... y la Democracia sale perdiendo.
Entiendo que hay tantos tipos de caza como número de cazadores. Cada cual la entiende a su manera. Para Ortega y Gaset la muerte del animal es el acto central de la caza, sin muerte no hay caza. Para algunos es solo un hobby y para otros un deporte, los hay que nunca se comen lo que cazan, los que delegan pelar y limpiar las piezas, y los hay que solo van a por carne, otros la entienden como una forma de vida y hay quienes la trivializan o, simplemente, la ejercen marginalmente, pero la mayoría de los cazadores viven esta actividad con intensidad y pasión, dedicándole bastante tiempo y recursos. La mayoría observando las leyes y entendiendo la naturaleza como un todo interconectado e interdependiente en el que los desequilibrios y abusos se pagan caros, de manera que al cazador le duele más, escaseando la fauna.
Por lo tanto es creencia muy extendida que son los propios cazadores a los que le interesa que se cuide la naturaleza. Se podría decir que ellos son los primeros ecologistas activos e interesados. Por otra parte existe una serie de individuos que no se integran en este sentir y ejercen la actividad cinegética de forma alegal, furtiva y sin miramientos.
Las raíces de la caza se hunden en la noche de los tiempos, con seguridad empezó siendo un acto sencillo y necesario de depredación por la supervivencia pura y dura, y así durante milenios. Sin la caza, quizás los pasos evolutivos hubieran sido otros, por lo que es fácil de inferir que la humanidad sería muy diferente a tal y como hoy se la conoce.
Llegados a este punto he de confesar que no practico la caza, ni promociono esta actividad, ni le pongo trabas. Respeto la libertad de cada cual a decidir. Yo no querría que nadie me obligara a ser cazador, por eso mismo yo no obligo a nadie a dejar de serlo.Vivimos en un entorno de cazadores y conozco a muchos de ellos, aunque no sé nada de monterías o safaris, puedo afirmar que ninguno de ellos es peor persona por serlo. De hecho me consta la preocupación por proteger y reglamentar eficázmente la practica de la caza, poniendo especial énfasis en la protección efectiva e incondicional de los diferentes ecosistemas.
Así pues creo que las fuertes polémicas recientes y el debate sobre la caza está descontextualizado, desenfocado y mal valorado, es una cuestión cultural profunda, no es una moda ni un capricho y requiere un debate filosófico sosegado. Tenemos que evolucionar como sociedad, pero hay un millón de cuestiones urgentes, reales y sangrantes que quizás merecen más estudio, dedicación y pasión en su defensa. Vivimos en una encrucijada en la que está en peligro la propia supervivencia del hombre, y el planeta tal y como lo conocemos.
Al final, como todo en nuestros días, esta cuestión ha llegado al ámbito de la política y, en lugar de dignificarse y ponderarse, ha pasado a instrumentalizarse, manipulándose y dando lugar a una polémica partidista ajena tanto al fondo y esencia dr la caza como a las personas interesadas. Por desgracia esta perversión del uso de la política la vuelve contra el pueblo y , muchas veces, como en el tema de la caza, termina enfrentando a diferentes grupos sociales que sin comerlo ni beberlo se ven inmersos en medio de una espiral de disputas y tensiones gratuitas, provocadas interesadamente y sin solución aparente. Lo único que se saca en claro es el rédito político y electoral de unos señores a los que simplemente se la trae al pairo todo lo que no sea su propio beneficio. Esto si que es un motivo de reflexión, esta facilidad que hay para utilizar los mecanismos del sistema para enredar y enfrentar en lugar de dialogar y resolver.
Los medios de la derecha de comunicación de la derecha presumen de que Vox, el partido de la extrema derecha, representa al 99% de los cazadores de Andalucía. Obviamente los números no salen, porque no tiene ni pies ni cabeza insinuar siquiera que practicamente todos los cazadores comparten toda la ideología de este partido. Qué más quisieran. Pero, igual que en tantas mentiras, hay un fondo de veracidad; se está aprovechando el descontento de el sector de la caza y se está alimentando torticeramente el temor y el miedo, infundados, a una presunta regularización inminente, desde fuera, caprichosa y arbitraria que venden poco menos que catastrófica. Y todo para que, aprovechando que el Tajo pasa `por Madrid, florezca con fuerza la extrema derecha y se anuncie que son los cazadores unos defensores fundamentales de estas ideas. Esta burrada solo puede perjudicar a este sector y a muchas personas que lo practican y son ajenas a las bajezas del juego sucio en política.
Lo que está pasando, la "caza" que hay en el trasfondo es la de los votos, la de las voluntades, la de los cargos y la del poder. Para ello no dudan en utilizar a unos y otros para levantar liebres de polémica, enfrentamientos y enredos donde la ganancia de los pescadores esté asegurada.
Todos los sectores tienen, deben, vigilar y mirar por sus intereses, Cazadores, funcionarios, agricultores, jubilados, estudiantes, vecinos, dependientes..., pero esto debe de hacerse con las garantías suficientes de que no se manipule a ningún colectivo en favor de terceros. Cada vez que se corrompe y pervierte el sistema mediante el engaño y la falsedad, para enfrentarnos a unos con otros, la Democracia sale perdiendo y todos con ella. Ya sé que, por desgracia, esto mismo pasa todos los días a una u otra escala. Así pues abramos los ojos y no dejemos que nos enreden.
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