Por su interés publico este comentario anónimo que reflexiona sobre la cosecha de aceituna, precios y otras consideraciones.
Anónimo10 de mayo de 2018, 18:16
AVANCE AGRÍCOLA
Depués de las providenciales lluvias que han regado nuestros campos de manera generosa y han llenado los exhaustos pantanos, nos enfrentamos ahora a una época también decisiva para nuestros campos: el arranque de la nueva cosecha. Por lo pronto tras el proceso de recuperación del olivo acelerado por la abundante pluviosidad y el beneficio de abonados y sulfatados foliares, la trama se muestra prolífica, aunque atrasada por las suaves temperaturas, y todo apunta hacia una cosecha de tipo medio que es la que interesa para el año que viene, habida cuenta de las buenas cosechas de Italia y Grecia que han provocado el aumento de las reservas de aceite a nivel mundial y por tanto un descenso, casi no previsto, en los precios del oro verde. Asunto éste, nada baladí, que ha cogido a contrapié, a quienes habían depositado sus esperanzas en una buena liquidación que les redimiera de las pérdidas económicas ocasionadas por la sequía. Muy especialmente a aquellos jóvenes marmolejeños (algunos hay) que con espíritu emprendedor han confiado su futuro a la actividad agrícola.
El deseado repunte del precio del aceite podría llegar, paradójicamente, si las perspectivas para el próximo invierno no fueran de cosecha extraordinaria, pues como me decía un sabio olivarero amigo mio, “más vale una media cosecha cada año que no una muy buena cada tres”. Alguien también debería de hacer algo para que nuestros aceites salgan definitivamente del monopolio casi exclusivo de Italia a la hora de canalizar su comercialización a nivel mundial.
De momento todo queda a expensas de un clima cada vez más alterado y cambiante; de que las temperaturas no se disparen excesivamente hasta tanto se culmine el despoje y de que llueva, a ser posible, en los meses de mayo y junio. Entonces el año saldría redondo, y no solo para el olivo sino también para la huerta, el algodón y los frutales, las otras patas del tablero de nuestra agricultura local.
Y para completar el circulo de los buenos deseos, me hago eco de las inquietudes de muchos agricultores marmolejeños que esperan de nuestras autoridades locales, provinciales o regionales se den una vuelta por nuestros campos y tomen nota del mal estado de la red de caminos rurales. A ver se así se conciencian de lo que a diario sufre la gente del campo para llegar con sus tractores, o vehículos, hasta sus lugares de trabajo. Porque si no creemos en nuestro potencial agrícola, que es lo único que nos queda, entonces apaga y vámonos.
Depués de las providenciales lluvias que han regado nuestros campos de manera generosa y han llenado los exhaustos pantanos, nos enfrentamos ahora a una época también decisiva para nuestros campos: el arranque de la nueva cosecha. Por lo pronto tras el proceso de recuperación del olivo acelerado por la abundante pluviosidad y el beneficio de abonados y sulfatados foliares, la trama se muestra prolífica, aunque atrasada por las suaves temperaturas, y todo apunta hacia una cosecha de tipo medio que es la que interesa para el año que viene, habida cuenta de las buenas cosechas de Italia y Grecia que han provocado el aumento de las reservas de aceite a nivel mundial y por tanto un descenso, casi no previsto, en los precios del oro verde. Asunto éste, nada baladí, que ha cogido a contrapié, a quienes habían depositado sus esperanzas en una buena liquidación que les redimiera de las pérdidas económicas ocasionadas por la sequía. Muy especialmente a aquellos jóvenes marmolejeños (algunos hay) que con espíritu emprendedor han confiado su futuro a la actividad agrícola.
El deseado repunte del precio del aceite podría llegar, paradójicamente, si las perspectivas para el próximo invierno no fueran de cosecha extraordinaria, pues como me decía un sabio olivarero amigo mio, “más vale una media cosecha cada año que no una muy buena cada tres”. Alguien también debería de hacer algo para que nuestros aceites salgan definitivamente del monopolio casi exclusivo de Italia a la hora de canalizar su comercialización a nivel mundial.
De momento todo queda a expensas de un clima cada vez más alterado y cambiante; de que las temperaturas no se disparen excesivamente hasta tanto se culmine el despoje y de que llueva, a ser posible, en los meses de mayo y junio. Entonces el año saldría redondo, y no solo para el olivo sino también para la huerta, el algodón y los frutales, las otras patas del tablero de nuestra agricultura local.
Y para completar el circulo de los buenos deseos, me hago eco de las inquietudes de muchos agricultores marmolejeños que esperan de nuestras autoridades locales, provinciales o regionales se den una vuelta por nuestros campos y tomen nota del mal estado de la red de caminos rurales. A ver se así se conciencian de lo que a diario sufre la gente del campo para llegar con sus tractores, o vehículos, hasta sus lugares de trabajo. Porque si no creemos en nuestro potencial agrícola, que es lo único que nos queda, entonces apaga y vámonos.
Acertado comentario, si señor. Me gusta este blog, y espero siga activo por muchos años. Me consta que más de un político de las altas esferas regionales se asoman a él con asiduidad para saber que ocurre, realmente, por estos lares. Enhorabuena Catafracto
ResponderEliminarBerengario, gracias por comentar y por tus palabras de ánimo. A veces es necesario y refrescante que alguien recuerde que lo que aquí, y en tantos otros espacios de reflexión, se hace, no es sino abrir una ventana para que la casa se airee. Un saludo y muchas gracias.
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