jueves, 24 de marzo de 2011

Ahora a ver quien es el guapo que aguanta tanta agua. Pero ahora a lucir palmito, luego vendrán los dolores de cabeza a más de uno. ¿ Os imagináis desviando dinero, en vez de para trabajo, para pagar el posible defícit?

El tiempo dirá en lo que va a quedar la inversión de la piscina, mientras, que la disfruten los vecinos, que para eso se ha hecho y se ha anunciado la inminente apertura. Por lo demás, no quisiéramos ver como, en el camino, se convierte en otro agujero negro de la administración municipal o en su defecto sirva para arruinar a incautos emprendedores que, mal aconsejados y sin calcular debidamente los riesgos, se lancen a una aventura empresarial incierta, que está fallando en muchos municipios, y se vean avocados al desastre. Aunque nos gustaría equivocarnos y que la piscina cubierta fuera una realidad solvente y ampliamente disfrutada por la mayoría de los vecinos, ojalá.


El negocio de las piscinas municipales hace agua

La carrera emprendida por los ayuntamientos valencianos para construir piscinas municipales ha acabado con la asfixia económica de numerosos consistorios que, lejos de ver amortizada su inversión, se ven sumergidos en alcanzar una nueva meta: no haber tirado el dinero al agua. Se buscan fórmulas para que funcionen sin cerrar.
05:30




El negocio de las piscinas municipales hace agua V. GAMIR
LEVANTE-EMV VALENCIA ­La competitividad alcanzada por los municipios valencianos para conseguir una piscina propia, más grande y mejor que la del municipio vecino, le ha salido cara a más de un ayuntamiento que se lanzó al agua sin estudios previos de viabilidad. Hoy, algunos se encuentran con la disparatada situación de tener que afirmar que sus vecinos «no se bañan en invierno», como lamenta el alcalde de Benigànim. Desde la búsqueda de nuevas fórmulas para rescatarlas del hundimiento económico a la invención de nuevos sistemas para ahorrar en el recibo de la luz, pasando por la mancomunación de servicios, todo vale para ponerlas a flote.


VALENCIA


Infraestructuras demandadas pero... ¿rentables?


La ciudad de Valencia (800.000 habitantes) cuenta con 14 piscinas cubiertas que en el último año han registrado tres millones de usos, 15.000 más que en 2009. Están en las instalaciones deportivas del Carmen, Trafalgar, Ayora, Orriols, Torrefiel, Benimàmet, la Petxina, Abastos, Marxalenes, Patraix, Rambleta, Fuente de San Luis, Natzaret y la Piscina Valencia. El ayuntamiento tiene en proyecto otras tres en Malilla, Nou Moles y las naves de la Cros. «Las piscinas cubiertas son unas instalaciones muy demandadas por los vecinos, pero a la hora construirlas hay que valorar los ratios de rentabilidad», explica el concejal de Deportes de Valencia, Cristobal Grau. «Son muy caras de hacer y de mantener y para que funcionen debe haber un potencial de usuarios». «Sin un mínimo de población de 30.000 habitantes son instalaciones deficitarias».


L´HORTA


Cada municipio con su piscina


Junto a dos colegios de educación primaria y en la zona más cercana de Mislata al parque de Cabecera se levanta desde hace nueve años un bloque de hormigón enorme destinado a ser algún día la segunda piscina cubierta municipal de la localidad. En el caso de Silla, la piscina municipal cubierta se construyó pero la empresa que la gestionaba decidió abandonar tras llegar a un acuerdo con el ayuntamiento. Aunque el consistorio asegura que la finalización del contrato se debió a las deficiencias en la gestión que denunciaron los usuarios, la firma justificó en su día que no le resultaba rentable ocuparse de la piscina. Rentable o no, actualmente otra empresa ya se ocupa de la gestión pero es el ayuntamiento el que se hace cargo del mantenimiento. Hay otros municipios aprovechan que los pueblos vecinos no tienen piscina cubierta para captar a sus habitantes. Es el caso de Rafelbunyol, al que acuden bañistas de Massamagrell o Museros. En mayo, el ayuntamiento de Albuixech y el de Emperador firmaron un convenio para que los habitantes del segundo municipio pudieran disfrutar de la piscina del primero. Y es que, tal como señalaba el alcalde de Rocafort el pasado verano, en estos tiempos de crisis parece un crimen que su pueblo y los dos vecinos (Burjassot y Godella) tengan cada uno su piscina cubierta pese a que sus términos municipales apenas están separados por una calle.


