viernes, 25 de mayo de 2012

La calidad de la educación y los niveles de pobreza se retroalimentan

La pobreza infantil y la escuela pública

Albert Sales i Campos
Rebelión


2.200.000 niños y niñas en situación de pobreza en España según UNICEF. Dejando de lado, si es que es posible, las consideraciones morales asociadas, la pobreza infantil constituye un problema social de primera magnitud debido a las consecuencias individuales en las personas que la padecen y a la repercusión que tiene sobre la cohesión social. Las sociedades capitalistas legitiman las desigualdades sociales a través del mérito y de la igualdad de oportunidades. Es decir, asumiendo que todas y todos disfrutamos de una posición de salida similar garantizada por la educación pública y unos servicios básicos, disfrutará de mayor riqueza aquel o aquella que más talento tenga y que más trabaje. Ya es discutible que entre el grueso de la sociedad "normalizada" se cumpla el principio de igualdad de oportunidades, pero la existencia de la pobreza y la exclusión social entre los niños evidencia, sin lugar a discusión, que hay personas que parten con desventajas sociales evidentes ya desde el nacimiento.

No es muy habitual que los decisores políticos tomen en consideración estudios empíricos que procedan de disciplina social alguna que no sea la economía, pero si alguno de ellos tuviera la tentación de recuperar las conclusiones de la investigación sociológica de los últimos 10 años sobre educación y exclusión social en la infancia se daría cuenta de lo absurdo de considerar la educación o los servicios sociales un gasto.

La evidencia empírica señala que la posición socioeconómica de las familias, medida en función del nivel de ingresos y de las credenciales educativas de padre y madre, mantiene una asociación significativa con el rendimiento académico de los niños y con el riesgo de abandono escolar. Se hace muy complicado determinar hasta qué punto la relación se debe a la transmisión de actitudes y valores de la familia los niños y niñas o de las tensiones derivadas de las penurias de la escasez económica. En cualquier caso, hay estudios que confirman que una alimentación deficiente influye en el desarrollo cognitivo y en el rendimiento escolar de los niños, y otros que muestran que en el caso de que una familia tenga sus miembros en edad de trabajar en la el paro, la percepción de una prestación por parte de la seguridad social tiene una influencia estadísticamente significativa en la prevención del fracaso escolar. Los déficits educativos tienen una relación muy estrecha con la estructura de oportunidades laborales de las personas y el fracaso escolar es una variable muy relevante para explicar la pobreza y la exclusión a la vida adulta. Leer entero.

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