domingo, 18 de noviembre de 2012

Y en este despertar a la verdadera Democracia Real y Participativa, Marmolejo no puede, no debe quedarse atrás, lo haremos a nuestra manera, pero no llegaremos tarde a la cita, ya hemos perdido demasiado tiempo.

Hay que reconstruir Marmolejo después del tsunami socialista de represión, latrocinio e intolerancia, y estamos en ello, todos los ciudadanos, sin temor ya ni dudas.

La Democracia es patrimonio del Pueblo Soberano, por eso mismo no es solo votar cada cuatro años, ni estar en perpetuo acoso y derribo del político de turno, ni en constante estado de resignación, queja y lamentación sobre la realidad social, ni estar al servicio de quien haya ganado las elecciones, la Democracia no es algo quieto y prefijado, estricto y sometido a rígidas reglas de juego que la encorsetan y no la dejan respirar. La Democracia es tan cambiante y dinámica como el pueblo en que se sustenta, se construye cada día, es acción popular ante cada adversidad, en definitiva está controlada por y al servicio del pueblo y no de los políticos.

Lo malo es que hasta ahora no lo hemos percibido así. Los políticos parecen formar una élite dominante cuyos errores sufrimos directamente en nuestras vidas, en nuestro entorno, en nuestro presente y futuro, omnipotentes e inamovibles. Esto, por lógica, no es así, el pueblo se está dando cuenta y quiere recuperar lo que nunca debió de perder, su soberanía, cueste lo que cueste  y caiga quien caiga, lo contrario es andar hacia la exclavitud.

Nos quejamos de que no hay mecanismo de control democrático, que no hay Democracia Real y que estamos condenados a vivir como una suerte de súbditos resignados a la nimiedad de nuestro voto y la fatalidad de que las cosas no cambian nunca a mejor, detrás de un político malo, suele venir otro peor, reduciendo la vida democrática a la contemplación apática y desidiosa de un bipartidismo sin fisuras que agota cualquier esperanza de democracia directa, silenciada por una democracia representativa que, hoy en día, solo representa los intereses de los banqueros y no los del pueblo.

Mal andamos, los vecinos, la gente, el pueblo, los electores, los ciudadanos... llamennos como quieran, somos el motor,  la fuente y la madre de este sistema de gobierno, que ha llevado a una élite de avispados trepas a los puestos de responsabilidad, para que desde ellos e irresponsablemente nos roben la esencia, la clave, la sustancia última de la Democracia, el gobierno del Pueblo y para el Pueblo. Por decirlo en otras palabras, no han echado de nuestra casa.

Un puñado de crápulas nos tienen convencidos de que, por nuestro bien, ellos han de llevar las riendas de la sociedad, sin limitaciones, siempre a su servicio, con carta blanca para hacer y deshacer en nuestro nombre, pero en su beneficio, instalados en mayorías absolutas que solo garantizan corrupción absoluta y con la ventaja de que, una vez pasados los cuatro años de legislatura salen siempre airosos, con un salvoconducto de impunidad por mala gestión, dejando la ruina para el pueblo llevándose calentito lo que hayan podido distraer durante años de manipulación de cuentas y manejar un río de dineros sin control alguno.

Hablo, por ejemplo, de los político de Marmolejo llamados socialistas, como los de la Junta de Andalucía, un mal que por extendido (PPsoe) no es menos dañino ni preocupante. Estos, aquí y durante veinticuatro años, representaron la antidemocracia, plagando de corruptelas el sistema y viciando los mecanismos de funcionamiento municipal, politizando cada centímetro del municipio e intentándolo con cada vecino. Todo un crimen, un execrable y maldito secuestro contra un pueblo al que se le ha privado de los derechos democráticos más básicos, de su identidad y, durante muchos años, de una oportunidad de normalización democrática.

Hoy solo cabe enderezar el rumbo y habilitar todos los mecanismos para que el pueblo coja por derecho lo que siempre ha sido suyo, la Soberanía, la esencia dela Democracia, la participación y el protagonismo absoluto y diario, en todo lo que le concierne y en todo cuanto le rodea. Hoy el Pueblo de Marmolejo está disfrutando de una tranquilidad bien merecida, de una oportunidad que ya tocaba tener, la de poder comprobar que se vive mejor sin cadenas. Hay que reconstruir Marmolejo después de este tsunami de represión, latrocinio e intolerancia, y estamos en ello, todos los ciudadanos, sin temor ya ni dudas. Por ahora los nubarrones del enfrentamiento siguen ahí y seguirán mientras haya nostálgicos del régimen, concejales y dirigentes socialistas, que vivieron las vacas gordas, prometiendo a los incautos que los van a quitar de trabajar y los van a poner a comer del pueblo, o que les van a dar tanto y cuanto, o que van a putear tanto y cuanto, cuando vuelvan, a todo el que se permite vivir sin ellos, sus mentiras y perversiones. Aún así las aguas están tranquilas y la esperanza viva. Una vez que se llega a la fuente de la convivencia y la libertad, de la responsabilidad y la participación,  después de pasar el desierto de la represión y el fanatismo, ya no quedan ganas de volver atrás, ya no hay quien quiera más de lo mismo, que le den a los fascinerosos del capullo, la rosa y la cara dura como el hormigón armado.

En toda España el Pueblo está despertando, no se lo que se tardará en coger las riendas de su destino, en conseguir implantar la democracia real, pero esto ya no tiene tampoco vuelta atrás. Es cuestión de tiempo. Y en este despertar a la verdadera Democracia Real y Participativa Marmolejo no puede y no debe quedarse atrás, lo haremos a nuestra manera, pero no llegaremos tarde a la cita, ya hemos perdido demasiado tiempo.

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