LA MARINA ALTA


Problemas de viabilidad y tarifas elevadas


De proyectos reivindicados como necesarios a pozos sin fondo. Los ayuntamientos de la Marina Alta ensayan fórmulas para evitar que sus flamantes piscinas climatizadas se conviertan en una ruina. Cada piscina es un caso. Y así, mientras el consistorio de Pego se ha visto forzado a rescatar la concesión e intenta ahora hacer viable económicamente este servicio, en Dénia, la empresa Aquàlia aplica en la nueva piscina unas tarifas (el baño libre cuesta seis euros) que son con diferencia las más caras de la comarca. Benissa y Teulada han dado con la solución más novedosa. En su acuerdo para compartir servicios y abaratar gastos, han incluido la piscina climatizada de Benissa, que fue la primera pública que se puso en marcha en la Marina Alta. «Consorciar» esta infraestructura puede facilitar mucho que sea viable al contar con más posibles usuarios; además, las empresas que las explotan evitan el camino fácil de subir las tarifas. Así pues, el único municipio importante de la Marina Alta que sigue sin piscina climatizada es Xàbia, que espera desde hace un lustro que el Consell cumpla el compromiso de construirla (la inversión prevista era de 5 millones de euros). Benitatxell, que es limítrofe de Xàbia, pese a tener 4.400 habitantes, sí que tiene esta infraestructura. Mientras, Ondara, con 6.500 vecinos, también tiene piscina climatizada. En este caso, son numerosos los dianenses que prefieren desplazarse porque las tarifas son más baratas (el baño libre cuesta dos euros) que las de su recién estrenada piscina.


REQUENA


De piscina olímpica a una al uso


Durante años, la piscina de Requena, construida en pleno franquismo con aportaciones económicas de los vecinos o con horas de trabajo personal, fue un orgullo para los requenenses. Sencillamente era algo «enorme», con palancas y trampolines para salto olímpico —720 metros cuadrados de superficie y una profundidad que superaba los 5 metros en algunos lugares. La piscina podía almacenar más de 200.000 metros cúbicos de agua y se suministraba de uno de los abundantes manantiales que fertilizaban la huerta del río Magro. Se cloraba poco y se renovaba mucho el agua; de modo que su funcionamiento se asemajaba al de una balsa de riego. Sin embargo, con el paso de los años, el manantial decayó y Sanidad se volvió mucho más exigente en los controles. Había que tomar agua de la red municipal, clorarla … Demasiado dinero y un futuro insostenible. La solución adoptada fue renunciar a la plataforma de saltos y reducir la profundidad de la piscina. El ahorro estimado de consumo de agua es de un 30% en el llenado de la piscina, a lo que hay que sumar lo que se ha dejado de perder adicionalmente tras arreglar las conducciones.


LA RIBERA


El gasto se dispara y se busca captar nuevos usuarios


En la comarca de la Ribera el caso más alarmante es el de Alginet, donde se ha conocido que el consistorio municipal ha gastado 571.000 euros en mantenimiento en los últimos cinco años. Se trata de un centro acuático preparado para 200 personas, con un vaso de 33 metros, cuando lo normal son 25. Ya en su momento costó más de 800.000 euros. Entre 2004 y 2009, la piscina alginetina acumuló un déficit para las arcas públicas que superó los 100.000 euros de media al año. Pero si hay comunidades autónomas donde se prohibe la construcción de piscinas en municipios con menos de 15.000 habitantes (se invita a mancomunar los servicios), Guadassuar es un buen ejemplo de que en territorio valenciano no existe dicho control. Este municipio ribereño cuenta con poco más de seis mil vecinos y los encargados de la gestión de la piscina se han visto obligados a iniciar una importante campaña de captación de usuarios para no agudizar las pérdidas. El contrapunto lo encontramos en Carcaixent, donde las autoridades realizaron un estudio previo para analizar las necesidades de la localidad. La piscina municipal empezó a ser rentable económicamente desde el primer año.


