No se puede consentir que un mindundi pueda manipular un censo y quedarse como trofeo un poblado, sus bienes y sus gentes.

Libertad para San Julián, la pedanía secuestrada. Lo que haya que hacer, que se haga rápido.

Hace cuatro días en el blog de la AAVV Poblado de San Julián se hizo una curiosa entrada, básicamente consistía en una frase, calificada "Para la Historia, desde Las Antípodas" y decía así: ¡¡MANOLO!!, ¡¡MANOLO!!, TENEMOS QUE SEGUIR LUCHANDO. (QUE SE NOS ACABA EL CHOLLO).
Obviamente ni se trata de un acertijo, ni se le ha ido la cabeza al administrador del blog, el vecino autónomo. Esta frase tiene su historia, una historia que afecta a muchas personas, a las instituciones y a al voluntad expresada hasta la saciedad de que debe de cambiar el rumbo de la administración local en San Julián. Por lo tanto, era y es una llamada de atención, un mensaje que comunica que la paciencia y la capacidad de sufrir desprecios e injusticias de los vecinos es limitada y denuncia que el aguijón clavado en el desarrollo vecinal, cultural y económico de la pedanía sigue soltando veneno y que ya es hora de sacarlo.

En las Antípodas de Marmolejo, la otra punta del mundo, ocurren anacronías curiosas e inaceptables, es un lugar muy peculiar controlado por personas que no viven allí, gobernado por un forastero elegido por los "ausentes", donde los habitantes reales son perseguidos por razón de su ideología y la cultura es un tabú y está castigada con arresto domiciliario o a vagar por las calles buscando la sombra. Parece otro planeta o que no está en este mundo, y sin embargo, solo nos separan de ellos, de nuestros vecinos, camaradas y hermanos, cinco kilómetros, una distancia abismal insalvable,  con un foso lleno de intolerancia, una empalizada de rencores personales, una muralla construida con ignorancia e incompetencia, unas altas almenas de odio y una torre del homenaje, donde se refugia el tirano que tiene secuestrado el poblado, construida a base de ambición desmedida, trasnochada y absurda, y todo apuntalado y alimentado por los jirones de un partido socialista, tocado y hundido, en la forma que se conocía hasta ahora.

Por lo tanto, el grito de socorro escuchado estos días atrás de "¡¡Manolo!!, ¡¡Manolo!!, Tenemos que seguir luchando", huelga decir que provenía del sátrapa que ve como se queda solo en su ínsula y con su veneno, cuan aguijón separado de un insecto que ya vuela intentando salvar la vida en otra batalla. El zorro no quiere salir del corral donde lleva tantos años comiendo y siendo el amo, pero a la lista de sus fechorías ya le ha llegado la hora de su fin. El mecanismo está preparado, solo hay que hacerlo efectivo, y comprendo perfectamente la impaciencia de los vecinos que esperan, como agua de mayo, que termine esta condena. Lo que haya que hacer, que se haga rápido.

Sería un castigo gratuito alargar innecesariamente la espera de la solución final del conflicto de nuestros vecinos, tan cerca y tan lejos, tan necesitados de Libertad y de las condiciones mínimas para expresarse y desarrollar sus actividades sociales, culturales, recreativas y vecinales en un entorno de normalidad y apoyo institucional, de que sus hijos respiren tolerancia y no exclusión, ni sufran más agravio comparativo por vivir allí. A San Julián hay que acercarlo a Marmolejo, es necesario que no haya solución de continuidad en los derechos ciudadanos y prestaciones públicas, que la última casa del pueblo, alinde con la primera casa del poblado, que sea un barrio más, pero un barrio con el que se ha creado una deuda histórica que hay que pagar religiosamente, son muchos años de abandono, de desviar fondos y perderse asignaciones y subvenciones. Alguien tendrá que dar cuentas de la financiación del poblado en los últimos cinco lustros (no olvidemos que hasta ahora la pedanía no tenía ni número de identificación fiscal), o es que se va a cometer el agravio de no investigar con la misma seriedad que se está haciendo con las cuentas de Marmolejo.

No podemos consentir que, dentro de la empalizada burocrática que lo rodea actualmente, se continúe impunemente vejando los  derechos y aspiraciones de los vecinos, practicando el acoso y derribo de los que no comulgan con la tiranía y sobre todo no se puede consentir, a la alturas de siglo en las que estamos, que un mindundi pueda manipular un censo y quedarse como trofeo un poblado, sus bienes y sus gentes. No puede premiarse la manipulación de la legalidad. Los llamados socialistas marmolejeños, del régimen anterior, han socavado los cimientos del sistema utilizando argucias impresentables, engaño, manipulación del censo, amenazas y boicoteos para quedarse en propiedad con el poblado, beneficiarse de todo lo aprovechable y  como buenos señoritos, tener  a sus vecinos abandonados de la mano de dios para que sepan quien manda. Eso se tiene que acabar pero cuanto antes, ahora o nunca, así que señores del Equipo de Gobierno, a ponerse las pilas y esperamos noticias pronto.