John Brown
Iohannes Maurus
La última reforma del código penal español ha sido considerada, incluso por los medios de prensa afectos al régimen español, como la más dura desde la Transición. Efectivamente, se trata de una reforma que introduce en la legislación normas que obedecen a una doctrina penal muy alejada de la propia de las democracias liberales. Así, por ejemplo, contempla, además del endurecimiento de numerosas penas por delitos y faltas relacionados con el orden público, la prisión indefinida "revisable" y la custodia de los presos que se consideran "peligrosos". Aunque sea de manera subrepticia para respetar al menos formalmente la Constitución y los convenios de derechos humanos firmados por España que prohiben la cadena perpetua, se introducen sustitutos "suaves" de la pena de muerte que equivalen como esta a la anulación social del individuo condenado a esas penas.
La idea que domina en esta nueva normativa no es otra que el viejo principio caro a la derecha y al conjunto del partido del orden (el stalinismo también lo introdujo en su derecho penal) cuyo enunciado popular es "quien la hace la paga". Conforme a esta máxima, de lo que se trata es de que ningún crimen quede impune, pues si así fuera la sociedad en su conjunto y la víctima en particular habrían sido gravemente dañadas sin obtener reparación. La fórmula "quien la hace la paga", cara al fundador del Partido Popular, Manuel Fraga Iribarne, así como a su maestro Carl Schmitt, es una versión populista de la principal máxima jurídico-penal del nacional-socialismo cuyo enunciado latino es "nullum crimen sine poena" (no hay crimen sin castigo). Leer entero.
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