El P..., perro traidor.

Se puede decir más alto, pero no más claro.

El Psoe dice una cosa en las siglas (socialista), otra en el discurso (socialdemócrata) y otra muy diferente en su gestión cuando gobierna (neoliberal).

Esta es la fórmula mágica que lleva explotando casi cuarenta años y que tan buenos resultados le ha dado. Es la cuadratura del círculo, es hacer lo blanco, negro, es la piedra filosofal que todo lo que toca lo convierte en oro, o votos, sobre todo tocando la fibra sensible e ignorancia del pueblo, el miedo a la derecha y, teniendo la cara como el hormigón armado, pidiendo el voto útil, con un sentimiento visceral, beligerante y encarnizadamente agresivo contra cualquier partido o paisano que se definiera a su izquierda.


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 No es ningún secreto, no les da vergüenza, son el apoyo  del PP y viceversa, y ya no engañan a nadie. O si. Si solo les votaran los socialdemócratas y no los "socialistas engañados", en Marmolejo habrían desaparecido y en Andalucía serían marginales. Ahí reside el poder del engaño y la fuerza de la mentira. Vividores de guante blanco, hijos del régimen, significan una de las grande estafas de la Transición. Han demostrado que no es verdad que se coja antes a un mentiroso que a un cojo. Viven del carajo infiltrados entre la clase obrera y rindiéndola a los pies de la derecha, sus patrones y socios. Y todo a cambio de treinta monedas, una puerta giratoria y el triste honor de ser los gallitos, manijeros y lameculos con derecho a barra libre en el triste corral y cortijo de la miseria andaluza.

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