El Rubicón del Socialismo Marmolejeño.

El cristobismo sin Cristóbal.

No se trata de echar leña al fuego, sino más bien de todo lo contrario, de pasar página.

Ningún régimen personalista del mundo, ha superado la prueba cuando ha faltado el líder. Cristóbal solo ha habido uno y habrá solo uno en la historia de Marmolejo. Es irrepetible, inimitable e irreemplazable en el organigrama de su propia autocracia, con él se acaba una época y una forma de hacer la política en nuestro pueblo, querer simplemente sustituirle para seguir con la misma fórmula, aunque sea para alargar en el tiempo la agonía de la sucesión, es imposible e impensable y creo que contraproducente.

Entiendo, que las muestras de fanatismo en el culto al compañero desaparecido y la incitación a las lealtades inquebrantables post mortem, que desde algún sector se ha evidenciado estos días, son producto del duelo y del lógico dolor por tan sensible pérdida para algunos, más que un movimiento, poco reflexivo o interesado, del socialismo Marmolejeño por crear un martir de emergencia y al huso, que mantenga las filas en disposición favorable para trabajarlas de cara a movimientos sucesorios inminentes o que piensen que la actual sensibilización social es aprovechable políticamente. Que no se engañe nadie intentando estirar esta coyuntura y rentabilizarla para crear un icono de culto, precisamente porque no es creíble que los que hasta hace dos días no podían verle, hoy quieran administrar o gestionar su memoria y hacerle un santuario desde el que reconstruir su imagen a beneficio del oficiante propagandista que tenga la exclusiva. Nadie por morirse pasa a la santidad y aquí nos conocemos todos, un poco de respeto no vendría mal, que descanse en paz, pero de verdad.

El proceso está abierto, es ley de vida que cuando se crea un hueco en las filas, automáticamente se active el mecanismo para taparlo. Pero, en este caso, no hay que reemplazar una simple pieza del tablero de juego, lo que ha desaparecido es toda una pared maestra, el muro de carga principal de la casa de socialismo marmolejeño en los últimos veintimuchos años, lo que se les viene encima no es un chapuz, ni una obra menor de parcheo, es la oportunidad de rediseñar todo, es empezar de cero, es aprovechar la necesidad de una obra nueva con todo lo que conlleva en cuanto a sanear, arreglar, prever, ampliar, reforzar, redistribuir, abrir puertas y ventanas, elegir con cuidado materiales, reciclar e innovar, de aplicar nuevas técnicas y enfoques sobre unos sólidos cimientos, que me consta que los hay, para obtener un nuevo edificio del que estar orgullosos tanto los socialistas como el resto del pueblo. En sus manos está y nunca mejor que ahora.

Estoy seguro que para afrontar este reto van a acudir muchos voluntarios, antiguos y nuevos socialistas, que la argamasa que se va a utilizar va a ser el diálogo, para variar, que los planos irán en clave participativa y democrática, que los arquitectos van a dirigir colegiadamente la obra y que el resultado será indefectiblemente mejor que le edificio antiguo. Cualquier comienzo, siempre ilusiona, pero no siempre la garantía de empezar de cero ha sido tan real y el futuro tan prometedor, ¡ánimo!, y aunque sé que no todo va a ser un camino de rosas, soy razonablemente optimista. Otra cosa es la papeleta que le queda en el Ayuntamiento al grupo municipal socialista, tendrá que responder a muchas cuestiones nada claras y nada propicias para el optimismo, pero que solo son las inevitables consecuencias de sus actos, la factura que religiosamente ha de llegar por los excesos y la mala gestión, nada es gratuito.

Yo no conocía personalmente a nuestro ex alcalde, no crucé con él mas de tres palabras y creo recordar que fue a finales de los años ochenta, nunca tuve ni quise la suerte de pertenecer a ninguno de los siete círculos que le rodeaban, aunque, fuera del alcance del trato personal, es público y notorio que desde hace un tiempo he seguido con interés su evolución política, o mejor dicho, los efectos de su actuaciones en el ejercicio de su cargo como alcalde, los plenos y apariciones públicas, intentando siempre analizar al político apartándome escrupulosamente de su vida personal o familiar, lo que creo haber conseguido. Lo mismo puedo decir de Manolo o cualquiera de sus compañeros/as. Ahora, una vez pasado el testigo en lo institucional, es el momento de pasar página y asumir responsabilidades, de pedir cuentas en otras puertas y de cambiar el enfoque y la perspectiva.

Va a ser muy interesante ver como evolucionan los acontecimientos. Hasta ahora parecía que el baile solo afectaba a la principal figura de la oposición, interesaba que esto pareciera un duelo personal entre viejos enemigos políticos, ahora, por estos giros caprichosos del destino, se esfuma la cortina de humo y queda reflejada la realidad en sus simples términos; que todos y cada uno de los que tuvieron responsabilidades de gobierno y presuntamente cometieron algún delito o falta en el ejercicio de las mismas, tendrán que responder por ello. Eso es así en Marmolejo y en cualquier pueblo de cualquier país civilizado, no nos estamos inventando nada.

Sería lamentable que la mejor estrategia que puedan presentar es agarrarse a la memoria del compañero e intentar manipularla y manosearla para escurrir el bulto teniéndolo en boca de unos y otros para que los nombres de otros no luzcan a la hora de pedirles responsabilidades. Espero no tener que ver eso. Un saludo.