Nos encontramos ante circunstancias excepcionalmente favorables. Tanto Zapatero como el propio PSOE se encuentran en una situación de descrédito comparable con la que supuso el fin del felipismo, el dogma neoliberal se resquebraja, la economía sigue en caída libre con el paro en valores de desastre, el PP se reboza en su propia corrupción, la gente acumula indignación ante medidas que entiende injustas. Ante todo esto IU, el partido que naturalmente debería canalizar buena parte de este descontento, consigue una triste expectativa de crecimiento del 3%. Donde otros ven un éxito yo no puedo menos que constatar nuestra incapacidad de convencer a una parte relevante del electorado que nos permitiera de momento poner en cuestión mínimamente el poder del omnipotente bipartidismo.
Por encima de los muchos errores que se nos puedan achacar a todos como organización, creo que debemos ser conscientes de que luchamos con algo mucho menos tangible que se ha constituido en nuestro mayor enemigo. Tenemos a nuestras espaldas decenios de propaganda que ha ido calando en el subsconsciente de la gente haciendo extremadamente dificil cualquier cambio. Es una combinación de mensajes complementarios que se constituyen en una maraña de falacias de las que la mayoría parece incapaz de escapar y que yo resumiría en tres puntos:
El PP y el PSOE son partidos opuestos que representan las dos posibles alternativas de actuación política. En todo en lo que ambos coinciden simplemente no existe alternativa.
Todos los políticos son iguales. La corrupción y el incumplimiento...
Recuerdo el derrumbe con estrépito del felipismo y el subidón de IU en el 93. La situación podría repetirse gracias a la disolución del PSOE de ZP.
ResponderEliminarY eso pese a los esfuerzos por no cambiar la ley electoral.