sábado, 13 de junio de 2020

Marmolejo: mentiras, mugre y privilegios

 Un pueblo dócil y manipulable es una ganga.

Dicen, que no hay más verdad, que todo es mentira. En los tiempos que corren, cuando disfrutamos de una tecnología accesible hasta niveles impensables, hace solo unos años, domina una desinformación brutal, interesada y dirigida. Y esta es la única certeza a la que podemos agarrarnos.


Los números del COVID-19 son una prueba palpable, un galimatías, un laberinto y una vergüenza. En Marmolejo no pueden ser menos. Las autoridades políticas municipales callan y otorgan mientras hacen mutis por el foro. Los vecinos corren de una fuente de información a otra bebiendo lo que les dan, desconfiando de todas y haciendo ciencia del boca a boca, del rumor y del último que llega.

Aquí, si se consulta a la Junta de Andalucía, nos dice que hasta ayer, 12/06/20, solo contamos con 11 incidencias, entre las que se cuentan dos fallecimientos. Si se consultan otras fuentes, hasta el día 02/06/20, se habla de 4 fallecidos, 32 curados y un número indeterminado de casos activos. Todo un despropósito, sin duda alguna calculado, un río revuelto donde a los vecinos se nos pone cara de truchas o barbos, y a los políticos se les pone una sonrisa de oreja a oreja de pescadores que no dan abastos. En cualquier caso una vergüenza.

Pero no pasa nada, nunca pasa nada, el sistema está diseñado para ello; o al menos, a estos señoritos, a los que alimentan el engaño, no les pasa nunca nada. Son impasibles y están convencidos de que son impunes, que la plebe ignorante, engañada, empobrecida y despistada, no tiene la capacidad de reacción, organización y lucha que se requeriría para enfrentarse a una telaraña de mentiras tan bien urdida, rentabilizada y blindada. Al populacho da gusto controlarlo, sobre todo, en nombre de la izquierda, es dócil, maleable y puerilmente cándido.

Los VIPs del Ayuntamiento de Marmolejo, que no paran de retratarse, viven solo por y para la propaganda, a falta de trabajo efectivo, de resultados palpables y de gestión positiva, solo les queda la foto, la pose y la charada. El otro día se dedicaron a hacer un paripé, un teatrillo a la puerta de la Iglesia, para escenificar el rito de las alfombras, en "petit comité", como forma de marcar la diferencia, un alarde de la élite que rentabiliza el folklore religioso popular y sus privilegios. Vergüenza ajena pasaron los que los vieron retratarse, manoseando y desvirtuando lo que es, por derecho y definición acervo religioso cultural del pueblo que ellos aprovecharon para marcarse un tanto y sacar rendimiento publicitario. Desgaraciado el pueblo que tiene que aguantar a personajillos ambiciosos, vanidosos, egoistas y manipuladores.


Si quieren ganarse el sueldo, más les valía darse una vuelta por el pueblo y el polígono y quitar una poca de basura. No casa ir de limpio, siempre con el traje puesto, y pasar por al lado de la porquería mirando para otro sitio. El Polígono Industrial está que da pena verlo. Como todo. Las fotos adjuntas están tomadas con varios días de diferencia; lo que demuestra que la tarjeta de presentación, para los que visitan nuestro polígono industral, es que somos unos guarros recalcitrantes y no escarmentamos, que la basura es nuestra divisa.

Yo no puedo estar de acuerdo. Evidentemente los que son unos guarros son los que no gestionan, nuestros gobernantes, los que se hacen llamar socialistas; ya sea por desidia, incompetencia, por no vigilar, por no trabajar, porque no pintan nada y la limpieza están en otras manos, o porque se la trae al pairo. El caso es que, como siempre, los que estamos jodidos somos los marmolejeños. Ellos ni se enteran, viven como dios y no les sopla nadie la oreja. Eso no es socialismo, es chulería.

Sin salir del polígono, hay motivos para preguntarse por lo que pueda pasar por la cabeza de nuestros gobernantes. Viendo lo visto, nada bueno.

Hay una plazoleta, un jardín, en el polígono que es propiedad municipal, pública, de todos, y  hay una placa que lo certifica. Sin embargo, se publicita como el "jardín" de un negocio privado,  y está diariamente cerrada al público, solo se abre para dar beneficio a este establecimiento. No tiene ni pies ni cabeza. No se me ocurre que ninguna de las plazoletas y jardines de Marmolejo, que utiliza la hostelería, se pongan a nombre de los negocios que montan las terrazas, y por supuesto, a nadie se le ocurre que se cierren al público las plazoletas y queden solo para uso y disfrute de los bares.

Para empezar, es un trato especialmente sospechoso esta deferencia de poner el patrimonio público en exclusividad para el beneficio de un particular. Nunca he visto, ni yo, ni nadie, a los vecinos que andan por la zona entrar a disfrutar de ese espacio de todos. Pero lo que si es normal y frecuente, es ver como las puertas de la plazoleta solo se abren cada vez que el empresario hace caja, es entonces, y solo entonces, cuando la gente pisa el susodicho "parque municipal". Una vergüenza, otra vergüenza, y una alegalidad con el permiso de la autoridad. Si fuera alguien mal pensado se hablaría de ilegalidad consentida, favores raros, o similar, o peor.



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