Marmolejo en el Congreso socialista de Sevilla, o no.

Cuanto listo anda suelto.
Tuvo que dar un manotazo en la mesa, mirar uno a uno a los asistentes, sin mediar más palabra que la exigencia de que se repitiera la votación, pero esta vez a mano alzada, para meterle el miedo en el cuerpo a los presentes. Miedo no, pánico, y donde voté en secreto "digo, ahora digo diego" a mano alzada, y así consiguió el señor relaño, en Marmolejo, el pasaporte para estar presente, mañana y pasado..., en el Congreso de Sevilla.

Que le vamos a hacer, Manolo, otra vez será. Lo raro es que ni de acompañante te quiera, según parece, y sea una concejala la que le acompañe en tan decisivo trance para el futuro del partido socialista en Andalucía. Lo dicho, otra vez será. Cuando haya en Marmolejo más normalidad democrática y cuando un puñetazo en la mesa y dos voces destempladas de un crápula no dirijan los destinos de todo un colectivo con tanta trayectoria, historia, y peso especifico en la vida marmolejeña como el Psoe.

Le puede pasar a cualquiera, no te culpes por ello. Suele pasar que hay abusones en todos los rincones de este suelo patrio, que se creen que el sol solo sale para ellos, que se merecen e incluso exigen la cúspide de la pirámide como vivienda habitual, la clave está en  saber pararles los pies a tiempo, antes de que se crean que todo lo que alcanza la vista es suyo y que todo lo que crece, respira y se mueve ha de ser bajo su voluntad. Pero la Izquierda no es así, lo sabemos muchos. A ver si con el tiempo nos enteramos todos.