entradas y no permitirá insultos ni injurias a personas o instituciones, borrando los comentarios no respetuosos.