Políticas económicas después de la muerte del neoliberalismo
Boris Kagarlitsky
Links/Znet
Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens
El sistema económico internacional que se perfiló después del colapso de la Unión Soviética todavía no está muerto, pero está moribundo. Lo vemos todos los días, no solo en informes sobre la crisis sino también en otras noticias de todo el mundo que cuentan la misma historia: el sistema no funciona.
La verdad es que el sistema nunca ha funcionado para los pobres y las clases trabajadoras. No se diseñó con ese propósito, no importa lo que nos digan todo el tiempo sus propagandistas y diversos intelectuales corruptos. El sistema funcionó para las elites: generó una tremenda redistribución de la riqueza y del poder a favor de los que ya eran ricos y poderosos. Aunque las elites no tienen suficiente coraje para admitirlo, hay que transformar el sistema.
Se trata de una verdadera crisis sistémica, si no del capitalismo por lo menos de su forma neoliberal. Y esa crisis no puede superarse mientras no se elimine el neoliberalismo. Dependerá de la escala de las luchas globales y de sus resultados que esto signifique también el fin del capitalismo...
...Las elites acaudaladas ahora se ven obligadas a reconocer que la privatización no ha funcionado, pero por razones obvias no quieren revertirla. La tarea de revertirla, por lo tanto, recae sobre nosotros. Hay mucho más involucrado, sin embargo, que devolver simplemente numerosas compañías a la propiedad pública. Tenemos que reestructurar esas compañías, interconectar sus tecnologías, prácticas y conocimientos. Todos estos elementos deben ser integrados para que sirvan las necesidades del desarrollo, y debemos democratizar la administración.
Necesitamos un nuevo modelo de empresa pública basado en la franqueza, en la eliminación de las fronteras dentro del sector público y en nuevos criterios de eficiencia que incluyan la contribución al desarrollo social. Tenemos que socializar el sistema bancario, eliminando la especulación financiera y alentando la inversión, mientras se suministran microcréditos a pequeñas empresas y a municipios para la creación de empleo y para la experimentación tecnológica a nivel local. La energía y el transporte deben convertirse en servicios públicos, así como la atención sanitaria y la educación, y gran parte de la producción orientada hacia esos sectores también debe ser realizada por empresas públicas. Esto debería formar parte de un esfuerzo general para lograr más interacción e integración. Productores, usuarios y consumidores deben cooperar directamente mediante redes públicas. Leer entero.
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