lunes, 30 de marzo de 2020

Una mattina... Una mañana nos levantamos con esto,

 ...y la respuesta es la lucha, cueste lo que cueste.




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 Vivimos una epidemia mundial, una pandemia, como si fuera, que lo es, una guerra. La situación global es, por desconocida e inusual, escepcionalmente interesante para su estudio. Estoy seguro de que estudiosos de diferentes disciplinas, medicina, economía, sociología, industria, transporte, logística...,  y a todos los niveles, privados, empreariales, universitarios y gubernamentales, están inmersos elaborando sus particulares teorías, y tomando cantidades ingentes de datos, que luego revisarán concienzudamente.

Las causas, mecanismos de expansión, comportamiento, efectos y letalidad, latencia, control y cura, recaidas y medidas complementarias posteriores a la cura..., son algunas de las interrogantes que hay que afrontar. Pero también idiosincrasia de la expansión en cada territorio, país o continente, recorrido, tiempos y vías de infección, comportamiento de las poblaciones y los dirigentes políticos, efectos sobre los diferentes sistemas sanitarios y el tejido económico e industrial, la recuperción, parámetros culturales y sicosociales ante la epidemia y las consecuencias a todos los niveles..., seguro que son motivo de estudio pormenorizado. Solo sabemos que somos conejillos de indias accidentales e involuntarios (como siempre).

Entre medias, los hijos de vecino, el pueblo en general y sin excepciones, pagamos el pato de una crisis sanitaria sin parangón, fortuita o no, que se complica o alivia con nuestros errores y aciertos y los de los técnicos y políticos. Y lo estamos pagando con la vida, la enfermedad y la ruina económica. Además, aún no se sabe como va a afectar todo esto a nuestrro futuro y nuestro modo de vida. No sabemos si va a haber un antes y un después muy diferentes, si se va a aprovechar la coyuntura para sacar una lección positiva para el conjunto de la sociedad. Tampoco sabemos si la vuelta a la "normalidad" será complicada, o si ni siquiera esa "normalidad" a la que pretendemos volver, sea la misma que teníamos antes, otra mejorada, o una mucho peor, dios no lo quiera.

Hay quien piensa en clave de oportunidad histórica para diseñar un mundo nuevo, con prámetros de justicia social y reparto de la riqueza mucho más solidarios y humanistas. También hay quien piensa que, como siempre, esta será una historia de vencedores y vencidos y , como siempre, los de siempre pagarán el pato. Pero no seamos cenizos. Muchos coinciden que después de una catrátrofe global, como las guerras  mundiales del siglo pasado, suelen darse periodos de cierta bonanza que aligeran la carga negativa. No sabemos que es lo que va a pasar, solo sabemos lo que está pasando, que es muy duro y que no nos va a dejar impasibles, ni indiferentes, ni insensibilizados.

Prefiero pensar que si esta oportunidad saca lo mejor de nosotros mismos y somos capaces de hacernos valer frente a las injusticias y errores del pasado, puede amanecer de entre las sombras un nuevo día de esperanza y fraterniudad. Si por el contrario esta crisis va a traer una serie de nuevas formas de terrorismo pandémico virulento, si hay gente que a esto le saque beneficios y los gobiernos no salen fortalecidos frente a las empresas sin escrúpulos, que dios nos pille confesados.

Salud y suerte.



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