Putear al Pueblo no es el camino para llegar a ningún sitio
Señores cristobistas, la ruina de Marmolejo, son ustedes, su corrupción, incompetencia, lujuria y voracidad respecto a lo público
Es complejo el mundo del sociópata, triste y solitario el camino que tiene que recorrer, pero más triste aún es contemplar como todos sus esfuerzos van encaminados a demostrar feacientemente que él, o ellos, pueden agredir a una sociedad, por la que se sienten rechazados, y focalizar todo el odio y la frustración contra ella. El cristobismo no perdona al pueblo de Marmolejo que lo pusiera en la puñetera calle, que lo lanzara de una vez del Ayuntamiento, y por ende, que lo sentara en el banquillo de los acusados en los diferentes casos judiciales que tienen abiertos por corrupción, por perderse los dineros y contra la Administración Pública.
El cristobismo está que se sale, está que revienta, y cree que la mejor manera de golpear al pueblo es torpedear la administración local y atacar a los que prestan servicios. Así como cuando se asedia a un castillo se procura que la población pase penurias y se cortan los suministros más necesarios, de la misma manera, el PPsoe de Marmolejo procura amargar la vida de los vecinos, haciendo lo posible e imposible para que no puedan acceder a los servicios más básicos y necesarios para la normalidad.. Creen que se puede lastrar, aún más, a la sociedad marmolejeña, ya exageradamente perjudicada por sus incompetencias, corrupciones, malas gestiones, fribolidades y sus caprichos, más propio de señoritos de cortijo que de gestores municipales.
En Marmolejo, las dos derechas fácticas, la caciquil, seudosocialista y abiertamente fascinerosa, y la tradicional, dura, rancia y nostálgica, están dando el espectáculo más bochornoso que se pueda contemplar en la política actual, tanto que, ya está trascendiendo los límites del sentido común y de las reglas del juego democrático. Su "estrategia política" se sitúa entre lo tercermundista, lo esperpéntico, lo insultante, lo friki y lo barriobajero.
El Psoe, que acaba de inventar el republicanismo monárquico, es un experto en tirar la piedra y esconder la mano; el problema viene cuando se les escapan las cosas de las manos, cuando lo que se pierden no son cuatro duros, sino millones de euros, cuando las deudas e impagados de los socialistas no son tres pesetas, sino muchos millones de euros y cuando lo que está en juego no es a ver quién paga las copas en sus juergas, que también, sino el comer de los marmolejeños, de cientos de familias y la ruina total de Marmolejo.
Aquí ya no hay en donde esconderse, el estropicio no se puede disimular, el agujero no hay quién lo camufle ni la derrota tiene vuelta atrás, pero como la estupidez de los actuales prohombres del PPsoe local no tiene límites, todavía piensan en aquello de que metiendo fuego, quemando la casa común se borrarán las huellas del delito, creen que derribando lo construido por los vecinos con tantas fatigas, que machacando la débil estabilidad económica que mantiene en pie los servicios públicos municipales, destruyendo la convivencia y sepultando los avances de estos tres últimos años; al pueblo, al que creen ignorante y sin memoria, no le quedará más remedio que ponerse en manos de unos u otros, de los presuntos corruptos o las derechas acérrimas para que ejerzan de salvapatrias, mientras les vuelven a robar la cartera. Si creen que tal cosa va a pasar es que son más córtitos de entendederas y más pasados de vueltas de ambición de lo que yo pensaba.
El PPsoe es el problema, no la solución; a ambos les da igual lo que les pase a los vecinos, las fatigas y problemas de los ciudadanos, sus esperanzas y su lucha diaria por sobrevivir a la crisis con esperanza y dignidad. Son pájaros de mal agüero, si a ellos no les va bien, no consentirán que le vaya bien a nadie. Simplemente no son capaces de convivir con la normalidad, tienen pánico a que los vecinos funcionen y salgan adelante sin ellos, a que no les necesiten, a que se den cuenta que pueden vivir sin permiso de la autoridad, y que Marmolejo son los vecinos y no los políticos, la sociedad civil organizada y caminando juntos. A ver si se enteran de una puñetera vez que intentar paralizar los servicios públicos necesarios para el día a día de los vecinos, no es putear a IU, es putear al Pueblo de Marmolejo en su conjunto, en su cotidianidad, en su ejercicio diario de convivencia y su lucha por subsistir en paz. No es ni decente, ni humano, ni lógico, empeñarse en luchar contra el Pueblo, no se puede machacar más a los que ya soportan la carga de las corruptelas y malas gestiones de los dirigentes socialistas, no se puede soltar la deuda y esconder la mano..., y luego, de postre, conspirar para que no pueda pagarse paralizando el acceso a los mecanismos que pueden aliviar la carga, con el perjuicio correspondiente para los ciudadanos.
Señores cristobistas, la ruina de Marmolejo, son ustedes, su corrupción, incompetencia, lujuria y voracidad respecto a lo público; no se crean que poniendo zancadillas a los que luchan por solucionar vuestros errores y pagar vuestras deudas, estáis haciendo un favor a nadie, ni a vosotros mismos, ni al PP, que solo es un convidado de piedra en Marmolejo, y lo será de por vida, por cobarde y pusilánime a la hora de gobernar, lo ha demostrado con creces, los desertores nunca podrán liderar nada.
La hora de la verdad, no es cuando llegan las elecciones, cada cuatro años, cuando se parten el pecho unos y otros, en una carrera frenética y desesperada, sin cálculo ni medida, sin control, ni vergüenza por conseguir una colocación para ellos, sus amigos y compinches. La hora de la verdad la marca el calendario de las necesidades de la sociedad marmolejeña, la atención al ciudadano día a día, el servicio a los vecinos para que no se pare la rueda de la maquinaria municipal que permite garantizar un desarrollo normalizado y correcto de las actividades de nuestros vecinos. La hora de la verdad se ve cuando hay que dar servicios y no cuando hay que pedir el voto, y es aquí donde se la están jugando a los vecinos de Marmolejo estos del PPsoe, empeñados en putearlos para luego pedirles el voto, a saber, para solucionar el caos, la ruina y el desastre que ellos mismos significan y propugnan. Si tuvieran, unos y otros, una pizca de vergüenza se marcharían de al vida política marmolejeña en lugar de estar haciendo el daño que pueden y el ridículo tan espantoso que hacen todos los días.
Se puede decir más alto, pero no más claro. Estos ya no engañan a nadie.
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