Recuerdos del Balneario, lo único que nos queda.

Ha llegado hasta nosotros el testimonio de un seguidor del Pregonao, un vecino que ha conocido los buenos tiempos del Balneario escuchando el relato nostálgico y entrañable de su madre. A traves de sus ojos ha podido ver aquellos cuidados jardines cuajados de flores y surcados por veredas caprichosas y sombreadas, complices de paseos inolvidables y hoy, ellas mismas en el olvido. Para este amigo no hay justificación posible que explique el estado de deterioro en el que se encuentra lo que un día fue orgullo de un pueblo y hoy solo es un peligro

Cuando mi madre me decía, que los domingos era una jornada de paseo, en el cual la gente iba paseando al Balneario de Marmolejo, yo me reía y me burlaba de ella diciéndole, que vaya forma de divertirse tenían. Luego ella proseguía con su historia, y yo que apenas tenía 15 años, me metía en su piel.

Me decía: "hijo cuando llegábamos a las escalinatas, todo un grupo de amigas, donde estaba Juana, Luisa, Pilar, Loli, María y muchas más, lo primero que hacíamos era bajar los primeros escalones y frenar, ya que detrás venían tú padre y sus amigotes, y cuando llegaban a nuestra altura, ya empezaba a acercarse a mí, y ya empezábamos un viaje por nuestro país de las maravillas."

"Luego, hijo, seguidamente nos adentrábamos en el camino que llevaba al parque, que estaba siempre lleno de flores, y de una vegetación llena de vida y que a la vez nos servía para separarnos del grupo. Y nos sentábamos en un banco, a comentar todo lo que nos había sucedido esa mañana o el día de antes"

" Tu padre, me invitaba a un refresco, y había gente que se montaba en los mulos que alquilaban gente del pueblo, sobretodo forasteros"

" Era precioso el domingo que echábamos"

"Cuando llevábamos un buen rato, siempre llegaba mi amiga Anita, que en aquellos años estaba sola, y nos metíamos en las galerías para beber una poca de agua, y estaba siempre lleno de gente. Después de beber el agua, nos asomábamos al balcón para ver el río pasar por el puente"

" Y de vuelta a casa, volvíamos por aquellos parajes tan preciosos"

Hoy los olvidados caminos cubiertos de maleza, salteados de basuras o neumáticos, quedan lejos de aquellos esplendores y de los vecinos de Marmolejo. La escalinata, en ruina, amenaza con caerse o lo que es peor, con provocar un accidente a penas algún imprudente pise donde no debe.

Hoy, las historias del Balneario se escriben sobre amianto, abandono, escombros, promesas incumplidas y últimamente sobre el oportunismo mediático de unas riadas que están causando cuantiosísimos daños materiales en toda la vega marmolejeña y la oportunidad de pinges beneficios propagandísticos y políticos para quien menos escrúpulos tiene.

Se ha perdido la foresta, ademas del espíritu y la memoria, sepultandola bajo cristal, acero y hormigón en un intento por desterrar la imagen del romántico explendor de antaño y, como en casi todo en este nuestro pueblo, empezar de cero pero sin ideas, sin propuestas y sin medios aunque nos quieran hacer ver lo contrario. A los resultados me remito.

No podemos por menos que felicitanos y agradecer al mismo tiempo haber podido participar de tan entrañable relato de aquellos tiempos y sentir un puntito de envidia sana por no poder experimentarlos en primera persona.

Gracias a nuestro amigo y a su madre por hacernos pasear una vez más por nuestro querido Balneario, hemos pisado sus caminos y disfrutado de sus bancos y agradables rincones, llegando, porqué no, a sentir el murmullo del arroyo o el incesante trinar de los pajaros. Una vez más gracias.