Ya estan aquí los de todos los años. ¿O es que nunca se han ido?

En el Poblado de San Julián, no ganan para sustos. La otra noche, los amigos de lo ajeno, entraron donde los motores del riego de las parcelas y destrozaron todo lo que pudieron, y pudieron mucho.

Es el penúltimo robo de estas características que se produce en la comarca, donde ningún transformador que se precie se ha librado de la visita de los cacos. En esta ocasión además de ramblar con el cobre que pudieran arrancar (según testigos), dejaron destrozados los motores e hicieron todo el daño que pudieron dentro de la caseta. La Guardia Civil ha inspeccionado el recinto y está haciendo las averiguaciones pertinentes. Les deseamos suerte

aunque estos casos, ya se sabe, suelen ser de difícil solución.

El malestar por lo sucedido se suma al que los parcelistas vienen acarreando endemicamente por el robo sistemático, tanto en cultivos como en casillas, que vienen soportando en los últimos años. Algunos además del malestar, hacen hincapié en la situación de desamparo tan injusta que sufren a la que le ven muy dificil solución.

El coste de los daños aún no ha sido valorado definitivamente, pero las primeras estimaciones lo sitúan superior a los 90.000 euros. Esto supone un descalabro importante para la maltrecha economía de los hortelanos que están sufriendo la crisis actual de baja rentabilidad en el campo.

La campaña de aceituna, que no ha hecho más que empezar, esperemos que no nos traiga demasiadas sorpresas en este sentido. Aunque las señales, por el momento, no son esperanzadoras.