El último Pleno no tuvo desperdicio.

El viernes pudimos ver por la televisión local el Pleno correspondiente al mes de Febrero. Una vez más pudimos apreciar un espectáculo a caballo entre lo esperpéntico y lo circense. La verdad travestida, oculta y apaleada, al servicio de unos intereses partidistas que impúdicamente no se sostienen.
Se tocaron varios temas, pero las formas y el mensaje no varían en el tiempo, ejercicio de la prepotencia, amenazas, deformación sistemática de la realidad e insulto continuado a la inteligencia del común de los vecinos que esté viendo esta lamentable y Kafkiana función, donde la verdad metamorfosea hasta ajustarse a lo que convenga al alcalde.
Se habló del pago de la Deuda Histórica Andaluza mediante edificios y solares, un autentico timo del “tocomocho” en el que la Administración Central socialista se sacude unos cuantos solares y la Administración Regional los acepta zanjando un tema histórico y delicado con un apaño-trampa inviable e indecente. En cambio, en Marmolejo, estamos más que familiarizados con los pagos de deudas con solares y el grupo socialista estaba encantado con el tema.
Se trató el tema de los restos cadavéricos sacados en la obra de la piscina y arrojados junto con los escombros en la cuneta de la autovía. Según el alcalde, aunque todo el pueblo lo supiera, ni él ni nadie relacionado con la obra supieron nunca ni vieron nada de los restos. Que nadie le avisó, aunque hasta el mismo párroco le habló del tema al concejal de obras unos días antes de que IU acudiera a notificarlo a la autoridad y por dos veces hicieramos en el Pregonao mención a los huesos y a la necesidad de darle una solución rápida y discreta aún siendo el secreto a voces peor guardado del pueblo.
La película que se han montado es que en realidad el asunto es cosa del tripartito en un intento de parar las obras de la piscina. Surrealismo de una autoridad desautorizada por el hartazgo que produce en el pueblo tanto enredo y tanta mentira.
Dos o tres perlas más, como jactarse el alcalde de denunciar a quien atente contra su honor pudiendo pedir indemnizaciones de hasta 90.000 euros. Él, al que hemos oído nombrar de todo a la oposición e incluso a vecinos (no se olvida la famosa frase en el poblado, "me voy... aquí no hay na más que fascistas", cuando se le reclamaba que hiciera algunos arreglos en los accesos), lanzaba de esta manera un aviso a navegantes con la sana intención de que cualquiera que esté interesado en ser concejal de otro partido que no sea el suyo, que se lo piense dos veces. O en otro momento, utilizar el chasquido de dedos para explicar su poder dentro de su partido y que al toque de ese mismo chasquido él moviliza a los jerarcas del Psoe. Un trato solo reservado a mascotas y chulesco y prepotente si se destina a personas.
Bochornoso, si no fuera esa imagen demencial, la imagen de nuestro pueblo y de las manos y cabeza que nos administran y los fantasmas que habitan en ella.