martes, 12 de octubre de 2010

El que tanta vida dio a sus personajes, Manuel Alexandre, ha muerto.

Muere Manuel Alexandre, el último histórico del cine español
Era el último superviviente de una generación de actores míticos a la que pertenecieron Fernando Fernán-Gomez o José Luis López Vázquez y que dejaron su impronta en los clásicos de la segunda mitad del siglo XX.
ELENA BOX (DPA), MADRID | ACTUALIZADO 12.10.2010 - 17:09

Manuel Alexandre./ EFE


Su entrañable rostro y su voz, algo cascada, se habían hecho tan habituales en el cine español que ya era mucho más que un secundario de oro. Manuel Alexandre era el último superviviente de una generación de actores históricos a la que pertenecieron Fernando Fernán-Gomez o José Luis López Vázquez, y que dejaron su impronta en los clásicos de la segunda mitad del siglo XX.

Víctima de un cáncer por el que llevaba varios días ingresado en una clínica de Madrid, el actor murió, a falta apenas de un mes para que hubise cumplido 93 años, el 11 de noviembre. Atrás deja un legado de más de 300 películas, decenas de funciones de teatro y un buen puñado de series de televisión que en 2002 le hicieron merecedor de la Medalla del Mérito de las Bellas Artes y, un año después, del Goya de Honor.

El Teatro Español madrileño, en cuyo escenario actuó Alexandre por primera vez a mediados de los años 40, acogerá este miércoles la capilla ardiente con los restos del actor, que más tarde serán incinerados en el Cementerio de la Almudena. Alexandre nació en Madrid como Manuel Alejandre Abarca el 11 de noviembre de 1917. Después de coquetear con la carrera de Derecho, abandonó sus estudios para convertirse en actor, y el estallido de la Guerra Civil (1936-1939) puso fin a su incipiente vocación periodística. En esos años asistió a clases de declamación en el Real Conservatorio, donde conoció al que sería su compañero e íntimo amigo, Fernán-Gómez.

En 1945 debutó -él decía que por casualidad- en el Teatro Español de Madrid, tras acompañar en una prueba a un miliciano de su cuartel. Dos años después dio el salto a la gran pantalla con el filme Dos cuentos para dos (Luis Lucía), pero su verdadero bautismo fue con un pequeño papel de secretario en el clásico de Luis García Berlanga Bienvenido, Mr. Marshall. Desde entonces, Alexandre se convirtió en uno de los actore habituales del cineasta, con quien participó en clásicos como Calabuch, Los jueves, milagro y Plácido hasta sus últimos títulos, como Todos a la cárcel o París-Tombuctú.

De las décadas de los 50 y 60 son también títulos legendarios como Atraco a las tres, de José María Forqué, o Calle Mayor y Muerte de un ciclista, de Juan Antonio Bardem. Su amigo Fernán-Gómez contó con él en Pesadilla para un rico, Fuera de Juego o Lázaro de Tormes (codirigida con José Luis García Sánchez), pero quizá el segundo cineasta que más marcó su carrera fue el manchego José Luis Cuerda. Bajo su batuta, un ya encanecido Alexandre participó en la delirante cinta surrealista Amanece, que no es poco y su secuela no oficial Así en el cielo como en la Tierra, se sumergió en la magia de El bosque animado y encarnó al fray Jerónimo de La marrana.

Sobre las tablas participó junto a José María Rodero en Luces de Bohemia, pero fue la televisión el otro medio donde apuntaló su carrera. Así, actuó en grandes series de la pequeña pantalla como Fortunata y Jacinta, La regenta o la cómica Los ladrones van a la oficina, donde volvió a coincidir con Fernán-Gómez. Y su último gran papel también se lo dio la televisión, cuando interpretó a Francisco Franco en la miniserie 20-N (2008) sobre los últimos día del caudillo.

Amante "de las mujeres y los percebes", como señaló en varias entrevistas, y habitual de las tertulias literarias del mítico café Gijón, dijo alguna vez que echaba de menos haber hecho más "papeles heróicos", pues sobre todo en las últimas décadas su afable veteraní le convirtió en habitual de comedias. Y una de esas interpretaciones le llegó en 2006, con el filme argentino Elsa y Fred (Marcos Carnevale), que protagonizó junto a la uruguaya China Zorrilla. Aquella cinta le valió una nominación al Goya como mejor actor, tres años después de haber recibido el Goya de Honor.

El año pasado, Alexandre recibió la Gran Cruz del Orden Civil de Alfonso X El Sabio a su dilatada trayectoria profesional, donde nunca olvidó promocionar su gran pasión: el teatro. Al entregársela, el presidente del gobierno José Luis Rodríguez Zapatero lo definió como el "superviviente de una estirpe de actores, conocidos como cómicos, que han sabido vivir las vidas que nosotros no nos hemos atrevido a vivir". Ese gremio se ha quedado huérfano.
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