domingo, 23 de febrero de 2020

¿Alguien duda de donde viene esta "nueva" esclavitud?



El 25 en Sevilla..., y luego ya veremos.

Continúan las protestas, los cortes de carreteras y las manifestaciones, a cuenta de la ruina que se ha apoderado del campo. Se está cultivando y cosechando a pérdidas. Pero este no es un problema nuevo, ni casual, ni menor, ni imposible de solucionar, ni mucho, ni poco. Esto que tenemos es una ruina que nos llevan metiendo toda la vida, que conviene a unos cuantos, a los políticos y a los poderosos, que no se quiere ni ver, ni solucionar,  que los gobiernos alimentan y que afrontan echando balones fuera, porque la solución que se requiere no es del gusto de los que se benefician de la ruina de los débiles.

Si hay algún colectivo que esté más cerca que ningún otro de lo que se viene a llamar comúnmente “el milagro de la vida”, ese es el de los agricultores y ganaderos. La tierra empuja y sostiene, mientras que animales y plantas llevan en su esencia la querencia por la vida con todas sus consecuencias; lo que las personas compartimos y tutelamos como efecto de una evolución cultural, para su aprovechamiento en nuestro beneficio y, con mayor o menor suerte, el de las propias especies “domesticadas” y la naturaleza en general.

Así lleva pasando millones de años; el hombre, no sin esfuerzo, somete a animales y plantas para cubrir las necesidades de la especie que lidera la cadena alimenticia. Comida, ropa, combustible, herramientas, muebles, vivienda y un sinfín de usos múltiples dependen de la doblegación y explotación del entorno natural. Lo sabemos todos, en eso se ha basado, impulsado y ha sido piedra angular, la supremacía y hegemonía del ser humano en este planeta. Lo que no sabemos, lo que nos empeñamos en no ver, es que desde hace también mucho tiempo, cientos de años o miles, la suerte de agricultores y ganaderos está ligada a su trabajo e industria en mayor medida de lo imaginamos.

Lo cierto es que el estrato social de los hombres y mujeres del campo, desde que se cubrieron las necesidades básicas de la sociedad, y a través de la historia, de la más remota hasta la actual, está situado en el escalafón más bajo de la pirámide. Hubo un tiempo en que los esclavos realizaban las tareas del campo, y hoy, cuando ya ni da para comer la actividad agrícola y ganadera, no parece que hayamos avanzado mucho. ¿Alguien duda de donde viene esta "nueva" esclavitud?

A donde hemos llegado? Como hemos dado lugar a esto? O es que siempre hemos estado bajo el yugo que ahora nos cuestionamos? La memoria está ahí, generaciones y generaciones de agricultores han vivido bajo la opresión, en el analfabetismo y la imposibilidad de marcar ellos su propio camino. 

Desde siempre la clase obrera campesina, indiferentemente de la estructura política y económica, ha sido explotada, mantenida en la miseria y arrinconada en la última escala del ostracismo social. Esclavitud, feudalismo, industrialización, estados modernos, socialismo y hasta en el neoliberalismo actual, el campesinado ha llevado siempre la de perder; porque se ha mimetizado con su actividad a tal punto que las sociedades lo han considerado una extensión del propio campo, una pieza más del engranaje productivo, una fracción necesaria y marginal que no tiene necesidades, ni aspiraciones especiales, colocándolos al nivel de animales y plantas, que nace, viven, se reproducen y mueren al pie de su trabajo, para servir a los demás y que no deben de dar ruido.

El menosprecio a la agricultura está diametralmente en oposición a su importancia, y sin embargo, durante siglos, a los agricultores y ganaderos, se les ha subestimado y arrastrado con desprecio. Pues, esto ha de acabarse,  ya está bien, sobran los motivos para revelarse y luchar.

Nos han enseñado a estar tranquilos, a ser dóciles y rentables. No es que no haya por qué quejarse, sino todo lo contrario. No se puede caer más bajo, pero seguro que lo conseguimos. Diariamente se alcanzan cotas de miseria de record “sotto l´ombra” del cinismo apabullante de una clase dirigente, chula y castrante. 

