Urdangarin y el 23-F: ¡Arriba la monarquía!
Alfons Cervera
Cartelera Turia (Valencia)
El rey Juan Carlos es un tipo con suerte. No le tocaba ser rey pero lo fue por designación de Franco y más tarde por una Constitución que metió con calzador en su articulado que España pasaba a ser, porque sí, una monarquía parlamentaria. Así que tuvimos rey y reina. Y más tarde príncipe heredero. Y más tarde infantas. Y más tarde esposos de las infantas. Y más tarde hijos de las infantas. Y más tarde esposa del príncipe. Y más tarde hijos del príncipe y la princesa. Y más tarde divorcio de una de las infantas. Y más tarde el otro yerno imputado por supuestos delitos que tienen que ver con la apropiación indebida de dinero público y otros parecidos. Esa apropiación se produce, para más recochineo, aprovechando entidades falsamente solidarias gestadas por Urdangarin. El último episodio de la serie ha sido el aplauso interminable de las Cortes españolas cuando los monarcas hicieron su aparición en el hemiciclo después del discurso de Navidad. Tamaña muestra de reconocimiento me ha hecho pensar que en esos aplausos había escondido el gato por liebre de un recuerdo que a ustedes les puede parecer estrambótico en su relación con las presuntas fechorías del yernísimo pero que a mí no. Me refiero al golpe de Estado del 23 de febrero de 1981. Leer entero.
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