Lo único que hace falta para entrar en ese circuito es I + I + I (Iniciativa, Imaginación, Infraestructuras)

Viene del blog Útica Incógnita.

Poblado de San Julián: realismo mágico y arte urbano

Plaza Mayor del Poblado de San Julián.
Foto: Asociación Fuente Agria

Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había de recordar aquella tarde remota en que su padre lo llevó a conocer el hielo. Macondo era entonces una aldea de veinte casas de barro y cañabrava construidas a la orilla de un río de aguas diáfanas que se precipitaban por un lecho de piedras pulidas, blancas y enormes como huevos prehistóricos. El mundo era tan reciente, que muchas cosas carecían de nombre, y para mencionarlas había que señalarlas con el dedo...

Gabriel García Márquez nunca ha visitado el Poblado de San Julián. Que se sepa, ni siquiera ha pasado cerca de Marmolejo durante alguna de sus estancias en España. Y sin embargo, la descripción y la atmósfera onírica con las que el Nobel colombiano arrancó la monumental novela Cien años de soledad allá por 1967 sugieren un retrato a vuela pluma de la pedanía, paraíso cercano y a la vez tan remoto como el propio Macondo, Comala y otras aldeas fantásticas de la cartografía literaria latinoamericana de mitad del siglo XX... o de la ficción cinematográfica del nuevo milenio, caso de Espectro, el hospitalario pueblo-jardín de Big Fish (Tim Burton, 2003).

Fabulaciones al margen, y gracias a que ha permanecido ajeno -como a casi todo- a la burbuja inmobiliaria, San Julián es un escenario único en la provincia. Con menos atractivo o parecido han conformado su oferta algunos establecimientos andaluces dedicados al turismo sostenible. Lo único que hace falta para entrar en ese circuito es I + I + I (Iniciativa, Imaginación, Infraestructuras). El arreglo de unas cuantas calles está bien, pero no es suficiente. Leer entero.