viernes, 23 de abril de 2010

No hay mal que por bien no venga.

Cuando mañana pasen las carretas, con los peregrinos camino de Valdeleches, La Cabrera, el Jándula y , finalmente, el Santuario, verán a su paso por el puente del Guadalquivir, dos cosas.

El río más limpio que hemos tenido en muchos años, en cuanto a calidad del agua, y el Balneario destrozado. Un solitario operario, ha estado adecentando, minimamente, la galería y poco más. Esperemos que no dure mucho en este estado.

El que fuera proyecto estrella, en la pasada legislatura, del grupo socialista en el poder y que luego se abandonó inmerso en medio de requerimientos legales derivados de las obras, pasa ahora una de sus horas más bajas. Y seguramente tardaremos un tiempo en verlo en plenitud de funciones, aunque , bien mirado, ya llevábamos muchos años esperando lo mismo, y sin que hicieran falta varias riadas y meses de temporal. Visto de esta manera, resignación no nos falta, acostumbrados a esperar estamos, ya que hemos aprendido a la fuerza, y puede que el empujón definitivo, que los políticos locales no veían la forma de propinar, hayan encontrado la financiación anhelada y la forma de darlo con las ayudas por el temporal.
No hay bien que por mal no venga.







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