silencio y punto.

la ética y la estética

el silencio,
es la voz en grito,
es la prueba de que el cazador anda suelto...
hasta que atruena el disparo y alguien cae muerto

primero uno, y luego otro, y otro...
cree el cazador que el campo, los animales, sus vidas y futuro les pertenecen
porque tiene un arma que ensordece el canto del pájaro,
y asusta al conejo
y hace huir al gamo

pero el silencio,
alto y fuerte
es otra forma de grito
brutal, enérgico, imprescindible
e interminable

porque es el papel sobre el que se escribe todo,
porque es la negrura en la que refulge el rayo
y la profundidad que absorbe el trueno

el silencio está antes y después de cada explosión,
cada estampido solo logra terminar acentuándolo

mi silencio,
mi voz en grito
contra la ética rastrera y la estética impresentable de la banda, la élite y su charpa,
los que usurpan el nombre del socialismo,
contra sus ruidos, sus eructos tras las comilonas y sus sorbitones,
sus pedos de barrigas henchidas y su forma gutural de hablar con la boca llena,
silencio ante sus borracheras de poder y lo decepcionante de sus vacuas promesas.

mi silencio retumba,
cada vez que el corrupto proclama su inocencia con cinismo absoluto y abuso de poder,
cada vez que se nombra a la zorra guardiana del gallinero,
cada vez que las arcas son expoliadas como botín de guerra electoral,
y, sobre todo, cada vez que se anuncia en el cartel de los plenos a la Democracia, pero resulta que la obra que se representa es, como siempre, LA DICTADURA.

Silencio y punto.