El acercamiento de Valderas al PSOE deja desguarnecidos muchos metros cuadrados en la izquierda andaluza

ANDALUCÍA / PUNTADAS SIN HILO
Kafiyas contra corbatas

«Juan Manuel Sánchez Gordillo es uno de los mejores productos de márketing político que ha dado la democracia»
MANUEL CONTRERAS
Día 14/05/2012

Poco después del 25M, en plenas negociaciones entre el PSOE e IU para formar gobierno, me encontré en un bar con Juan Manuel Sánchez

Gordillo, al que saludé socarronamente como futuro consejero de Agricultura. Por la forma en la que me reprochó la gracieta era fácil extraer una doble conclusión: que no iba a entrar en el futuro Gobierno, y que Valderas tenía un serio problema con él.

Aunque se niegue a reconocerlo, Sánchez Gordillo es uno de los mejores productos de márketing político que ha dado la democracia. Su discurso revolucionario articula un neoanarquismo campesino que es visto con condescendencia y cierta simpatía por los medios de comunicación y el resto de las fuerzas políticas, que incluso le perdonan ciertos desvaríos abertzales. Su barba castrista y su aspecto desaliñado terminan de conformar un cliché revolucionario que fascina fuera de Andalucía, donde lo consideran un icono decimonónico y romántico. Pero Sánchez Gordillo es mucho más que un personaje singular, es un dirigente astuto que ha percibido que el acercamiento de Valderas al PSOE deja desguarnecidos muchos metros cuadrados en la izquierda andaluza. Y está convencido de que el futuro de IU estará en manos de quienes no sean abducidos por los socialistas. En twitter, donde ha encontrado un soporte ideal para aventar sus soflamas subversivas, el alcalde de Marinaleda ha dejado una sentencia lapidaria con aspecto de profecía: «Pactar con el PSOE es un error y tal vez la muerte de IU». Sánchez Gordillo se ha apresurado a liderar la oposición a un Diego Valderas que parece más preocupado por colocar a su gente en las consejerías que por las competencias que éstas van a asumir. Es decir, exactamente el camino que siguió el PA, al que le crearon incluso una consejería absurda, Relaciones con el Parlamento. Anguita ya ha censurado el acuerdo, y Gordillo va a seguir erre que erre. Que tenga cuidado Valderas, porque como la legislatura derive en un duelo interno entre kafiyas palestinas y corbatas, al nuevo vicepresidente no le va a llegar el nudo de la suya al cuello.