La rebelión que nadie esperaba
Carlos Rivera Lugo
Claridad/Rebelión
Una chispa puede encender la pradera, decía ese genial pensador y revolucionario chino Mao Tse Tung. Siempre hallaba la frase indicada para representar la más sencilla aunque potente de las ideas.
En un mundo lleno de leña seca, estaban dadas las condiciones, diría Mao, para que se prendiera “una gran llamarada”. La chispa fue un acto individual de parte de un vendedor ambulante llamado Mohamed Bouazizi, quien se autoinmoló en protesta por los abusos continuados a manos de funcionarios del gobierno. No se sabe si era de derecha o de izquierda, o si pertenecía a algún partido. Lo que sí se sabe es que la realidad opresiva de su condición como explotado se encargaría de potenciarle la rabia necesaria para su acto supremo de rebelión. Su muerte, una transgresión violenta del orden establecido, probó ser un agente catalítico para una insurgencia civil en Túnez que puso fin, entre diciembre de 2010 y enero de este año, al régimen autocrático que gobernaba hacia 23 años. Para esas mismas fechas, El Cairo, Alejandría y otras ciudades egipcias fueron escenarios de otra insurgencia popular que llevó a la caída de otro régimen dictatorial.
Según el filósofo político argentino-mexicano Enrique Dussel, se estaba ante un ”estado de rebelión”, es decir, “un acto supremo” por el que el pueblo se manifiesta, a partir de sí, contra una dominación que se ha tornado insoportable.
El próximo de esos actos supremos que surge desde las entrañas mismas del pueblo, harto de sus asfixiantes circunstancias, fue el movimiento de los indignados que se concentró el pasado 15 de mayo en la Puerta del Sol en Madrid. Asimismo, desde el pasado 17 de septiembre, los indignados se atrincheraron a pocas cuadras de Wall Street, en lo que rebautizaron como la “Plaza de La Libertad”. “Somos el 99 por ciento que ya no tolera más la avaricia y la corrupción del 1 por ciento”, declara el movimiento Occupy Wall Street. Desde entonces, el movimiento de los ocupas niuyorquinos –que no ha ocultado la influencia de las insurgencias civiles de Túnez y Egipto, así como la de Madrid- se ha extendido a más de 100 ciudades en ese país, incluyendo la capital, Washington DC..
Finalmente, el pasado sábado 15 de octubre decenas de miles de indignados colmaron calles y plazas en más de 1,500 ciudades a través del mundo, en cerca de un centenar de países, incluyendo Puerto Rico. Su consigna era meridianamente clara: se niegan a seguir siendo gobernados y explotados por ese uno por ciento y su agenda neoliberal que sólo ha embargado el futuro del noventa y nueve por ciento restante. Han decidido que ha llegado la hora de que el 99 por ciento tome control de su propio destino como resultado de un acto total de autoemancipación colectiva que poco a poco va retomando las calles y las plazas como espacios comunes de deliberación y agenciamiento. Leer entero.
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