Ayer domingo, festividad del Corpus, mereció la pena madrugar un poco y pasear por el barrio de Regiones y C/ Zapateros. Los vecinos de las diferentes calles por las que iba a pasar la procesión, se volcaron en el tradicional engalanamiento de las mismas, consiguiendo un resultado de película.
Estos hombres y mujeres han dado al resto del pueblo de Marmolejo una lección magistral de colaboración e iniciativa vecinal, demostrando que han sido capaces de afrontar el difícil reto de superar a ediciones anteriores disponiendo de más ilusión que recursos, y dando la impresión de que en el futuro lo van a seguir consiguiendo.
Todo el mundo ha colaborado, mayores y pequeños y pueden estar más que orgullosos de un trabajo que sitúa a Marmolejo como referente turístico consolidado en estas fiestas. La tradición y la cooperación vecinal han sacado lo mejor de los marmolejeños a la calle y, una vez más, hay que felicitarlos por demostrar que Marmolejo es capaz de conseguir lo que se proponga y que sus vecinos son la piedra angular que no falla y sobre la que hay que construir el futuro.
Soy un vecino de unas de las calles por las cuales pasó el Corpus y aunque reconozco que el resultado del trabajo realizado recompensa el calor y esfuerzo sufrido adornando la calle, creo que nos deberíamos plantear de qué manera se podría motivar a los vecinos para que colaboraran en esta labor. A mí personalmente no me vino muy larga la tarea, aunque estar desde las 17:00 esperando el serrín (que llegó sobre las 18:00), luego llegó mi mujer y tres vecinos más y acabar sólo a las 22:00 y porque se acabó el serrín amarillo, no es que me hiciera mucha gracia. También me consta que está situación no fue la misma en el resto de calles pues pude comprobar como la mayoría de vecinos colaboraban. Se ve que la gende de mi calle es un poco especial.
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