martes, 16 de abril de 2013

LOS PECADOS DE LA POLÍTICA EN MARMOLEJO (III)

En el PP no pueden ir siempre de quitavergüenzas por la vida, es el momento de no ser cobardes y superar el pasado.

Marmolejo está avanzando, los marmolejeños todos, sin excepción, estamos viviendo un tiempo nuevo, diferente, difícil y en cierta forma extraño, que no sabemos a ciencia cierta a donde nos lleva, pero de lo que no tenemos dudas es de donde venimos.

Esta serie de entradas dedicada a los "pecados de la política en Marmolejo", que aquí cierro, no es más que una llamada a la memoria, al recuerdo de los antecedentes políticos que nos han traído esta indecente y humillante situación económico social, una mirada a nuestra historia reciente y la revisión de los postulados que han sostenido y sostienen las intenciones de gobierno, o de no gobierno, de unos y otros, PP y Psoe, sus errores, maquinaciones, inadaptaciones, ineptitudes y pecados por los que pagamos todos con la ruina actual, para que haya constancia y quede grabado en la memoria colectiva, para que no se repita el engaño, o al menos, para que cuando nos cuenten milongas y nos quieran vender la burra con cara de no haber roto un plato en toda su vida, que sepamos de donde vienen y a donde nos quieren llevar. Que no nos vuelvan a meter en el morral, sería imperdonable.

Mientras, Marmolejo, como digo, avanza, se organiza y espera, dedicándose los vecinos a sus quehaceres y capear el temporal como pueden, cada día que pasa son más conscientes y están más convencidos de que depende de ellos, de su esfuerzo, tesón, tolerancia, adaptación a los nuevos tiempos y capacidad de organización. La solidaridad y la lucha contra la exclusión son ahora más necesarios que nunca y sobre todo el convencimiento sincero de que es ahora cuando le toca al Pueblo coger las riendas de su futuro, ahora cuando lo partidos de las mayorías, los que derrocharon sin cálculos en los buenos tiempos y los que mandan en Madrid, los grandes defensores de sus causas particulares, y obedientes de Jaén, juntos, PPsoe, se ponen de acuerdo para darle la espalda a Marmolejo y se lavan las manos, como si fueran unos Pilatos petimetres y pacotillas de tres al cuarto. Está claro que no los necesitamos, y que aunque los necesitemos, ni están ni se les espera, que no quieren estar, que esperarán tiempos mejores, porque les duele más sus partidos que sus vecinos.

Ahora solo les queda hacer discursos de salón de plenos, haciendo la pinza desde la barrera, como ya hemos visto perfectamente coordinados, mintiendo e intentando apabullar para tapar su vergüenza, desviando la atención de su espantada y creyendo que son más listos que nadie, que el Pueblo es tonto y no se va a dar cuenta, que así es como se hace la política; escaqueándose de sus compromisos electorales. Pobres diablos a los que solo les queda hacer ruido para que no se les olvide, ladrar y correr persiguiendo las iniciativas de los vecinos y los que gobiernan, pero solo hasta donde llega la cuerda que les han puesto desde Jaén con el pacto del bipartito PP-Psoe.

El PP tiene, sin embargo, en un par de días, la oportunidad de librarse de su máximo exponente de la derecha reaccionaria y nostálgica en Marmolejo, de ese personaje extremista y radical que los tienen metidos en un puño, que utiliza términos como "comunista" o "asambleario" cuando pretende insultar o se dedica a perseguir y criminalizar a vecinos como práctica política personal.

Es el momento de marcar las diferencias, de no ser antisociales, de decidir si se siguen las directrices democráticas de moderación y dialogo, de respeto y trabajo, que han caracterizado habitualmente al PP de Marmolejo, o se sigue con el nuevo camino de intransigencia, enfrentamiento, desprecio a los que no piensan como ellos, mentiras, persecución y autoritarismo que ha presidido los últimos tiempos. Es el momento de dejar de un lado ese PECADO ORIGINAL, ese estigma heredado de nostalgia de un régimen autoritario, de un tiempo oscuro y pasado, de unas formas que no deben volver, y demostrar que el PP de Marmolejo no es así, que no hay nada que temer, que se equivocan los que desconfían de su talante, que no están jugando con el pueblo, y que su espantada no obedece a oscuros intereses partidistas internos o externos. Están a tiempo de echar marcha atrás en la conjura del PPsoe contra los vecinos y de hacer ver a todo el mundo que hay cordura y democracia interna en sus filas.

