POR LOS MARES DE MARMOLEJO
Viendo estos días en la televisión tanta película de magia y fantasía, elfos, trolls, príncipes, reyes, guerreros medievales, orcos y piratas... sobre todo me han llamado la atención los piratas. Personajes depravados de leyenda que robaban y mataban para conseguir un tesoro del que rara vez disfrutaban ya que, según las películas, el único fin que perseguían era esconder las riquezas en alguna remota isla desierta y disputárselo unos a los otros, tal era su codicia.
Al ver tal colección de chusma de la peor calaña, sin ningún atributo positivo, con la estupidez por bandera, con un exceso de crueldad gratuito del que se sienten orgullosos, con la certeza de que no sirven nada más que para obedecer a latigazos a su capitán, sea quien sea, y que fuera de la piratería son unos inadaptados sociales y patológicos, no he podido por menos que acordarme y relacionar la saga de Piratas del Caribe con ciertos personajes públicos del Ayuntamiento de Marmolejo, cuando los piratas iban disfrazados de socialistas.
A lo mejor es cuestión de imaginación, pero es que si se piensa un minuto, habrá pocas figuras mejores con las que se pueda comparar, al gobierno municipal en esa época perversa y lúgubre de la reciente historia de Marmolejo, que con la de algún mítico barco pirata fantasma como La Perla Negra o, mejor aún, El Holandés Errante, repleto de ambición, surrealismo y agresividad, despiadado y maldito al mismo tiempo, cuyo capitán, Davy Jones, vagaba debido a un mal de amores, con el corazón arrancado del pecho, incapaz de sentir amor o compasión. Odiado y temido, eliminaba a todo el que no le vendía su alma y para hacerse valer era capaz de invocar al Kraken, un ser mitológico devastador sometido a la voluntad de su amo. No sé si la maquinaria del Psoe convocada a capricho para beneficio de unos cuantos, pudiera ser el Kraken que unos y otros hemos visto actuar por estos lares, pero el efecto es el mismo, devastador y calculado.
En la película, El cofre del hombre muerto, queda bien claro que quien acabe con Davy Jones tiene que ocupar su lugar, pero ninguno de sus hombres, a pesar de odiarlo y odiar la maldición a la que les ha arrastrado, se atreve a hacerlo en su cara. Aunque quizás luego, con el tiempo, llegue la traición para salvar el cuello hundiendo su memoria, en realidad nunca le quisieron, solo le soportaron y compartieron pillaje y riquezas.
No falta de nada, ataques a navíos mercantes, que bien pudieran llamarse Dehesilla, Polígono, Teatro, Cine, Pabellón, Obras..., de los que sacaban pingües beneficios, tampoco faltaban traiciones y excesos en la "sede" de la piratería, ese rincón de la Isla de Tortuga, lugar de reunión de mafiosos, desalmados y corsarios a sueldo, quién sabe que es de los tesoros enterrados, producto de la desolación y sin ningún provecho final..., toda una oda a la ambición desmedida, a robar por robar, al poder por el poder y con la moraleja de que cualquier caudal conseguido por esos medios, al final no se disfruta, porque está maldito. Y esa maldición, al final, es el verdadero enemigo que persigue a los piratas hasta acabar con ellos.
No sería justo situar siempre a todo el mundo en el Holandés Errante, también había muchos momentos muy felices en que creían estar navegando en el Princesa del Pacífico de "Vacaciones en el Mar"o el "Barco del Amor" como le llamaban en Sudamérica. Barra libre, vida holgada, ninguna obligación, fiesta permanente, jiji, jaja y que pague le pueblo... Todo un mundo idílico que invitaba a la relajación, a sus cosillas y a darse la vida padre. Lástima que su maldición pirata les alejara de tanta felicidad. Qué envidia para el común de los paisanos, eso de ir sin rumbo fijo, haciendo escalas para divertirse, y siempre costeados, en diferentes lugares como Italia, Canarias, Navarra y tantos otros viajes y sitios sacados de la manga.... lo que son las cosas, hoy con la crisis todo se hace a golpe de remo y queda poco tiempo para intimar ni derrochar.
No hay que olvidar a los que viajaban en otro tipo de embarcación, una muy parecida al arca de Noé, dividida en diferentes empresas y administraciones, privilegiados, en parejas o no, que han sido seleccionados a dedo para salvarse de las penurias del exterior, de la quema que sufre el pueblo, y asegurarse a su costa la continuidad como especie, digo ejecutiva y cúpula socialista, con le yerbero lleno y garantizado, calentitos y secos, lejos del chaparrón de la crisis y otras calamidades. Solo cuando se les exigía pagar su billete, cada cuatro años, salían a poner pancartas y pegar carteles, como precio o peaje ineludible. Tampoco está mal esta vida, pero no está últimamente muy bien vista ni valorada, y menos que lo va a estar.
Ha cambiado mucho esta naviera municipal en los últimos meses, ya he señalado que todo se hace a golpe de remos, los aires no traen el dinero, ni tampoco lo echa un chaparro, ni corren los sobres, ni los jamones, ni siquiera se ha encontrado ningún cofre del tesoro, solo un armario lleno de facturas sin pagar desde hace lustros. Hay quién pudiera ver en estas la punta de un iceberg, el de la nefasta gestión cristobista, contra el que era inevitable chocar, y no le falta razón. El Ayuntamiento hace aguas y no solo por las goteras de todos los edificios municipales, sino que está en continuo peligro por la tremenda rapiña y endeudamiento de estos piratas de secano que un buen día decidieron que era más productivo marcar ellos sus propias leyes y no hacer caso más que a sus propios instintos.
Hoy preferimos creer que, como marcan los cánones democráticos, el viaje municipal es una aventura de descubrimiento, de búsqueda del camino que nos lleve a tierras de Libertad, Dignidad, Solidaridad, Cultura y Trabajo, de recuperación de los valores perdidos, donde reconozcan a Marmolejo como patria de trabajadores honrados y no de piratas. Hoy no se obliga a nadie a enrolarse en las carabelas de este particular descubrimiento, pero el premio, si el viaje sale bien, merece la pena y eso hace que cada día más vecinos se interesen por este proyecto de honradez y futuro. La forma de navegar de los falsos socialistas marmolejeños es obsoleta y muy trasnochada, recuerda a otras épocas de opresión en las que el pueblo no contaba y cada cacique bucanero marcaba sus propias leyes bajo la falsa promesa de que en la mar, en el partido, todos eran iguales, aunque luego unos resultaron ser más iguales que otros.
Cuando hay un buen capitán de nao con un proyecto sólido y compartido, cuando la marinería va toda a una, no hay motivo para no llegar a buen puerto. Habrá que sortear tempestades y dificultades pero entre todos es posible dar la vuelta al mundo las veces que sean necesarias hasta dar con los objetivos marcados. En un bajel comprometido con la causa del futuro de un pueblo, no hay lugar para motines ni cambios de rumbo a favor del interés particular de unos cuantos, no se puede permitir sediciones, revueltas ni tumultos, habría que recordar que para evitar esto está el palo mayor de las obligaciones contraidas, la quilla de la información veraz, la tabla de la soberanía popular, los latigazos de los reproches del pueblo y que todo ello culmina, tardee o temprano, en terminar abandonado en una isla desierta denostado, culpable y marcado. Yo me lo pensaría dos veces antes de amotinarme y traicionar a la causa, porque Marmolejo en eso debe de ser inflexible, tolerancia cero a la tiranía y a la traición.
Salud y felices fiestas a todos.
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