Sánchez, por fin es Presidente.
Le ha costado dar, algunas e innecesarias, vueltas de
más para entenderlo. Siendo sincero y justo, como se dice en mi
pueblo, cuando se pierde el tiempo andando un camino para volver al mismo punto
de partida, sin llegar a ningún sitio; Sánchez es Presidente,
después de haber dado “la vuelta del tonto”, habiendo aprendido que el agónico
camino hacia el poder, esta vez, pasa inevitablemente por un pacto con su
izquierda.
Y Pablo ha picado.
Es la erótica del poder que hace extraños compañeros
de cama. Pablo ha dado el sí quiero y está ilusionado, aunque Pedro se lo haya
pensado, tardando en hacer la proposición un poco más de lo que hubiera sido
prudente y decoroso para parecer sincero. Literalmente es una boda a la
desesperada, más que de conveniencia. Sánchez huye, perseguido muy de cerca, se
defiende como gato panza arriba, porque hay demasiada gente esperando que se
estrelle, de los suyos, de los otros, de los de fuera, de los de dentro…, hay
una lista interminable de “brutos” al pie de las escaleras del Congreso y
Senado, esperando sus "Idus de Marzo" particulares.
Ha tenido que quedar solo una rendija por la que
escapar, y ha tenido que ser la puerta entreabierta de la casa de al lado, la
de Unidas Podemos, la de la Izquierda, para que se escenifique lo que siempre ha sido una leyenda
urbana: desempolvar la versión izquierdista del Psoe, tan oxidada como olvidada
por sus élites, pero tan presente en sus bases. Se podría decir que no hay mal
que por bien no venga. A pesar de todo. La oportunidad se ha dado, ahora es cuando se va a ver la voluntad.
Será histórico tener un ministro comunista después
de ochenta años.
Y será muy interesante todo lo que suceda desde ese
preciso momento. Porque el postureo no vale. Ahora no. La clave está en la gente,
las personas con el corazón a la izquierda, los que se lo creen, los que lo
viven, los que lo llevan esperando años: La Izquierda Unida, real y por fin.
Como hemos llegado a esto? Qué va a pasar ahora? Le terminaremos de romper el corazón a un
pueblo tan necesitado de justicia social, económica y política, como
desencantado, aburrido, asqueado y escéptico con la clase dominante política,
social y económica?
Hay muchos escenarios posibles. La desesperación de
Sánchez, que le ha llevado a explorar el territorio a su izquierda, "maldito"
para sus antecesores y muchos compañeros, puede que dé sus frutos. Ojalá. Y si no hay voluntad, al
menos hay necesidad de que este proyecto funcione y convenza, que haya
resultados tangibles y que los ladridos de los perros al paso de las reformas
queden amortiguados por una respuesta popular que atruene ante la evidencia de
una verdadera Izquierda transformadora. Sin paños calientes, rotunda, eficaz e
imparable. Y ahora toca ponerse manos a la obra.
Pero…, no tiremos cohetes antes de tiempo y no
vendamos la piel del oso antes de cazarlo. Pueden fallar muchas cosas y, como
suele decirse, hombre precavido vale por dos, es cuestión de apuntalar a cada
paso, planificar y no dejar nada al azar.
Porque no es que se la esté jugando Pedro Sánchez, o
el Psoe, es que nos la estamos jugando todos. Y todos, somos y son todos. No es
baladí, es un gobierno que debió de darse en el 78 o en el 82. Los fascistas lo
saben, son más conscientes que nadie de lo que se juegan. Pero el verdadero
peligro, una vez más, viene del Psoe, de los herederos de Felipe, de los
seguidores de Susana, de los que añoran el bipartidismo con el PP, de los que
creen ciegamente en que formar bloque con el PP es la mejor manera de salvar la
patria, de los que defienden un sistema del que llevan comiendo sopa boba desde
hace demasiado tiempo.
Esa es la cuestión, pero también es responsabilidad de Unidas
Podemos que aproveche la oportunidad única e histórica que se ha
presentado, que no dude, que no contemporice, que se pongan en guardia, vaya que el pragmatismo, la presión y los
árboles, no les dejen ver el bosque..., que no se la metan doblada y que no se deje ningunear. Sé que harán lo que deben, irán a por todas porque se lo deben al pueblo y a la historia. A veces un gran movimiento empieza por un pequeño gesto.
Pero ojo. No nos engañemos. Si hay que estar, se está, pero no
“pa ná”.