Han tenido la oportunidad servida en bandeja de plata, han tocado gobierno y lo han dejado en la cuneta, han podido ejercer el dialogo, pero han tirado de intransigencia, han podido gestionar y han preferido salirse para presionar desde fuera, han podido explicar y comunicar desde dentro y han preferido mentir desde fuera, han cogido, en definitiva el camino más oscuro y fácil, pero menos leal con los vecinos y con ellos mismos.

Quiero entender que todo ha sido fruto de una dirección errónea, está claro, antes no había estas señales inequívocas de autoritarismo decadente, y ahora es el momento de arreglarlo de una vez por todas. No queda lugar para la autocompasión, ni es de recibo seguir culpando a los demás de los errores propios, no se puede recurrir eternamente a la manipulación y la mentira. Sé que hay personas en el PP que no son así, que ya están hartas de tener que asumir decisiones equivocadas y encima tener que defenderlas como propias, no se puede ir de quitavergüenzas siempre por la vida, y menos en política, cuando el mayor capital que se tiene es la dignidad propia y el respeto a la palabra dada.

Pero si se mantienen en sus trece, solo quedará lamentarse de la oportunidad perdida, del camino escogido, por las personas defraudadas, por los votos secuestrados, por el futuro desperdiciado, por las expectativas incumplidas, por la falta de conocimiento de lo que quieren y pueden soportar los vecinos, por su falta de tacto y sobre todo, lamentar el no estar a la altura de lo que Marmolejo espera de ellos, por pura cobardía.

Hay vida después del Psoe y del PP.

En el extremo contrario trabaja IU, que por supuesto no está libre de pecado y, cuando llegue la hora de hacer balance, estoy seguro que será más positivo que lo que hasta ahora hemos visto.

IU solo lleva tres meses en su andadura en solitario, pero ya se nota su impronta. Los vecinos deciden ya sobre cosas que les atañen, lo que hasta ahora era impensable. A pesar de las dificultades económicas, se está dando trabajo, haciendo obras, resolviendo conflictos y programando actuaciones. Desde luego el pecado que se les podrá imputar es el de no haber hecho lo suficiente, aunque ya está haciendo bastante y para algunos demasiado. Lo que se vicia en veinticuatro años, no se endereza en unos días. Aún así se avanza, está cambiando la forma de los vecinos de ver la vida municipal, está acostumbrándose el personal a ser tenido en cuenta, a reunirse para opinar de sus problemas, de su barrio o de sus proyectos, se está ofreciendo la otra cara de la moneda de la política marmolejeña, donde ya no se hacen "favores" en el Ayuntamiento, sino que se cumple con el trabajo y la obligación para con los vecinos, se está demostrando que nadie es imprescindible y que todos los vecinos son importantes, que se puede caminar, por fin, sin miedo, que no hay listas negras y que al vida sigue, que hay vida después del Psoe y del PP.

El tiempo dirá si se pudo llegar a todos los frentes o si se andaron todos los caminos, aunque por el momento me conformo con saber que hemos empezado a caminar, entre todos, y resulta agradable por ser diferente y por ver que hay ilusión y esperanza, que por primera vez, los vecinos, dependen de sus fuerzas, su iniciativas, su imaginación y su determinación, para conseguir sus sueños y enfrentarse a su futuro.

IU en el Ayuntamiento se dedica a trabajar y a ser unos ciudadanos más de Marmolejo, discretamente, sin tanto protagonismo para los políticos como estábamos acostumbrados antes, con cercanía y con mucha ilusión, con las cosas claras, sin poner velas al diablo, sin enfrentar a nadie, dialogando e intentando llevar a la sensibilidad de los vecinos la idea de que Marmolejo somos todos y no un cortijo de nadie.

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