sábado, 4 de abril de 2015
MARMOLEJO SÍ
Hace ahora 32 años fui elegido por el Partido Socialista para encabezar la candidatura a las elecciones municipales de mayo de 1983. Llevaba militando en el partido que fundara Pablo Iglesias, desde que terminé el servicio militar en 1980 realizado tras la finalización de los estudios de Filosofía y Letras en Granada. Aún recuerdo el acto de presentación de la candidatura en la vieja Biblioteca con presencia de Antonio Ojeda, años después, presidente del Parlamento Andaluz, y Luis Benavides Cano, diputado por Jaén en el primer parlamento andaluz de la sevillana plaza del Duque.
Por entonces en el partido Socialista se encontraba un nutrido grupo de afiliados provenientes, en su mayoría, de la 2ª República Leer entero
Con gente como Manuel Perales Solís voy yo donde haga falta. Si este hombre apoya a esta agrupación de MARMOLEJO SÍ será porque ha visto que es lo mejor para el pueblo. No a los CORRUPTOS. Mi total apoyo a MARMOLEJO SÍ.
ResponderEliminarQuiero apuntar un hecho, quizás poco conocido, en relación a esos primeros pasos de la Democracia recordados por Manolo Perales, cuando aún no había siquiera Ayuntamientos democráticos. En la Semana Santa de 1977 un reducido grupo de jóvenes, cada cual desde distintos ámbitos de la izquierda, entre los que estaban: Paco Linares, Perico Llorente, Vicente Reca Robles, Jorge Martín, Manolo Perales, su hermano Francisco Javier, etc, realizaron una campaña de concienciación ciudadana con reparto de propaganda en la que reivindicaban más democracia y más libertad y socialismo para nuestro país. Luego eran citados, el 7 de abril (Jueves Santo), a declarar al Cuartel siendo interrogados por el sargento Cachinero en relación a pegatinas y pasquines de elaboración casera, distribuidos por los lugares más transitados de la población, y que, curiosamente, algunos de ellos, mantenían a buen recaudo, junto al altar de Nuestro Padre Jesús, mientras se dedicaban al montaje de los pasos de Semana Santa. Cuando salían de Jesús, ya bien de noche, repartían estas pegatinas por el pueblo. Algunos afiliados de los más veteranos, tanto del Partido Socialista como del Partido Comunista, se movilizaron para ir a apoyarlos ante la puerta del cuartel para que los dejasen salir. Finalmente los dejaron marchar, pero eso sí, controlados discretamente hasta el mismo momento en que Adolfo Suárez legalizaba, el Sábado Santo, el Partido Comunista de España.
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