Marmolejo, el futuro está en servir al pueblo por encima de los partidos.

Ha llegado la hora de estar a la altura y dar el siguiente paso.

A veces un agricultor sale a la calle y se queda mirando para donde corre el viento, de donde vienen las nubes y escudriña el horizonte para ver si el agua, bendita agua, llega por fin a esta sedienta tierra. Digo a veces, por no decir a diario, aún a sabiendas que quedan meses de sequía y que una gran parte de la cosecha de aceituna, está perdida, porque ni siquiera hay en el olivo, aún así los hombres del campo de este pueblo no paran de sopesar que el aire solano no apriete, secando aún más la tierra, que sería bueno que refrescara un poco, para que la diferencias de temperaturas entre el día y la noche no castigaran la huerta... y es que resulta que estos toscos hombres, de pocas palabras, tez quemada y manos encallecidas, en lo suyo, son sabios y su sabiduría la han adquirido, en parte heredada de otros labriegos como ellos y en parte a golpes de azada y legón, pero sobre todo a golpes con la vida, sufriendo reveses y tragándose el orgullo, frente a una naturaleza traicionera y un mercado imprevisible y despiadado. Así creo que son todos los agricultores de Andalucía y seguro que los de mas allá y que lo que les une es la pericia en su oficio y la lucha constante con la naturaleza, su lugar de trabajo, su condena y su vida, por así decirlo.

Marmolejo es un pueblo eminentemente agrícola y hubo un tiempo en que lo fue mucho más, pero aún hoy sigue guardando en su idiosincrasia la esencia del espíritu del campesino, de su tozudez y de su reflexión constante, a horcajadas sobre cualquier chorro o besana motivo de su industria, labrando, entresacando, despuntando o recolectando, es igual, pero siempre cavilando, a su manera, con su forma de ver el mundo, sobre las cosas y las personas que le rodean y afectan. En gran medida somos hijos de esa forma de enfocar la vida, laboriosa y sacrificada, pero responsable. Tremendamente exigente, crítica y sensata, como hacían  ellos, pidiendo a los demás que también se pensaran  muy bien las cosas, que no se hablara por hablar y que se sea consecuente con los actos. No valen los engaños, mentiras, faroles, ni bravuconadas de siempre, ahora hay que ser cabal y llevar los pantalones bien puestos, y cuando se dé la palabra o  la mano, la ha dado un hombre, eso va a misa, es un contrato más fuerte que los papeles, se ha firmado dando la cara y apretando las manos, las que trabajan, el capital más preciado del campesino y las que llevan el alimento a la casa.

Quizás, por todo esto, cuando los hombre y mujeres de nuestro pueblo miran hoy hacia el ayuntamiento, esperan eso mismo de los políticos, de unos y otros. Que sean sabios y reflexivos en su oficio, que tengan palabra y la mantengan en el transcurso de su trabajo, de su administración pública, de su compromiso con la sociedad marmolejeña. Les perdonarán mil veces que se equivoquen, pero ni una que no sean formales o que entre ellos se comporten con deslealtad o falta de madurez, como si su trabajo no se lo tomaran en serio, en definitiva, no perdonarán que los representen unos políticos cuyo código de conducta no sea otro que trabajar en el estricto amor a su pueblo y anden, como en estos veinticuatro años anteriores, barriendo para el partido, imponiendo la táctica del enfrentamiento y el  miedo y siempre dejando al marmolejeño en segundo plano.

Por eso hay que hilar muy fino, los vecinos ya estamos hartos, hemos tenido suficiente de eso, ya no hemos  cansado de no avanzar, de dar vueltas en círculo, y queremos empezar a andar hacia un objetivo concreto que se llama futuro, que se llama Marmolejo, es lo lógico, es lo que toca después de lo que ha pasado, ya hay libertad y es inevitable tomar un nuevo rumbo. Ha llegado el momento de estar a la altura, de ser capaces de hacer municipio, de dar el siguiente paso, de ser maduros y responsables, de hacer lo que se espera de quien tiene la capacidad y la obligación de liderar a los vecinos y marcar el camino, por fin de la auténtica transición marmolejeña. No basta con haber llegado hasta aquí, no ha sido fácil, pero no es suficiente, es ahora cuando viene el verdadero reto, el de dejar de mirarse el ombligo y poner la vista en un horizonte social, ilusionante y compartido. Los vecinos lo esperan y los políticos tienen que estar preparados y no fallarles.

Es una responsabilidad muy seria e importante, la que recae sobre los hombros de los políticos marmolejeños; sobre el Equipo de Gobierno, porque ellos han de encabezar la marcha sin fisuras, dar ejemplo, tener la valentía de aventurarse por el nuevo camino de la puesta en valor de una sociedad renovada, más sensible, más consciente de sí misma, más participativa, con unos valores colectivos muy marcados, de todos, para todos, con todos y entre todos, dejando la obsesión por el partido a un lado y trabajando codo con codo con los vecinos, hasta que se fundan con ellos en la consecución del objetivo común, del avance real de la sociedad marmolejeña en su aspiración legítima al bienestar y la convivencia sin sobresaltos, a sentir que Marmolejo somos todos y es de los que juntos lo construimos día a día, para nosotros y los que vengan. Ha llegado el momento de que la batalla política, por el gobierno municipal, quede acallada en un tercer plano alejado de intrigas y enfrentamientos gratuitos que no aportan nada, ni benefician a nadie, solo a los que no quieren que Marmolejo avance.

Sería un fracaso no estar a la altura, este es el verdadero reto de la legislatura, que nadie se crea que con llegar al ayuntamiento está todo hecho y que el resto del tiempo hay que dedicarlo a mantenerse y  medrar votos para el futuro. Eso sería un error. Si dedicamos el tiempo a practicar políticas continuístas y no a desarrollar todas las áreas de trabajo y conseguir un avance social real, teniendo en cuenta las diferentes realidadse asociativas, dentro de tres años estaremos donde empezamos, no se habrá dado ni un paso adelante, volverán las mismas historias, la misma inquina, el mismo enfrentamiento y las mismas víctimas, el pueblo de Marmolejo. Entonces si se podrá decir que no se ve diferencia y que el éxito de la legislatura ha sido muy limitado.

En cuanto a la oposición, a los socialistas, si fueran capaces de entender que el municipalismo debe de estar por encima del partidismo, que los vecinos beben de estar por encima de los afiliados, que la política debe de estar al servicio del pueblo y no del partido, que Marmolejo somos todos iguales y que si avanza la sociedad avanzamos todos. Si comprendieran que a ellos también les interesa, y mucho, abrazar este cambio de actitud, cambiar el enfrentamiento por la colaboración, el boicot por la complicidad, el pasado por el futuro, la integración por la auto exclusión, la reforma interna profunda por el continuismo, entonces estarían cumpliendo el papel que la historia les reclama en este momento y se habría dado un paso de gigante. Lo contrario no beneficia a nadie, lo contrario es marear la perdíz intentando confundir, embrollar e intentar sacar tajada del río revuelto, lo de siempre..