No es que no sea cada día más diáfana la brutal culpabilidad, de la élite política y económica, de la insostenible situación por la que atraviesan crónicamente las clases sociales más desfavorecidas que conforman la base de la pirámide y que soportan el peso de la ambición de las clases privilegiadas.
Lo que pasa es que a la masa oprimida, la que configura el actual, viejo y eterno orden esclavista, a pesar de que acusa el sufrimiento y las vejaciones, incompresiblemente  no reacciona, no tiene conciencia real de su verdadera naturaleza, vive engañada, esperanzada y desorientada, en su aturdimiento no tiene ni idea de lo que debe de hacer, ni sabe lo que se le viene encima. Un pueblo manipulado, asustado y en precario, siempre temiendo lo peor, y luchando por la supervivencia, endeudado y acorralado, no piensa en revelarse, solo en sobrevivir y no empeorar. 

Un pueblo, este pueblo, acorralado es una bicoca para la chusma que nos gobierna. Pero ojo, que muerde. O a morder debería aprender, si es que no se le ha olvidado ya lo que es defender la dignidad, el pan y el futuro.

Las casualidades solo existen cuando aparecen aisladas. Cuando un suceso se repite empecinadamente, se convierte en norma, fruto de la previsión, todo lo contrario al azar, y se puede hablar entonces de causalidad.

No es casualidad, tiene marcada causalidad, que lo que se cría en el campo andaluz, y español, no valga casi nunca el céntimo necesario y de justiprecio que hace falta en la casa del campesino. Podría ser un accidente si fuera un suceso aislado en el tiempo o un caso localmente limitado y esporádico. Pero tantos años en franca caída, tantos años de miseria in crescendo, tan extensa ruina continuada, no cuela que sea una fatalidad del destino. Esto solo puede ser otra cosa. 

Cuando no tose Mariquilla. Los que vivimos, sufrimos, queremos  y conocemos el campo sabemos como las gastan el clima, la tierra, las plagas, el agua, la oportunidad, los tiempos y las mil cosas que siempre pueden salir mal para sacar adelante una cosecha…, la que luego hay que ofertar, para vender o medio regalar, si alguien paga por ella, o directamente tirarla.

Lo que no tiene perdón de dios, lo que es impresentable, imperdonable y hasta anacrónico, es que el sistema económico lleve siglos sin cambiar el fondo, solo evolucionan las formas, para mantener unos niveles de pobreza convenientes que sostengan una dinámica de sueldos y empleos en precario, en alas de una nula redistribución de la riqueza. Que nadie se engañe, la clase obrera es, y ha sido durante siglos, solo la mano de obra que sirve a los intereses de las clases dominantes y sus lacayos, los políticos, los curas y los amancebados del poder.

Llevamos demasiado tiempo esperando la tan cacareada reforma agraria que nunca ha llegado para solucionar nada al campesino, sino para aumentar los grandes latifundios y llenar los bolsillos de los poderosos. Pasa lo mismo que con “el cambio” llevamos los últimos cuarenta años esperándolo, y sin embargo, no solo no llega, sino que vamos involucionando, dando pasos para atrás. Nos engañan con el cinismo que da el desprecio que nos tienen. Hoy estamos presenciando una nueva reforma agraria encubierta, vamos, de nuevo, camino del latifundio, de la emigración, de la miseria de los que se queden, del aumento de los grandes capitales.

Nuestros políticos no quieren poner remedio, no quieren garantizar precios mínimos, no quieren dignificar y proteger a los agricultores, por lo que no van a hacer nada, no se van a partir ni una uña por los mogotes de abajo.  Nos van  a dar largas..., pero el 25 en Sevilla..., y luego ya veremos.




2 comentarios:

  1. Qué se puede esperar de políticos que son analfabetos totales en temas agrarios. Como en Marmolejo, que solo saben poner la mano y hacer lo que les digan desde sus partidos, como un Psoe que lleva 40 años empobreciendo el campo andaluz y un PP que viene a dar la puntilla. Solo queda la lucha.

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  2. Ya se ve lo que entienden del campo que para lo único que valen es para salir en la foto y luego ponen un concejal de agricultura que no sirve para nada para lo único que sirve es para llenarse el bolsillo a consta del pueblo porque de agricultura sabe poco.

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