¿Dónde estamos? (II), por Julio Anguita
Julio Anguita, excoordinador general de Izquierda Unida
Segunda entrega de una serie de ocho artículos en los que se sintetiza la intervención de Julio Anguita en el Ateneo de Madrid el pasado día 9 de Marzo.
En el artículo que abría esta serie mantenía que habíamos perdido una guerra. Lo cual no es grave del todo en la medida en que se sea consciente y al analizar las causas nos aprestemos a continuar el enfrentamiento multisecular. Pero situarse ante esta decisión supone (si se quiere ganar) conocer las causas profundas de la derrota, los errores, las ligerezas y las pérdidas de horizonte que han posibilitado la situación actual.
Enuncio que hemos sido derrotados porque globalmente a la lógica del sistema no hemos opuesto otra lógica alternativa con contenidos específicos en lo económico, social, político, cultural y de valores. El sistema es un todo en el que nosotros como ciudadanos estamos inmersos y reproducimos en aspectos que aparentemente no son inherentes a él. Es más, con bastante frecuencia la lucha en el terreno de lo económico social o político acepta valores, enunciados y lógicas que constituyen la esencia misma del sistema que decimos combatir.
La larga, heroica y también cainita historia de las Internacionales obreras ha dejado junto con sus azarosas vicisitudes un acervo de enseñanzas, valores y legados que durante un tiempo parecieron encarnarse en la creación de la URSS. Aquél Estado Obrero “por antonomasia” enfrentado a la tarea de construir otra sociedad pero atendiendo a la necesidad de desarrollar una economía industrial que igualara a Occidente en condiciones internas y externas de adversidad extrema, se consolidó como fortaleza sitiada y referente para todo el proletariado mundial Lo específicamente ruso fue asimilado a la causa universal por la emancipación humana. Fue la consigna del socialismo en un solo país en cuya defensa los partidos hermanos y las organizaciones obreras, debían subordinar sus intereses específicos: nacionales y de clase.
La desaparición de la URSS fue el corolario de una serie de hitos que fueron jalonando su difícil desarrollo: guerra civil, stalinismo, II Guerra Mundial, stajanovismo, Guerra Fría, elevación más que notable de la calidad de vida del pueblo, competencia con USA en el espacio, carrera de armamentos impuesta por los EEUU, etc. La famosa Perestroika no pasó de ser un producto de consumo externo para mayor gloria de un Mijail Gorbachov mimado y admirado fuera de su país. El coloso soviético murió de él mismo. Leer entero.
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