Al final demostró lo que puede dar de si: hasta donde llegue la correa.
La lectura del pleno del pasado 31 de Mayo, que repitieron ayer por la TV local, es muy simple. Se resume en definir el sabor de boca que nos quedó a los que lo vimos en directo, y/o luego en diferido, como la sensación de haber visto dos grupos de personas diferentes, uno, IU, el Equipo de Gobierno, los que viven en Marmolejo y trabajan por sus vecinos, responsable y racionalmente, en contacto con la realidad que nos ha tocado vivir, y otros los que viven en otra dimensión, tiempo y espacio, alejados de la realidad y acomodados en un limbo hecho a su medida donde se acuerdan de lo que quieren, no tienen importancia las deudas, el ciudadano es imbécil y se lo cree todo y el mundo es como ellos lo pintan, del color que a ellos le conviene y desde luego exento de responsabilidad por su parte. El mundo al revés.
Los que representan a los socialistas, no saben nada de los tres mil millones de pesetas largos que están ahogando a este Ayuntamiento y se limitan a combinar los esfuerzos con el PP para desacreditar a quien se está peleando todos los días con la deuda e intentando sacar a Marmolejo para adelante.
Lozano, como portavoz socialista, está muy preocupado en lavar la propia imagen pero con las retahílas de siempre una mezcla de victimismo, paternalismo, niño bueno, el más listo de su calle y la niña montoro, todo esto mezclado con la repetición manida de frases rebuscadas, desprecio a la autoridad y la profunda convicción de que a una verdad se le pueden arrimar quinientas mentiras, como si a un litro de leche se le pudieran mezclar quinientos de agua y seguir llamando a la mezcla, pura leche de vaca.
En general, mientras vendía lo de arrimar el hombro, entre petición y petición de dimisión del Alcalde, a coro con su alter ego Lucho, casi se escapa sin pena ni gloria, pero como el que nace lechón se muere marrano, al final, al ver el microfono delante en la entrevista, soltó por su boca lo que no está escrito, se nota que se había entrenado para decir todos los insultos del mundo de un tirón y sin respirar. Ese es mi Manolo, bulgar, mentiroso, echando las bilis y sin rubor ninguno, es para lo que está enseñado y amaestrado, para morder y no soltar. Al final demostró lo que puede dar de si: hasta donde llegue la correa.
Animo. No soportan que sepais hacerlo.
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