martes, 14 de julio de 2020

Lo mala que es la envidia.

Juan Carlos I "el republicano"

Ahora mismo, en España, se puede asegurar sin la menor duda que no hay nadie más republicano que el monarca emérito y su trupe de saltimbanquis económicos y morales. Nadie está haciendo más por la Tercera República; ole sus cojones!!!

En esa casa, tan real como la vida misma, siempre han comido de lo que el pater familiae aportaba, de su jornal de currito al servicio de los diferentes pagadores que ha tenido. Como cualquier hijo de vecino, el titular de las facturas, ha ido cambiando de empresa, siempre en pos de la razonable premisa de procurar trabajar para el que mejor pague. Eso lo hace todo el mundo, quién no quiere prosperar?

Su historia no se diferencia tanto de la de muchos inmigrantes. Llegó del extranjero, de ascendencia francesa y nacido en Roma, con lo puesto, con una mano delante y otra detrás, como tantos, dispuesto a buscarse las habichuelas trabajando, con un contrato a prueba como principe, para un señor que lo había hecho venir con la promesa de un contrato del que podría vivir como un rey.

Tendemos a creer que todos los inmigrantes son de condición y familia humilde, y eso es un tópico como una catedral, no son tan raros los extranjeros que aseguran provenir de estirpes reales, más o menos caidas en desgracia.

El caso es que nuestro joven inmigrante, separado de su familia, fué educado en las leyes, costumbres e idiosincrasia del régimen por su empleador hasta que estuvo preparado para no llevarle nunca la contraria, e incluso ser su mejor y más aventajado sirviente, defensor y lacayo. El contrato lo firmó por dos reales, que no lo sacaron de la miseria, jurando los Principios Fundamentales del Movimiento, amén de obediencia y lealtad eternas.

Lo dura que es la vida del inmigrante. Pobre. Y lo que le quedaba por pasar. Con el tiempo, a la muerte del amo, pasó olimpicamente del movimiento, para apuntarse a otras movidas. Fué ascendido a jefazo supremo y empezó a cobrar decentemente, pero a esas alturas, y habiendo aprendido en sus carnes  aquello de que "el jefe es el jefe", y entendiendo que no hay nada más democrático que el justo reparto de la riqueza, pues empezó a trabajar en favor de la Democracia con un fervor desconocido hasta el momento....

... y después de muchos años, comisiones, tocotocs, negocios, favores, amistades, y una vida de abnegada búsqueda del arca perdida..., ahora, jubilado y con unos añitos que no le han tratado demasiado bien, se ve envuelto en unos dimes y diretes, es unas tonterías de unos milloncejos que iban y venían, en unas cosillas del negocio de la marroquinería, sección de maletines, y algunas tonterías del sector del turismo, con habladurías de viajes muy productivos, cuando todo el mundo sabe que cuando se viaja, se procura llevar un poquito de dinero de más, por si acaso hay imprevistos.

En este país lo que tenemos es mucho envidioso que no puede soportar que un inmigrante haya triunfado, que haya sido capáz de hacer fortuna, de que haya colocado a su hijo, nuy bien colocado en el negocio familiar y que su familia viva como marqueses y reyes. La envidia que es muy mala.

Menos mal que los partidos políticos de derechas, PP, Psoe, Cs y Vox estan ahí para partirse la cara con quien sea por defender a su rey y para asegurarle larga vida a la monarquía. A fin de cuentas, qué ha hecho este hombre y su familia que no se esté viendo todos los días en la política de este país, en las comunidades y los pueblos, desde los cargos más altos a los concejalillos menos llamativos.

Es la marca de la casa, Spain is different y tenemos nuestras cosilla..., nada que los medios de comunicación no puedan arreglar, por un precio módico.

 Lo que no dicen, es que los curritos estamos hasta las narices, de la gestión partidista de la epidemia, de la incomptencia de los políticos, de sus caprichos y de sus mentiras, meteduras de pata y rollos patateros. Los políticos, andan blindados y los funcionarios detrás, así ya pueden vivir como viven, del carajo en su propio mundo de yupi, en medio de un país que se siente solo, abandonado y en el precipicio, con un futuro negro, acojonados y despreciados. La tele acojonando y mintiendo, los políticos con el teatrillo, desollándose unos a otros, para crispar al personal y que las aguas bajen siempre revueltas..., y los funcionarios, como siempre, al que le toca, hace lo que puede, y el que puede, no hace nada, porque le toca. Y de oca a oca.

No sé como se pueden hacer unas elecciones, si o si, en medio de una pandemia. Como se puede  obligar a la gente a presidir mesas. Como se puede liar a las personas para que acudan a los colegios electorales..., mientras políticos y funcionarios están desaparecidos por si el virus les confunde con un pringao y les ataca.

Julio Anguita, en alguna ocasión, habló de España como un estado fallido. Hoy se hubiera llevado las manos a la cabeza, esto es la cueva de ali baba, del primero al último..., y el pueblo, enmedio creyendo todavía en los reyes magos.

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