jueves, 13 de enero de 2011

Los que sufrimos estamos solos ante la Crisis y los Poderosos, y nadie va a venir a incitar a la movilización.

¿Por qué no nos movilizamos?

Paco Roda
Rebelión


Suena raro, a pasado sin redimir, a recuerdos enmarcados en las nebulosas de las barricadas, a eslóganes de naftalina y a octavillas cuarteadas por el tiempo. Movilizarse y combatir en tiempos de crisis, incertidumbres y vacíos cuesta. Por desaliento, por acomodación o por pura desconfianza. O por todo a la vez. Pero aun así, con la que está cayendo ¿Por qué no nos movilizamos? Todo el mundo parece coincidir en la incidencia brutal de la crisis sobre la vida cotidiana de la gente. Yo tengo mis dudas. No es que dude de la realidad de la crisis, ni de su impacto sobre las familias. Dudo que la crisis sea tan general como se dice. Porque creo que esta crisis es selectiva y enormemente clasista. Vamos, que afecta a unos más que a otros. Y desgraciadamente, esos otros, solo la sufren, no hablan, no se expresan, viven en un limbo mediático sin eco alguno y lo que es peor, no tienen mecanismos de movilización ni apoyos ideológicos que los represente ni empuje hacia las barricadas contra este desierto de lo real y contra la perenne legitimación del actual estado del mundo.

Y es que la gente a pie de obra, la que se encuentra en los bares, en los centros de trabajo, en los patios de vecindad, en la sala de espera del médico; se pregunta una y otra vez por qué nadie se rebela, nadie se moviliza más allá de la protesta políticamente correcta. Hay, a mi parecer, varias razones que, sin pretender sentar cátedra, explican esta inmovilidad, esta contención, este silencio acomodaticio.

Hay una casta privilegiada y numerosa de ciudadanos blindados ante la crisis. Sus pecunios y sus estabilidades laborales no dependen de la fluctuación económica, porque sus ingresos –generalmente sujetos a contratos muy protegidos- provienen de corporaciones, administraciones, empresas, lobbys, grupos mediáticos y de poder muy asentados. Son la clase media y media alta representada por la clase política, el alto funcionariado sindical, la gran mayoría de la academia universitaria, los intelectuales pesebristas, los creadores de ideas, los cuadros empresariales medios y altos, el funcionariado de altas escalas, los cargos de confianza, la alta dirección y otros grupos ligados a las vanguardias empresariales de alto voltaje. No esperéis lectores nada de ellos. Su seguridad a medio y largo plazo está blindada porque están instalados en el garantismo vitalicio en el que nunca pasa nada. Y ellos no van a incitarnos a nada. Leer entero.

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