LA COSTERA


Mucho gasto y escasa rentabilidad


Las dos únicas piscinas cubiertas públicas de la Costera, la Canal y la Vall d´Albaida, la de Ontinyent y Benigànim, han sido siempre un contratiempo económico para los ayuntamientos. El caso más paradigmático se da en Benigànim, un municipio de 6.500 habitantes, que destina en torno a los 50.000 euros anuales al mantenimiento de la instalación. Su alcalde, Juan Puchades, del PP, reconoce que la piscina les produce un agujero en las cuentas que «insoportable para una población como la nuestra. Está claro que no queremos ganar dinero, pero tampoco que nos genere tantas pérdidas». Puchades cuenta que se intentó que una empresa llevara la gestión, «pero estuvieron un tiempo y marchó corriendo. Cómo lo verían que hasta dejaron perder los 3.000 euros de fianza que depositaron». El alcalde de Benigànim decidió reducir el horario para recortar gastos: «Tenemos 10 personas, entre recepción, socorristas y monitores. Cuesta mucho dinero mantener esta piscina, entre otras cosas, porque aquí la mayoría de la gente no tiene costumbre de bañarse en invierno». Puchades dice que «cuando se acabe el dinero, tendremos que plantearnos el cierre», pronostica. La de Ontinyent, gestionada por una empresa privada, no ha dejado de dar problemas estructurales desde que se inauguró de manera precipitada en 2001. Las obras de mejora de las instalaciones se han sucedido en el tiempo, a lo que hay que añadir el dinero que se ha tenido que compensar al concesionario por las pérdidas, se calcula que con las últimas aportaciones el desembolso puede superar los 200.000 euros.


CAMP DE MORVEDRE


Una excepción que goza de buena salud


Las piscinas en el Camp de Morvedre gozan de buena salud a la vista del número de usuarios y de las no pocas listas de espera que existen para la amplia oferta de actividades existente. Claro que otra cosa es que después las cuentas cuadren en los equilibrios entre los ingresos y gastos. El caso de Sagunt es ilustrativo. La ciudad dispone tres piscinas cubiertas, la última de las cuales apenas lleva un par de años de funcionamiento tras un sobrecoste en su construcción que se acercó al millón de euros. No obstante, el elevado gasto de mantenimiento hace que con el cobro por las tasas apenas se sufrague el 20% de los costes. Sin embargo, la afluencia de usuarios es enorme dado que, además del baño libre, acogen multitud de cursos, clases para todos los escolares de segundo a cuarto de primaria así como actividades de los clubes de natación y waterpolo. Por eso no es extraño que siempre rocen el completo, cuando no se genera una lista de espera. Este motivo ha llevado al ayuntamiento de Sagunt en el último año a buscar fórmulas con las que afrontar este déficit.
El hecho que de que en la nueva piscina descubierta se haya optado por la privatización de la gestión, hizo temer a los trabajadores que el gobierno del PP optara por la misma alternativa para las cubiertas, lo que provocó una fuerte contestación sindical.


CASTELLÓ


La crisis también ha afectado a la piscina


La Piscina Provincial de Castelló ha reducido en 250 el número de abonados durante este ejercicio respecto al año pasado y en total la cifra se sitúa en 3.400 usuarios. «Hemos tardado en notar la crisis, ya que el abono es un gasto menor, pero en los últimos meses se ha empezado a detectar una bajada de abonados», afirmó el director de la Piscina Provincial, Jaime Català. El principal problema al que se enfrenta la concesionaria es el pago de la inversión realizada hace dos años para ampliar las instalaciones. El proyecto fue financiado con más de un millón de euros por la Diputación Provincial, propietaria de la piscina, mientras la empresa concesionaria aportó 800.000 euros.


Ador calienta la caldera con restos de la poda


En la Safor hay seis piscinas climatizadas en funcionamiento. Tres en Gandia y una en Oliva, Xeraco y Ador. En Tavernes de la Valldigna se espera poder abrir esta instalación después de Navidad. En Gandia, los técnicos que gestionan la Fundació Esportiva señalaron que las piscinas, con miles de usuarios cada día tienen un déficit aproximado de 80.000 euros al año, cantidad que abona el consistorio para ofrecer un servicio del que se aprovechan vecinos de otros municipios. En Oliva el déficit de explotación es mucho mayor, alcanzando los cerca de 230.000 euros, según estima el ayuntamiento, que acaba de adjudicar a una nueva empresa la gestión de ese centro deportivo. Ador, un municipio de 1.500 habitantes, ha sido el último en incorporarse a la nómina de los que disponen de piscinas climatizadas en la Safor. La instalación abrió el pasado mes de octubre y el sistema para calentar el agua y el ambiente es pionero.

3 comentarios:

  1. No sería yo el que me quedara con este negocio. Que tenga cuidado el que vaya a hacerlo, vaya ser que se tenga que comer los puños...

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  2. Valla u pedazo de ARTICULO, el tiempo sera testigo de lo que decir y os dara la razon por ejemplo

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  3. Mal vamos si a la ruina que tenemos se le suman proyectos ruinosos, que por añadidura no han traido trabajo al pueblo.
    Pero ahora para gestionarla y arruinarse, seguro que si se acuerda de algún marmolejeño.

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