Rafael Romero, nuevo Presidente del PP de Marmolejo.

Despejando incógnitas.

Desde aquí doy la enhorabuena y le deseo suerte a Rafael Romero en el desempeño de sus nuevas responsabilidades como Presidente del Partido Popular de Marmolejo, ánimo, responsabilidad, diálogo y cordura.

Recuerdo, no hace demasiado tiempo, hablo antes de las elecciones municipales pasadas, cuando el concejal Paco Cerezo, número uno del PP local, no se hartaba de repetir que "ya no existían ni las derecha ni las izquierdas". Ese llegó a ser el grito de guerra de su partido durante mucho tiempo y luego en campaña, y eso mismo se adujo durante las negociaciones para formar Grupo de Gobierno, entre IU y PP, cuando la plataforma de izquierdas fundamentaba la petición de la alcaldía para Bartolomé Soriano en la eventualidad de que los vecinos de Marmolejo habían elegido nueve concejales de partidos de izquierdas frente a cuatro solo de derechas, por lo que ceder la presidencia del Consistorio al PP no sería ni realista, ni justo, ni proporcionado.

La experiencia posterior se ha encargado de dinamitar esa frase cuando a la política municipal del PP se le imprimió un acento reaccionario de extrema derecha que a todos nos pilló por sorpresa, la verdad es que creo que a muchos de sus militantes también les cogió fuera de juego, incluido el mismo concejal saliente Paco Cerezo, que tantos esfuerzos y desvelos había empleado en allanar el camino del dialogo y procurar una imagen amable para su formación, que contrastara con el descrédito continuo y acusaciones de extremismo que les llovían desde las filas cristobistas.

El camino se torció cuando se escenificó el relevo en la cúpula popular y en lugar de tomar las riendas de la agrupación local el entonces número dos, Rafael Romero, aspirante, heredero y sucesor natural para el puesto que dejaba vacante el sr. Cerezo, lo hizo Lucho, que volvía a la polítical Local y a su partido, como elefante en una cacharrería, alterando el orden natural de la sucesión, tradicionalmente establecida en linea descendente rigurosa. Y bonico es el PP para estas cosas, después del 1º, siempre indefectible y automáticamente viene el 2º.

El ímpetu y el estilo de Lucho, confieso que a muchos nos engañó, enraizado en las formas anteriores de un PP dialogante, con buenas relaciones con el resto de la oposición, con un trabajo de fondo, hecho por el concejal saliente, poco reconocido, pero impecable, de conexión y calado en los diferentes estratos sociales, de popularización, valga la redundancia, del partido, llevándolo al nivel del pueblo y haciendo que muchos vecinos lo vieran cercano a sus problemas y sensible con sus necesidades..., todo esto fue un caldo de cultivo de votos y apoyo social a un proyecto que luego se ha convertido, y entiendo que en gran parte involuntariamente para muchos de sus militantes, en la gran decepción-estafa del PP Marmolejeño. El sector moderado, cimentó la victoria y acceso al poder del sector más reaccionario y extremista, muy a pesar suyo, y que luego se ha visto rechazado por la sociedad, inoperante para el gobierno y repudiado por el mismo partido.

El peor escenario posible para el PP en Marmolejo se dio cuando se reavivaron las nostalgias posfranqiuistas, se implantó el ordeno y mando dentro y fuera del partido, se endureció lo que antes era flexible, se levantó un muro donde antes había dialogo y, en definitiva, nos recordaron a todos que la peor derecha, la olvidada, la asocial, extremista, reaccionaria y nostálgica, estaba, no solo vigente, sino con poder municipal, al alcance de la mano, reventando el trabajo de muchos años de partido y dando la nota ante una sociedad que, atónita, veía como tenía que dar la razón al malogrado Relaño en sus advertencias contra la radicalidad e intenciones de Lucho, y no es que lo viera venir, es que poniéndose en lo peor, acertó de pleno. Por eso me extraña tanto ahora la luna de miel de Lozano y Lucho que llevan ya protagonizando varios meses, quien los ha visto y quien los ve.

Pues bien, con la elección de Rafael Romero como Presidente Local del PP Marmolejeño, persona de talante afable, probada experiencia, curtido en otra forma de política local más reflexiva y prudente, accesible, franco  y consecuente, más sociable que el anterior y más pegado a la realidad de los vecinos, con él las aguas vuelven, si no a su cauce, sí al punto en que estaban hace dos años. La tarea que tiene por delante es titánica y la responsabilidad enorme, la de volver a poner las cosas en su sitio y al PP a niveles aceptables de credibilidad y expectativas de voto, ha de recuperar el contacto con la sociedad y sobre todo tiene que retomar el pulso político y adaptar al PP a las necesidades de los vecinos y no como hacía Lucho hasta ahora, utilizar y negociar con los problemas de los vecinos para conseguir beneficios para su partido y absurdas satisfacciones personales.

Diríase que se ha hecho justicia, o al menos eso parece, y es ahora cuando quedan en el aire muchas incógnitas que hay que despejar. A saber:

¿Significará esto un cambio en la política municipal popular?
¿Se mantendrá la pinza PP-Psoe?
¿Seguirá el PP mostrando su apoyo público al candidato del Psoe para realizar una moción de censura?
¿Seguirá siendo el portavoz en los pleno Lucho?
¿Quién mandará ahora realmente en el PP de Marmolejo?
¿Habrá una democratización interna que tienda a escuchar a su Asamblea y afiliados o continuarán las políticas presidencialistas sin discusiones ni alternativas posibles?
¿Es todo esto solo una operación de maquillaje cara a futuras elecciones?
¿Cual es el papel y peso específico, en la nueva ejecutiva, del extremismo radical que representa Lucho?
¿Hablaremos a partir de ahora de Rafa o de Lucho?
¿Será Lucho consecuente y, ya que no quieren en su partido su liderazgo y cuestionan su labor y sus formas, dimitirá como concejal?
¿Volverán los purgados y marginados de la etapa anterior a asesorar y ayudar a Rafa?

Se me ocurren muchas cuestiones más que pueden ir planteándose a medida de que se vaya despejando estas primera, pero lo que si es seguro que a partir de ahora no valen medias tintas y es responsabilidad del nuevo líder de la derecha marmolejeña dejar muy claro cuales son los nuevos derroteros por los que se va a conducir su formación, que acepta como propio de la herencia recibida y en que cuestiones va a rectificar el rumbo. Seria bueno hacer demostración pública de reconocimiento y rectificación de errores  pasados, sería importante que dejara claro si sigue manteniendo como propias las campañas personales de persecución y acoso al entorno de IU y sería bueno que se desmarcara, no solo en teoría, sino también en la practica de las connotaciones radicales de la etapa anterior, si no, no habrá servido de nada este cambio de titulares y resultará una pantomima más del maquiavelismo de los últimos tiempos en la que el peor papel le toca siempre sufrirlo al pueblo que termina indefectiblemente pagando los trastos rotos de una política errática y caprichosa, sin base, ni objetivos sociales, solo partidistas