El Gobierno lo tiene claro, hasta 2015 seguirá aumentando el paro, ¿y tú, lo tienes claro?, porque yo si, es la hora de la Rebelión.
En Marmolejo se ha acabado la fiesta, la Romería y el 1º de Mayo, en la primera, la multitud se ha concentrado al rededor de un icono religioso, tanto en el pueblo, como luego en mitad de Sierra Morena, soportando las inclemencias del tiempo y haciendo un esfuerzo económico, ya solo plantar una tienda de campaña costaba 20 euros, y una plaza en una carreta rondaba los 150 euros, aunque hay peñas que no han bajado de los 250 euros por socio..., la segunda festividad, la del trabajo, ha sido al rededor de los emblemas políticos y sindicales; altavoces, pancartas y banderas han ocupado parte de la mañana de miles de manifestantes en decenas de ciudades pidiendo por sus derechos sociales y laborales.
Lo que es una paradoja y una ironía es que siendo dos escenarios tan diferentes la mayoría de las personas, en ambos casos, han ido pidiendo por encontrar trabajo, por salir de la espiral de ruina que nos amenaza: unos a su Virgen, intimamente, rezando al verla pasar entre la lluvia o en el camarín, poniendo su devoción y su fe en ello, y otros, lo han gritado a la sociedad y a los políticos, exigiéndolo como un derecho innegable, básico y sobre todo urgente.
Estos días, como desde hace demasiado tiempo, muchas personas, millares han salido de su casa con un solo pensamiento y un solo deseo, superar el bache tan malo que estamos pasando y entrar en una etapa de normalidad suficiente como para volver a sentirse útiles a la sociedad, ciudadanos dignos , hilos necesarios del tejido social y productivo, en definitiva sentirse orgullosos de su papel en esta sociedad, pero eso hoy por hoy es solo un sueño, y desgraciadamente se nos dice que está lejano, muy lejano.
Lejano porque nos anuncian que hasta 2015 no empezaremos a levantar cabeza, y porque no está nada claro el como y cuando empezará a mermar esta desesperante bolsa de desempleo o si quedará durante años un paro resignado y residual de millones de personas. Lo que si está claro es que los primeros objetivos son disminuir por ley el déficit de las administraciones públicas; ayuntamientos, comunidades autónomas y el mismo Estado, se afanan en "ahorrar miles de millones de euros" a base de no gastar, no invertir, recortar puestos de trabajo, recortar derechos sociales y aumentar todo tipo de tasas e impuestos.
Y yo me pregunto, ¿esto donde nos deja a los ciudadanos? ¿en qué lugar de la carrera por derrotar al desempleo nos sitúan estas medidas, que solo hacen aumentar el número de parados y ya nos advierten que será así durante años? ¿Alguien puede responder a estas simples preguntas? ¿Donde está la luz del final del túnel? ¿Qué tenemos que hacer los ciudadanos para que esto se recupere, además de pagar religiosamente los impuestos y acatar las leyes del Gobierno? ¿Qué tenemos que hacer cuando ya no queda nada? ¿Qué ganamos con no poder mandar a estudiar a nuestros hijos a las universidades? ¿Que futuro les espera si no hay trabajo y no hay opción a estudiar?
Ya, sin subir las tasas académicas, hay muchas familias que no pueden desplazar a otra ciudad a sus hijos para que estudien. ¿Es verdad que esta es una generación perdida? ¿Qué podemos hacer los padres, sin recursos e impotentes, si ya es una guerra casi perdida mantener la vivienda y poner un plato en la mesa? ¿Qué futuro nos espera a todos?
La experiencia demuestra que cuando se tapan todas las salidas, solo hay tres opciones; o rendirse y someterse, como el ganado en el matadero esperando su hora, o saltarse las tapias, las normas y correr a salvarse cada cual a su manera, desertar de la sociedad y sus leyes, con trapicheos y extraperlo, como sucede con la economía sumergida, y allá cada cual, o embestir, rebelarse y luchar con todas las fuerzas posibles por cambiar el sistema que tanto nos oprime y atenaza, entonces la REBELIÓN es imparable.
Rebelión contra la corrupción y contra los salvadores de la patria, beatos, mercaderes y mezquinos, rebelión contra el sistema que pone a las personas en el último lugar de las prioridades, rebelión contra los que nos oprimen y exprimen, bancos, mercados y políticos egoístas, corruptos y mentirosos, rebelión contra el conformismo y la fatalidad, rebelión contra la ignorancia y la manipulación, rebelión contra la utilización sectaria de una Constitución, que ni representa ni garantiza los derechos y las libertades básicas como el acceso al trabajo o a la vivienda, que ni arropa ni atiende a los ciudadanos en sus inquietudes, sus capacidades y necesidades vitales, rebelión contra todo en lo que nos hemos convertido persiguiendo un sueño y que hoy es una pesadilla de millones de personas que vamos camino de ser los descamisados españoles del siglo XXI, rebelión para encontrar un futuro en el que quepamos todos, al contrario de lo que se está preparando ahora, y eso solo se consigue luchando sin dar ni un paso atrás.
O nos rebelamos contra el sistema o seguimos rezando arrodillados para que encontrar un trabajo. Tal y como están las cosas, ha llegado la hora de pensar seriamente en la Revolución como una alternativa real, necesaria e inevitable.
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