Llevamos meses esperando que se pronuncie el Alcalde y cuando lo hace, es tirando basura, anonimamente, matando al mensajero y desviando la atención. Que dimita y no nos avergüence más.

A pesar del peligro que tiene dar pábulo a quien no lo merece y solo se encuentra en su salsa en el barro del enfrentamiento barriobajero, queremos comentar, algún extremo, por salud democrática. (Que no contestar, ya que no está en nuestro ánimo establecer ningún tipo de dialogo con quien está intencionadamente tan lejos de la realidad y lleva tanto veneno dentro. Las serpientes venenosas hay que verlas desde lejos pero no tocarlas)

Ayer encontramos uno de esos libelos, que se hacen llamar "Marmolejo Mañana y Siempre", toda una declaración de intenciones, sabiendo, como ya sabemos, desde hace tiempo, que lo edita Comunicaciones de Marmolejo S.L., empresa de Carlos Sevilla y Cristobal Relaño.

La verdad es que por la forma no deja de ser una charada sin fundamento, pero el contenido lleva implícito una dosis de veneno mediático que, sinceramente, los vecinos de Marmolejo no se merecen. Pasaremos por alto los tira y afloja contra el Marmolejeño popular, ya que esa harina no es de nuestro costal y si quieren gastar papeles y tinta en esas lides, allá ellos, pero no pasaremos de largo en el fondo de los dos primeros artículos, no tiene desperdicio, lo que nos deben de odiar a los marmolejeños estos señores, para tratar de manejarnos a su antojo tan burdamente.

Bajo el título de "si, soy un delincuente", en la primera página, se dedican a dejar bien claro y a modo de reflexión, que la culpa de lo que pasa en las Torrecillas la tienen el que puso la denuncia y los vecinos que construyeron alegremente y punto. No hay ningún reconocimiento de responsabilidad por parte de los que escriben, o sea, los del Ayuntamiento, ni intención de asumirla, si no más bien, se sienten victimas y se proponen, una vez más, como salvadores y punto de apoyo a los vecinos.
Esto es lo que llevan haciendo desde el principio, acusar, escurrir el bulto, enredar y no asumir la responsabilidad, que es lo que busca el juez y el pueblo, confundiendo y desviando la atención lejos de ellos. Pero lo que es intolerable es que lancen papeles por la calle, sin firmar y escondiéndose cobardemente para dejar claro que los únicos responsables de todo son los vecinos. No se puede caer más bajo. ¿Es que no les queda ya nada de Dignidad? Que dimitan y se vayan, pero que no hagan más el payaso con mala leche.

En el siguiente artículo, si se puede llamar así, vuelven a atacar al mensajero. Se quejan de las denuncias sobre el estado de como está Marmolejo en general. Dicen que no resulta atractivo un pueblo tan criticado y vuelven a intentar confundir a los vecinos, los mismos a los que no pueden engañar porque están sufriendo la realidad en sus carnes:
Si hay un 40% de paro, hay que decirlo y afrontarlo  y no esconderse.
Si hay falta de Democracia hay que decirlo y pelearlo en la calle o donde sea pero no callarse.
Si no hay transparencia en la gestión municipal hay que denunciarlo y bien alto, sino seríamos cómplices.
Si el pueblo no estuviera sucio y mal atendido no habría que decirlo.
Si el pasado glorioso ya no está y solo nos queda un futuro incierto, hay que denunciarlo y afrontarlo.
Si a los que mandan les duele que se destapen sus tejemanejes, que se fastidien, porque primero es el pueblo.
Si Marmolejo está arruinado por una mala gestión municipal, que no vengan diciendo que hay que callar y andar, que eso es lo mejor para todos, ¿que se han creído, que pueden tratar a los vecinos como niños o tontos?.
No señor, al pan pan, y al vino, vino. Las cartas sobre la mesa y las cosas claras. Ya no se pueden tapar más desmanes, incapacidad y negligencia. El Ayuntamiento se cae por dentro y por fuera, Marmolejo tiene que resurgir del esfuerzo y la unión de los marmolejeños y estos señores que mandan a las casas papeles anónimos, que habría que ver si los pagan ellos o nosotros, ¿verdad señores Sevilla y Relaño?, que no hagan más daño, que dejen de conspirar contra el pueblo y que se vayan a sus casas.