Lo que puede llega a hacer un alcalde por lavar su imagen, un abuso de autoridad, como poco.

La imagen de un político, su captación en un lugar o acto público, está permitida por la ley. Lo que sea de ella, lo que refleje, ya depende de la catadura de la persona, de sus actuaciones y las consecuencias de ellas.

La imagen de cualquier ciudadano, el derecho a la propia imagen, está regulado igualmente por una ley (Ley Orgánica 1/1982, de 5 de mayo). Cuando se trata de tutelar la imagen de un menor las leyes son a su vez claras (Ley Orgánica 1/1996, de 15 de enero). No hablemos de la imagen de las personas discapacitadas, con las que hay que ser especialmente cuidadosos ya que ellos, en muchos casos, no pueden pronunciarse. Entendemos que más allá de las leyes, y además de estas, está la moral, la ética, los principios básicos de la convivencia, el respeto, la decencia y la virtud, en este caso, aplicados al delicado trato de la imagen.

¿Porqué hablamos de todo esto, del Derecho a la Propia Imagen en políticos, ciudadanos, menores y discapacitados?

Simplemente porque hoy hemos visto lo que no creíamos que se fuera a ver nunca en Marmolejo. Ha empezado una campaña de lavado de imagen de nuestro señor alcalde, y han empezado por emitir un programa explicativo del trabajo en la concejalía de Asuntos Sociales en el que, además de salir él, la concejala y la asistente social dando sendas explicaciones de su trabajo, vistiendo de logros lo que simplemente son obliga

ciones, se ha recreado en sacar directamente y durante bastante tiempo a cantidad de niños de la escuela infantil, la guardería temporera y a las personas discapacitadas del taller ocupacional. Ha querido jugar con la imagen de niños y adultos dependientes para tocar la fibra sensible del vecindario y beneficiarse asociando su imagen a la de inocentes y no como ahora que se le relaciona con el descrédito y una gestión dudosa llena de escándalos.

Es intolerable que obligue y utilice a cuidadores y trabajadores para que colaboren con él en la elaboración de un programa en el que además de poner su propia imagen al servicio del interés del alcalde, ponen la de los niños que están a su cargo así como la de las personas que dependen de ellos.

Esta artimaña política supera en mucho anteriores meteduras de pata ya que no todo el mundo vale para hacer lo que ha hecho este hombre, escudarse y utilizar inocentes como moneda de cambio para lavar su mugrienta imagen política. Se ha cubierto de ... gloria.

La jugada de la desvergüenza le ha salido mal porque otra vez se ha puesto en evidencia. Y lo peor de todo es que ¿donde están las autorizaciones de las familias para que se usen a sus hijos en grabaciones para que luego lo vea todo el mundo?, ¿es que nadie sabe en el ayuntamiento que la imagen de los menores está protegida especialmente?, ¿es que nadie ha visto la inmoralidad que es aprovecharse de la discapacidad de algunos vecinos y de la ignorancia o buena fe de las familias para sacar rentabilidad política y personal?.

Sr. Alcalde, ¿Donde están sus limites morales y éticos?. Se ha pasado, ¿no siente nada en su interior que le diga que esas cosas no puede hacerlas porque no están bien y son execrables, o es que piensa que como alcalde puede hacer lo que le de la gana sin que ni la ley, ni nadie lo pueda impedir? Eso raya el abuso de autoridad, como poco.

Va de mal en peor y más bajo no se puede caer. No se lo que dirán los padres y familiares de los que hoy han salido por el canal local, pero a mí se me han puesto los pelos como escarpias, un nudo en la garganta y una pena en el alma, porque para informar no hay que exhibir y recrearse.

No puede mancillar la inocencia, que a usted le falta, porque necesite impregnarse de ella para ganar credibilidad política. Usted, tan celoso de su intimidad, tendría que ser garante de la de ellos, ya que sus familias los dejan bajo su tutela, y no ser el que los pusiera en los medios. ¿Hay que recordarle el asunto de Zapatero y sus hijas, tienen ellas más derecho a preservar su imagen que nuestros hijos?

El que hace eso tiene un nombre. Y yo estoy demasiado indignado como para decírselo. Lo que no voy a hacer es volver a poner unas imágenes que, estoy seguro, tiene previsto seguir aireándo impunemente.