En Marmolejo los albañiles y las niñas y niños de primaria van juntos a la escuela.

Hoy, en Marmolejo, ha comenzado el curso escolar con cierta normalidad. Si se entiende por normalidad que albañiles y chiquillos compartan un colegio dividido entre la modernidad de unas aulas remodeladas y con mobiliario nuevo y el caos que supone una zona cero en obras.
Obviamente, si el reto era que los infantes entraran a clase el día diez de Septiembre, precariamente podemos decir que el objetivo se ha cumplido. Pero la realidad también demuestra que las condiciones de estudio, ruidos, polvo e incomodidades no son ni van a ser óptimas en meses. Y es que resulta que lo que hay en el colegio San Julián, por mucho pecho que saquen los políticos encargados para ver si cae una medalla, es simplemente un apaño.
La obra, nueva, ilusiona y no cabe duda que cuando esté terminada dentro de unos meses conformará unas instalaciones de primer orden que irán acompañadas con un material de primera. Ya era hora. Mientras habrá que minimizar el impacto de las obras en el desarrollo del curso escolar y evitar, en lo posible, que los niños se vean afectados en demasía.
Esperamos, de la misma manera, que además de las aulas necesarias para empezar el curso, se hayan habilitado los espacios comunes e infraestructuras necesarias para que haya desde el principio un ambiente escolar lo más parecido a la normalidad.
Animamos a los responsables municipales de la obra del colegio a que no se duerman y continúen con el esfuerzo ya que ahora empieza lo difícil, que es terminarlo, ya que un centro escolar no son cuatro clases para cubrir el expediente.