lunes, 7 de marzo de 2011

Ha llegado la hora de sacudirse el miedo, que tome nota el dómine de Marmolejo.

Dominar en su acepción más tiránica significa tener poder sobre personas o cosas, o sea, someter, domeñar, domar, avasallar, rendir, subyugar, tiranizar, vencer, violentar y oprimir. Y la única forma de conseguir ese dominio y mantenerlo en el tiempo, no es otra sino mediante el imperio del miedo.

Mantener en el pueblo la percepción de alerta y angustia ante la presencia de un peligro real o imaginario, hace que la sensación de poder del déspota se multiplique, mientras mengua el valor del avasallado ciudadano que teme contrariar a un régulo en cuyo escudo de armas florece la leyenda: "NI OLVIDO, NI PERDONO".

La especialidad de la casa, y me refiero a la Casa Grande de Marmolejo, lejos de ser el servicio al ciudadano, se centra en su control, clasificación y modelado. Allí se seleccionan los que pueden ser útiles a la causa del autócrata y se determina el tratamiento a seguir para sacar el mayor rendimiento político con el menor coste económico y en molestias para la guardia pretoriana o Equipo de Gobierno, y los que no tienen aprovechamiento posible, los que no leen, los que se señalan, simplemente sirven a la causa como chivos expiatorios y se les echa a los leones del paro,  los perros de la denuncia, la amenaza y el abandono para ejemplo y escarnio ante la ciudadanía y mayor gloria del líder.

Así pues la jugada es perfecta, o lo fue durante mucho tiempo, pero algo está fallando en los últimos años. El acomodamiento en el poder, la táctica de rodearse de compañeros de viaje de medio pelo, que tienden a la holgazanería, aunque no aspiren nada más que a agradar a su señor, la ley del mínimo esfuerzo llevada hasta su máximas consecuencias, han dado lugar que al juntar incapacidad y somnolencia, se haya optado por lo más fácil y rápido,  que es instaurar  la Ley del Miedo como modus operandi de gobierno habitual en Marmolejo.

Tener al personal temeroso, sale muy barato ya que no se controla dándole prebendas, trabajo o favores, sino con todo lo contrario, no dando nada, no haciendo nada, pero haciendo temer al vecino perder lo poco que tiene o quedar marcado de por vida. Cuando están las cosas tan difíciles, tan malas como ahora, cualquier gesto de bondad sería bien recibido, no digamos ya si se administrara correctamente, pero también, y esto lo sabe perfectamente quien califica a sus vecinos de fascistas, cualquier gesto contrario que complique aún más la vida al maltrecho ciudadano es una maldición en la que no se puede caer.

A la luz de estos candiles, con esta forma de llevar adelante una administración local, no es de extrañar que el personal mire de reojo al ayuntamiento. Los padres de familia, parados o con muy pocas perspectivas, sensibilizados, o más bien escaldados, con las prácticas hacer restallar un látigo ejemplarizante,  voraz y hambriento de morder carne desleal, se preguntan si están incluidos en alguna de las listas negras que sirven de referencia a los dadores de favores (que no administradores) del torpe gobierno local.

Muchos se acuerdan de que no firmaron aquella vergonzosa lista de la Dehesilla, no aceptando que nadie fuera a su casa a amenazar con que si su nombre, su DNI y su firma no estaban a favor del alcalde y del "progreso", formarían parte a una lista aparte de agravio personal al tirano. Otros miran con angustia si entre sus amistades, familia, compañeros de trabajo o simples conocidos con los que se coincide a menudo, alguien pertenece a algún partido político que no sea el del PENSAMIENTO ÚNICO, el del líder, en cuyo caso se pasa a engrosar otro inventario de sospechosos a los que se les niega el agua y la sal. Pero también están los que simplemente hablan donde no deben de política y son escuchados por alguno de los oídos adiestrados y afectos al régimen, o simplemente los que intentan asociarse para defender sus intereses sin la bendición de la autoridad, luego quedan los que no demuestran pureza de sangre socialista hasta la tercera generación, además de todos los que, militando en el partido del poder, amenazan con hacer sombra al invicto simplemente por tener más vergüenza, más estudios o más coraje que él y/o no se dejan amedrentar y manipular.

Llegados a este punto, solo queda una esperanza para el PUEBLO, y es el mismo PUEBLO que está despertando del letargo del miedo. Se empieza a respirar otro aire en Marmolejo y cada día que pasa más vecinos abren los ojos y se dan cuenta que romper las cadenas y liberarse de la condena del totalitarismo y el temor, no es ninguna utopía, que debe de haber otra forma de vida más amable, sin una Espada de Damocles continuamente sobre la cabeza en forma de amenaza municipal. Cada día más personas empiezan a soñar con un Marmolejo diferente y les resulta agradable la idea de desprenderse del Pecado Original que tenemos todos los marmolejeños al nacer, que es deberle pleitesía a un señor cuasi feudal y estar bajo su tiranía so pena de ser declarados parias y ser objeto de sus iras.



Ha llegado la hora de que caiga en las urnas este monumento al totalitarismo y sobre todo ha llegado la hora de que el pueblo sea soberano y participe en el día a día de la gestión pública de Marmolejo, colaborando en la elaboración de presupuestos y proponiendo soluciones al paro y la crisis, de que la presencia de los vecinos en el ayuntamiento sea constante, gozosa y necesaria, de que entre un soplo de aire fresco y democrático que barra el tufo a miedo que se ha incrustado en cada rincón de esta nuestra casa, que es el Ayuntamiento, ese Templo a la Democracia y Escuela de Libertades que debiera de ser.

Por supuesto hacemos una llamada y tendemos la mano a esos que sufren la ambición desmedida de su compañero de partido, conscientes de que en la caída de cualquier dictador juegan un papel primordial aquellos que una vez confiaron en él y lo apoyaron y que con el tiempo se han dado cuenta de que el cariz de la situación y la realidad a la que se ha llegado, dista mucho de los planes y promesas primeras y que la ilusión de los primeros tiempos se ha ido tornando en decepción interna a la par de que el aumento de poder del líder se ha hecho casi imparable. Cuando deja de haber un partido para concentrarse en una sola persona, con un séquito reducido, es que ha llegado la hora de resetear, de volver al principio e intentarlo de nuevo. En cualquier caso, es indudable que OTRO MARMOLEJO ES POSIBLE y entre todos podemos y debemos conseguirlo, por nosotros y por los que vienen detrás, por salud democrática y por lealtad in memoriam de los que tanto dieron por la vuelta de la Democracia a su pueblo, muchos de ellos, verdaderos socialistas. Salud, valor y perseverancia.

2 comentarios:

  1. Pregonao, cada día te superas.

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  2. Es verdad, ha llegado la hora de votar sin miedo,ha llegado la hora de dejar de tener que enseñar la papeleta para que llegue a los oidos del que manda, de que temer las consecuencias de la libertad y ejercerla, de que se vaya el dictador y los que lo apoyan, ya es hora de plantarse.
    Pero hay que tener en cuenta que no se puede hacer una tortilla sin romper algunos huevos y que el individuo este prefiere ver al pueblo en llamas antes que bajarse del sillón. Ya casi se ha cargado al psoe de Marmolejo y al pueblo le queda muy poco para conseguirlo. NO LO CONSINTAMOS.

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