La pobreza en los comedores de las organizaciones eclesiásticas, no es más ni menos pobreza, es la que tenemos, la que quiere que le maten el hambre, la que espera a las puertas del refectorio junto a otras hambres, sin nombre y ni falta que le hace, solo con un ¿porqué?,un ¿como salir? o un ¿hasta cuando?.
La pobreza que aparece en las listas de la limosna del Gobierno, y en las listas de los que no la consiguen, la pobreza nueva que se mezcla y confunde con la pobreza vieja, la que era esperada y la que no se ha visto venir, la que no queremos ver para conjurar el peligro y no caer en ella, la que ha entrado en casa de los vecinos, los primos o los sobrinos, la que algunos intentan remediar, día sí y día también, por caridad cristiana y a otros se les escapa entre los dedos de la mano del Estado laico abierta a los gentiles y los políticos, los avaros y la banca, los mercados y los dignatarios, a esa pobreza la conocemos porque nos la cruzamos demasiadas veces por la calle o la vemos en nuestro espejo.
Pero hay otra pobreza, que puede que sea esta misma, la pobreza necesaria, la que necesitan los poderosos para serlo, la que hace falta para que la opulencia y los dividendos brillen, la que mata de hambre para que otros coman caviar y trufa, la que esclaviza por un plato de arroz para que otros posean fabulosas plantaciones, la que necesita para remediarse más Justicia Social y menos caridad, la que quiere vestido y comida ganados con el sudor y no con agradecimientos, la que entiende de equidad y no de subsidios, la que es mercancía, que se vende y se compra, la pobreza que existe porque interesa, para mantener al pueblo enganchado a un triste e irreal consumismo, sometido al antojo de la banca y al capital que lo exprime y desequilibra la balanza social en favor de las clases acomodadas, espejo en el que el pobre se mira e intenta y aspira emular.
Somos pobres porque seguimos las normas de los ricos y esas están hecha para mantener a cada cual en su sitio. Si queremos que haya menos pobreza, hay que cambiar muchas cosas, la forma de ver la sociedad y sobre todo la de administrar los recursos, si no lo hacemos, estamos condenados a dar las gracias a cualquiera que tenga a bien arrimarnos un plato de lentejas a cambio de nuestra alma, nuestro voto o lo que quieran.
Memoria anual de Cáritas
Los más pobres son los más solidarios
José Manuel Vidal | Madrid
Viene de elmundo.es - Actualizado miércoles 27/10/2010
"Nos sentimos frustrados, angustiados y con un nudo en la garganta ante las necesidades a las que no podemos llegar". Es el lamento dolido del presidente de Cáritas española, Rafael Del Río, ante el aumento creciente de los pobres en esta "enorme crisis"
Sólo en 2009, su institución prestó ayuda de primera necesidad a casi 800.000 personas en España el doble que en 2007. Un dolor esperanzado. Porque, si bien es cierto que se ha duplicado el número de personas atendidas por la organización socio-caritativa de la Iglesia, también se duplicaron los donantes y los socios, amén de crecer los voluntarios.
El número de socios y donantes ha pasado de 225.641 a 472.873. En este capítulo, llama la atención que el donativo medio que recibe la institución es de 10-15 euros. Eso significa, según el secretario general de Cáritas, que "hay muchas personas que comporten lo poco que tienen y que los más pobres son los más solidarios".
Cáritas española presentó su memoria 2009. Con datos y cifras que cuantifican la pobreza y le ponen rostro. "Damos cuenta de lo que hemos visto, hecho y vivido", dice su secretario general, Sebastián Mora. Y ante los resultados de la memoria, "nos sentimos orgullosos de lo hecho, pero dolidos y tristes por el sufrimiento que hay en el mundo y en España".
En concreto, el número de personas atendidas por Cáritas pasó de las 633.315 de 2008 a las 786.273 de 2009, un dato que representa el doble del registrado en 2007 (370.251). Es decir, en los dos últimos años se ha duplicado el número de pobres que acuden a la organización eclesial. Leer entero.
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