El Psoe que, desde Felipe hasta Susana, desde el 79,
junto al PP, Cs, Vox y otros, han representado el posfranquismo, la transición
a la carta de los que manejaron económica y socialmente el régimen, que perduran
en el fondo y cada vez más en las formas; ahora tiene que dar un paso atrás de
40 años, tiene que recuperar sus raíces, la cordura, la esencia, la dignidad y
la valentía.
El Psoe no puede quedar en tierra de nadie, seguir
con medias tintas, o plantear una legislatura de transición tibia hasta
recuperar los niveles de electorado que le permitan volver a políticas en
solitario de callejón sin salida y permisividad con las corruptelas. Ni tampoco
UP puede dejarse arrastrar hasta posiciones encorsetadas que restrinjan o
anulen las iniciativas imprescindibles e inexcusables que se necesitan como
agua de Mayo para revertir calamidades sociales y combatir las mafias que nos
gobiernan.
No nos confundamos, no se trata de practicar
políticas con referentes socialdemócratas tendentes a mejorar el estado del
bienestar, ni mijita, no se trata de dar limosnas, de poner paños calientes, de
paliar los efectos criminales de las agresiones del capitalismo voraz, sino de
evitarlas. Hay que cambiar el chip, no es cuestión de reparar el daño que el
poder hace a la clase obrera, es cuestión de dar el poder real a la clase
obrera.
Es inconcebible que en este país sean, la Democracia
y la Constitución, mediante los partidos políticos tradicionales, los que garantizan la
desigualdad, la pobreza, la exclusión y la impunidad de la corrupción. Millones
de obreros ven como sus votos solo sirven para beneficiar a una clase
privilegiada, cada día más enriquecida, y empobrecer a una masa humilde que
cada día supera records de miseria, penuria, ruina y depresión. Somos un país en el
que el número de millonarios aumenta a costa de empobrecer a una mayoría que no
tiene eco en las urnas. Los partidos políticos tradicionales, incluido el Psoe, solo han jugado el
papel de recaudadores de votos de los pobres para ponerlos al servicio de los
ricos. Así no se hace democracia de calidad, así solo se crea esclavitud en cantidad.
¿Va a empezar a cambiar eso, o solo nos están dando coba?
Amén, y a ver qué pasa. Dificil lo tienen y peor lo venden en la prensa y las cadenas de la derecha, que son la aplastante mayoría. Pero es aquí y ahora cuando tienen la pelota en su tejado. Dices bien es un momento histórico e irrepetible. Lo que se hga ahora marcará la historia política de nuestra tierra. Ilusión y decepción se la juegan prematuramente. Esperemos y seamos generosos. Si se escucha la maquinaria chirriar puede ser que se esté ajustando y no rompiendo. Enhorabuena por el artículo y los mejores deseos para este proyecto ye todavía no ha empezado a caminar y tantas trabas le ponen. Salud, hoy se puede saludar así, por fin.
ResponderEliminarQue alguien me diga si es que no hay albañiles en Marmolejo y tiene que venir una empresa de fuera para arreglar los servicios del patio del Ayuntamiento. Ya sabemos que no hay barrenderos, ni pintores, pero albañiles si debe de haber. Que solo haya trabajo para los enchufes, se estén colocando faliliares y los del carnet a dedo y descaradamente, sin taparse, y que solo contraten o forasteros o de los suyos, es una vergüenza. Esto no es un pueblo, sigue siendo un cortijo. No hay futuro, no hay nada para nadie, todo es para ellos.
ResponderEliminarUn saludo a los que se están marchando fuera y que luego, cuando vienen de visita, solo lamentan no haberse ido antes.
Que yo sepa el que esta haciendo los servicios es Joaquin Chimeno vamos
EliminarRecordáis al alcalde que estuvo 24 años de alcalde democráticamente porque realmente ganaba con mayoría pero que actuaba como un dictador colocado solo a los de su partido y dividiendo a un pueblo?pues esto es lo que ahí para tiempo si no fijaros quien trabaja en todos lados
ResponderEliminarLa gente que se sienta progresista o de izquierdas debe de apoyar a este gobierno. Creo que es un gobierno digno, legítimo y de firmes convicciones sociales y, por supuesto democráticas. Dejemos aparcadas las desconfianzas que a nada conducen, demos un margen de confianza y unamos nuestras fuerzas para que esta nueva generación acierte en su gestión en beneficio de nuestro país y de su ciudadanía.
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