Ya es imparable: la materia prima es Marmolejo, las herramientas nuestras manos, el guión nuestros sueños y la recompensa es el futuro.

Merece la pena intentarlo, todos a una, para que cuando despierten los señoritos de su sueño ya sea tarde.

Durante demasiados años, Marmolejo, ha funcionado como un cortijo, como una finca en continua montería, había uno que se creía dueño, amo y señor con derecho de pernada, y era el que se beneficiaba del negocio, estaban los invitados y señoritos que se cobraban buenos trofeos, echaban sus buenos ratos y se pegaban la vida padre y luego algunos a los que se trataba como una auténtica reála, ladrando día y noche por un poco de pienso y una pasada de mano por el lomo cuando el amo estaba de humor. Pero eso se ha acabado y este es el cambio más importante que ha vivido Marmolejo en muchos años. Seamos conscientes porque nos va el futuro en ello, nos jugamos volver a perderlo todo en favor de los de siempre.

Algunos han decidido continuar  siendo tratados como perros, siguen ladrando y creyendo hacer méritos, esa es su elección, no conocen otra vida, y ahora, aunque ya no hay gratificación, siguen instintivamente reaccionando como les han enseñado, privados de albedrío y coreando consignas para los señoritos del "partido", a la espera de una recompensa que no llega o intentando escapar de un castigo futuro. Es una lástima y siempre están a tiempo de recuperar la humanidad, de pensar y actuar como hombres libres.  Como otras muchas personas que están dándose cuenta que han vivido engañados, que es la hora de gritar que no son perros ni nunca lo han sido, sino hombres y mujeres con dignidad, la que están recuperando y que les fue arrebatada. Es la hora de recuperar el tiempo perdido, el espíritu de lucha y volver a la carga, esta vez no contra nadie, ni a favor de ningún crápula con ansias de riqueza y poder, esta vez por el pueblo, por nuestros hijos, por Marmolejo y el futuro. Porque hay un futuro para todos, pero hay que pelearlo y ganárselo a pulso y no dejarlo en manos de salvapatrias sin escrúpulos, esos ya sabemos donde están y que es lo que hacen. Nada, solo tratarnos como a perros.

Los señoritos y amigotes del señor, defenestrado y desaparecido, son lo únicos que no se enteran y se parten el pecho tocando los cuernos para arremolinar a su alrededor a cuantos incondicionales puedan, para volver a poner en marcha el cortijo y las monterías... no paran de poner a prueba su capacidad de convocatoria, de pinchar, llamar, insistir e incluso amenazar, pasando lista una y otra vez, esas listas de las que ellos tiran y con las que amenazan, aunque al final, la suya, la de su partido, ante la falta de respuesta es la lista más negra de todas.

En Marmolejo ya ha pasado el tiempo de los señoritos y no se quieren enterar, (a Manolo y Lucho, les gustaría ser Relaño. pero eso es imposible, con este pueblo, no) ni los viejos señoritos que eran lobos arropados con la piel del cordero de la Izquierda y el socialismo, ni  los de ahora de la nueva Derecha, tardofranquistas, asociales, anticomunistas y desertores, mentirosos compulsivos todos y con una finalidad común, volver a hacer del pueblo su reála particular y de Marmolejo su finca privada.  El marchamo común es la cobardía que visten de excusas e intentan disimular con cortinas de humo, de la que culpan a unos y otros y que llevan pegada al cuerpo, tatuada con vergüenza de tal manera que, por mucho que se laven y se froten, no se podrán quitar nunca el estigma de cobardes. El destierro es la única pena posible y aún siendo demasiado indulgente, el pueblo debería pedir la dimisión en bloque de todos los concejales de los dos valientes partidos que se van a tomar dos años largos sabáticos por el morro, por el amor que le tienen a Marmolejo se van a pegar una siesta histórica, dedicados mientras a preparar el discurso de campaña electoral del 2015. Levanto mi copa a su salud, que no les pase ná,  y si tuvieran la misma vergüenza que ambición estarían casa por casa pidiendo perdón en un vía crucis de dos mil y pico estaciones de penitencia, tantas como familias hay en Marmolejo, en lugar de ir lanzando panfletos intentando lavar un miedo, temor, timidez, pusilanimidad, acobardamiento, amilanamiento, apocamiento, cortedad y canguelo que no se lo salta ni un torero.

De aquellos dispendios, tenemos esta ruina, pero de todo se sale y luchando juntos más. Así que ha llegado la hora de arrimar el hombro como hombres libres y ya que la mayoría de los político ha desertado, (quizás sea lo que mejor nos podía haber pasado), tomemos la iniciativa, participemos en la gestión municipal y en la búsqueda de soluciones. Hay mecanismos para ello, las concejalías han formado Asambleas Locales con los vecinos, empresarios y técnicos, cada cual en su área, deportistas, cazadores, hosteleros, agricultores, jóvenes, padres, educadores y comerciantes , entre otros, forman parte de las Asambleas, que tanto miedo daban a Lucho, y que es donde los concejales piden opinión, consejo y apoyo para los proyectos a acometer, allí se habla claro y se tiene conciencia de los problemas, las limitaciones y las prioridades. Se escucha a todo el mundo, pero además las puertas del Ayuntamiento están abiertas para los vecinos, el Alcalde recibe a los vecinos a diario y las propuestas se escuchan y se llevan a cabo. Hay buzones de sugerencias en varios edificios público, en todos los barrios y la información municipal que tantos años lleva vetada empieza a fluir. Además pronto empezarán las Asambleas de Vecinales a ponerse en marcha.

Si no queremos, no le pongamos nombre al proyecto de IU, no es  necesario ni tan importante, porque hace ya tiempo que ha trascendido a los límites del partido y ya es propiedad de muchos marmolejeños. El proyecto es ahora del pueblo, lo que empezó en una humilde cochera como el sueño de un puñado de inconformistas, ahora es una realidad que anda en las calles y las plazas, en las casas y las conversaciones; ya es imparable, la materia prima es Marmolejo, las herramientas nuestras manos, el guión nuestros sueños y la recompensa es el futuro, merece la pena intentarlo, todos a una, que cuando despierten los señoritos de su sueño, ya sea tarde.