Las obras de la plazoleta de Regiones siguen a buena marcha. Ya se puede ver claramente las intenciones del consistorio de hacer una gran plazoleta, le pese a quien le pese.
De por sí la idea no es mala, ¿a quien no le gusta tener en su barrio un gran espacio de asueto?, pero ¿como de grande?.
La respuesta es clara y no se hace esperar, tan grande como se pueda sin perjudicar ni a personas, ni la convivencia entre vecinos, ni el desarrollo normal de la vida en el barrio, y nada más. No se puede desvestir un santo para vestir otro.
La plazoleta llevaba toda la vida sin arreglar, alguna vez se cambiaron los bancos, y solo eso, el suelo no se tocaba para nada. Ahora, para quedar bien con el barrio, que de eso se trata, en vez de ajustarse a las posibilidades del recinto anterior cogen, y sin preguntar, y se ponen a hacer el triple de plazoleta de la que había. ¿Que hay que comerse el patio de los colegios?, pues se come. ¿Que hay que comerse las calles?, pues se comen. ¿Que hay que dejar un barrio, ya de siempre con dificultades circulatorias, peor todavía?, pues se deja.
Al final puede que a los vecinos les quede una bonita y gran plazoleta, pero quizás sea el remedio peor que la enfermedad y no terminen tan contentos aquellos que cambien una plazuela deteriorada por unas calles intransitables.
No hay que olvidar que el barrio de Regiones, entre calles estrechas de aparcamiento dificil y trafico complicado, tiene un colegio, el mercado de abastos, el ambulatorio, la farmacia y la guardería además de otros comercios y un acceso a la casa de la cultura y el hogar del jubilado.
Mal vamos si eliminamos accesos al barrio y dificultamos la ciculación sin acordarse de que queda toda la obra por hacer en el futuro ambulatorio, allí mismo y en las escuelas vacías, allí mismo y el aparcamiento ...
Camiones, ambulancias, repartidores y madres con escolares puede que se acuerden del "maestro Sosquín".
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