Con los millones de la deuda ahora se podrían dar más de trescientos mil jornales en Marmolejo.

¿Nunca se preocuparon en pensar que en sus excesos se comían los jornales del futuro?
Que se sepa de donde vienen las fatigas y la ruina para muchos vecinos a los que ahora no se puede amparar
Con los millones de la deuda ahora se podrían dar más de trescientos mil jornales en Marmolejo.
El Pleno: Lozano lleva muy mal el destete político, todo se le vuelve bregar, despotricar y gruñir buscando volver a la teta.

No hay nada tan español como la picaresca. Esta, siendo una forma de vida enraizada en lo más profundo de la idiosincrasia hispana de todos los tiempos, además  ha dado nombre a todo un género literario, y particularmente, dentro de este yo me quedo con el Lazarillo de Tormes.

Es curioso como la lectura de los clásicos de la edad de oro de la literatura española, lejos de caer en saco roto, ilustra pasajes de la vida cotidiana reflejando vivos paralelismos entre circunstancias y  personajes reales de hoy en día y algunos de los descritos en aquella época. Y es que anoche, viendo el pleno y escuchando a Manolo Lozano, se me vino a la memoria el tercer amo del Lazarillo, un hidalgo muerto de hambre que decía tener patrimonio y prometía buenas comidas, pero que en su miserable casa alquilada nunca se comía, y eso que cuando salía hambriento y medio desmallado a la calle, lo hacía con un palillo entre los dientes, fingiendo hurgar los restos de un almuerzo o cena inexistentes de los que se jactaba a voces.

Esta, pero trasladado a la política marmolejeña es una de las varias imágenes que me evocaron anoche el pleno, al contemplar como en su defenestración política, cada vez más evidente, Lozano habla siempre como si acabara de ganar por mayoría absoluta las próximas elecciones, yendo de sobrado en lo que más le falta, que es tener la era limpia, inspirar confianza  y que la gente, incluidos los suyos,  le quiera para tener presente o futuro político en Marmolejo, y que en el culmen de su impopularidad se jacta, como hacía el hidalgo con la comida, de que le sobran apoyos vecinales y los vecinos le paran por la calle continuamente para bailarle el agua. Eso no se lo cree ni él. El hambre, en este caso política, que es muy mala. Claro que de tenerlo  todo, de tener un pueblo a sus pies, a no tener nada, excepto la caridad el partido y los "ahorros políticos", es duro acostumbrarse.

Eso me recuerda la segunda impresión que me produjo la intervención en el pleno de este señor y es que la cantinela que traía, la música y la letra ya la había oído ya antes, pero en otro contexto. Esa especie de gruñido incesante y cansino, ese emperro infantiloide  y machacón por irse por los cerros de Úbeda e insistir y reeditar temas ya superados y argumentos anacrónicos sin venir a cuento, me recordaba vagamente las lloreras de los chiquillos chicos  de teta, los  bebés cuando están "cansinos" y tienen sueño, hasta que se duermen. pero más cargado de bombo, con más mala leche. Algo muy parecido a lo que ciertas especies de animales lactantes les pasa cuando se destetan, gruñen, chillan y muerden mientras buscan la teta desesperadamente. Y es el caso que es un proceso necesario en la vida, dejar la ubre cuando llega el momento, so pena de que puede incluso correr peligro la vida de la madre, cuando los vastagos, propios o arrimados, no tienen hartura. En Marmolejo, se ha abusado veinte millones de veces de lo que se tenía que haber respetado, y hoy por hoy, como dice la canción, "para la leche que da la vaca, que se la tome el ternero", lo poco que hay en el Ayuntamiento, es para paliar necesidades de los vecinos y pagar las deudas heredadas de Manolo Lozano y sus compañeros , de cuando vivían la dolce vita y nadie les controlaba las cuentas. ¿Nunca se preocuparon en pensar que sus excesos se comían los jornales del futuro, que significarían las fatigas y la ruina para muchos vecinos a los que ahora no se puede amparar?

Lozano, dijo muchas cosas, como siempre, casi todas mentira y muy pocas relacionadas con el pleno. Las consignas de turno, las tres ideas que tocaba sacar, despotricar, insultar, sembrar dudas y enredar, cortinas de humo, presumir de lo que no se tiene, huir hacia adelante, inventar su mundo felíz, vender la piel del oso y eximirse de cualquier tipo de responsabilidad; parece ser que los últimos ocho años de gestión municipal en los que era un máximo responsable en concejalías como Urbanismo, Teniente de Alcalde y mano derecha de Relaño, esos años estaba en la inopia o en otro planeta. Las culpas todas al finado, el m... al hoyo y ellos al bollo. Es lo que pasean por los juzgados y despachos y creen que les va a salvar de dar cuentas.

Lo demás fue estrategia barata, recursos de libreta de primaria, mucho retratarse, mucho guau-guau y muy poco o nada de sustancia. En la entrevista final, echó el resto y fue imaginativo en cuanto a insultos y mentiras. Esto en otros tiempos, hubiera sido de algún interés, pero ahora aburre ver como exige que se haga de urgencia lo que él personalmente no hizo en ocho años. Aburren sus contradicciones, falacias y fanfarronadas, es penoso intentar analizar cada estupidez, cada gruñido de este personaje en su destete político, cuando ya sabemos todos que es lo que quiere; volver a terminar de estrujar las ubres, las cuentas, el crédito y la economía municipal, engordar a su costa pese a quien pese, así se hundiera para siempre Marmolejo.

Anda ya!!! Si en Marmolejo, en el Ayuntamiento, no pasa nada malo de lo que el Psoe de Manolo Lozano, no tenga la culpa. Si los marmolejeños no tuviéramos la deuda tan criminal que nos machaca, habría mucho trabajo; las bolsas de trabajo se dotarían de cientos de miles de euros y los fondos propios serían la salvación de la crisis para muchas y muchas familias marmolejeñas que están en situación crítica en estos momentos. Pensemos entonces, quién es el responsable primero y último de la ruina que hay en Marmolejo... Que no nos tomen más por tontos!!! El mismo que se permitió anoche acusar de mala gestión y mentir a un equipo de gobierno y un Alcalde que no dan abastos a pagar trampas generadas por él, se va riendo de los vecinos. Hay que tener poca vergüenza.