No volvamos a ser coto de caza de las reálas cristobistas. En Marmolejo, nunca más.

Que no nos sangren más, que se busquen la vida por si mismos.

Veamos como lo han hecho, como se prepara una sociedad para el matadero, como se le asesina el futuro, chupándole hasta la última gota de presente y de esperanza, y como, en consecuencia, unos cuantos engordan cazando en manada a sus anchas en una sociedad desorientada, engañada, anestesiada y asustada.

Siempre he pensado, erróneamente, que el gran pecado del cristobismo fue mantener a los vecinos enfrentados, pero eso solo era una condición necesaria para conseguir sus fines. Igual que esta condición a lo largo de la reciente historia cristobista se dieron otras muchas condiciones que prepararon el escenario ideal para la tormenta perfecta de saqueo en la sociedad marmolejeña.

Marmolejo no solo ha sido un cortijo en manos de unos cuantos, sino que la realidad se ha revelado mucho más aterradora; Marmolejo ha sido un experimento controlado y calculado de poder, parasitismo, acoso y derribo contra una sociedad entera por parte de una minoría. Un expolio sistemático contra todo lo que debe de conformar un grupo social, un pueblo; contra lo cultural, contra lo material, contra la organización y la vertebración social, y lo que es más grave, una sangría permanente de riqueza, oportunidades y esperanza.

Los marmolejeños, casi dos mil grupos familiares, hemos vivido, casi sin saber como ni porqué, una pesadilla en la que apenas unas docenas de familias han dominado, esquilmado y vivido a costa de el resto, como verdaderos parásitos, bajo las siglas usurpadas del psoe, han disfrutado de beneficios que se les negaban al resto y prosperado a su costa. Este el el crimen del cristobismo, que ha tratado al 95% del pueblo de Marmolejo como ganado del que se puede disponer, aprovechar tiránicamente en beneficio propio y al que no hay que dar nada a cambio. Lo curioso es que a la mayoría de los que han entrado en el juego también solo han sido una herramienta para formar una guardia pretoriana de dobermans, palmeros, lameculos, chivatos, enchufados y aduladores para proteger el corazón negro de la máxima corrupción, la zona cero, donde todo era posible, todo estaba permitido, todo se sabía, todo se apuntaba,  todo se dirigía y paradógicamente, nada se gobernaba, el fin no era ese, el fin era el poder, la riqueza y la impunidad.

Durante años, en Marmolejo, el carnet del Psoe ha dado más trabajo que el cartón del paro. Esa ha sido siempre la clave y a esas andadas evocan los actuales líderes, recién ascendidos de palmeros a "cerebros" del partido. El mismo Ayuntamiento, Diputación y cuantas empresas dependen de ella, Aguas Jaén,  la recogida de basura, hospitales, depuradoras, Tragsa, Egmasa, Prodecan y tantas otras oportunidades de trabajo eventuales o fijas, hasta el mismo PER...,  han estado siempre reservadas para los del carnet y la lealtad probada.

Durante años, unas docenas de familias se han aprovechado de todo un pueblo reservándose solo para ellas la oportunidad de que los demás vecinos optaran a todos esos puestos de trabajo. A lo que dos mil familias tenían derecho, se reservó para unos cuantos. Por eso chillan ahora, por eso no quieren que nada cambie, por eso hay tanta agresividad, tanta intolerancia, tanto ataque agrio y desproporcionado, tanto boicot y tanto interés en autoexcluirse de los actos oficiales. Porque la fórmula que están empleando es asegurar un apartheid, prometer a los mismos más de los mismo, el resto del pueblo no importa, y correr la voz de que  "pronto" el carnet del psoe volverá a abrir las puertas solo para los escogidos y por eso volverá a haber trabajo, porque serán muchos menos para repartirlo.

Ese es el verdadero crimen; haber despojado a todo un pueblo de sus oportunidades legítimas, los hijos e hijas de los marmolejeños "sin carnet" han sido privados de sus derechos, se les robó el presente y se atentó contra su futuro, condenándolos a buscarse la vida en inferioridad de condiciones. Lo más sagrado de la democracia, la igualdad de oportunidades, en Marmolejo, no ha sido nunca real. La esencia del socialismo ha sido atacada, se la han pasado por el arco del triunfo, los mismos que se dicen llamar socialistas, los mismos que han creado una sociedad de castas; unos con privilegios en virtud de su filiación y el resto condenados a servir a los primeros. Y sin saberlo, porque este secreto a voces ha sido tabú desde siempre, que unos estaban para que otros pudieran comerse sus derecho y oportunidades. Una especie de vampirismo asqueroso en el que algunos languidecen esperando su oportunidad toda la vida mientras otros viven de habérsela  "chupado" directamente de la vena de la administración socialista.

En realidad ha sido otra manipulación del régimen para perpetuarse: el cristobismo ha intentado mantener una población estable de adeptos y flotante del resto. El pan se le aseguraba solo a una camarilla, en la que ingresar suponía muchas prebendas y privilegios así como, en cualquier secta, la defensa a ultranza del sistema y el líder, por eso no entraba cualquiera; no se admitía a nadie que cuestionara a uno u otro o los pusiera en peligro.

El cristobismo, cada día más desenmascardo, no para de sorprendernos, de la complejidad y esfuerzos que hacían para mantener el poder y lo poco que se hacía por el pueblo de Marmolejo. Menos mal que se están abriendo los ojos. Es sumamente importante estar alertas y no volver a caer en la trampa. Es vital para una sociedad no dejar que unos cuantos se aprovechen y vivan de lo que pertenece a todos. Es clave no dejar que esto se repita, porque en ese momento seremos otra vez ganado, ni siquiera personas, ya que nos habrán despojado de nuestros derechos y oportunidades en la sociedad y solo estaremos para servir a la codicia de los que todos conocemos. No volvamos a ser coto de caza de las realas cristobistas. En Marmolejo, nunca más. Que no nos sangren más, que se busquen la vida por si mismos.